Opinión

El invasivo “…si me hago entender”

El invasivo “…si me hago entender”

Por: Luis Orlando Ávila Hernández

Ingeniero agrónomo

El invasivo “…si me hago entender”, que tuve hace unos días que oírle repetidamente a cierto vicerrector de universidad pública en Ibagué, buscando quizá darle valor (semántica) a sus palabras que ni con todos sus posgrados y doctorado lograba dar, parece que es la actual reina de la hermenéutica entre la docta burocracia, pública y privada.

Y es que en el pasado foro “Entre la guerra y la paz: un balance del proceso. Volver a pescar de noche” financiado por la Alcaldía de Ibagué y con la participación del vicepresidente de la Republica, general retirado Oscar Naranjo, parece que la muletilla ignorante en moda del desafortunado vicerrector, cobrara significado pues de los tres oradores del pasado viernes 20 de abril, nunca se mencionó la palabra paramilitarismo (o su metafórica Bacrim, terminó impuesto por la inteligencia israelí y británica que asesora a los antiguos subalternos del hoy vicepresidente).

Menos se hizo alusión al nuevo partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, salvo la excepción hecha por el señor vicepresidente, para mencionar los 50 mil votos de estos en la última elección de congresistas en el país.

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Y si esquiva y ausente fue toda alusión al paramilitarismo y al partido de los reincorporadxs de la antigua guerrilla de las FARC-EP, por lo menos entre los tres oradores del último día del foro o conversatorio o el remoquete que se le quiera dar al acto público con dinero público y con funcionarios públicos, entonces: ¿de qué Tolima se estaba hablando o conversando, o en voz del tristemente vicerrector “haciéndonos entender”?

El señor Jaramillo y el ex procurador y ex fiscal, hablaron de lo suyo: el grito lastimero por el entierro de segunda que el paso del tiempo (y de burocracias) le está dando a la politiquería liberal, partido tan responsable en la matanza colombiana de los últimos dos siglos, como sus contrarios ultra religiosos conservadores y su progenie putativa.

El señor vicepresidente intervino con su consecuente extranjera experiencia y formación (la cual tuve por primera vez que oírle en 2007 en la vereda Piñalito en Vistahermosa en el Meta, cuando ante varias asociaciones campesinas cocaleras llevadas a ruego, con el entonces ministro de defensa y hoy presidente, inauguraban el puesto de policía en su Plan de Consolidación de su igualmente extranjero Plan Colombia).

Sin embargo y talvez por la hermenéutica adquirida en las aulas extranjeras, el vicepresidente Naranjo, al menos contó algo que dio incipiente valor social al conversatorio de ausentes e innombrables: de los 170 municipios teatros de guerra del conflicto por él visitados, al menos 200 mil campesinxs no conocían que el Estado existiera o por lo menos ese que pagaba el conversatorio de paz ibaguereño y que le paga el sueldo al vicerrector de marras.

Eso ya es algo, viniendo de quien viene y sin hacer el menor uso del “…si me hago entender” o gesta discursiva de la nueva academia local.

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Así mismo enlistó los PDET o planes de desarrollo que la Paz y sus dineros, bajo el remoquete de enfoque territorial, sin decirlo o “hacerlo entender”, están auxiliando para no dejarles morir de inanición, a los liberales del Alcalde y del ex fiscal junto a los de la ultraderecha conservadora que reina en la gobernación y en el Tolima, que dicho sea de paso ni por decencia arribaron al conversatorio, a pesar que junto a la FAO y la ADR gastan a manos llenas el dinero de la Paz y a la par critican los Acuerdos de la Habana, mientras lloran faranduleramente a los policías y soldados recientemente asesinados por las Bacrim y cuando, según el mismo vicepresidente, nunca les vio mientras este asistió a los más de 300 actos fúnebres anuales de soldados y policías, caídos en combates anteriores a la firma del Acuerdo por una Paz estable y duradera.

El acto del viernes 20, salvo la excepción hecha por el vicepresidente, me hace recordar que el anterior rector y matemático junto a la misma docta burocracia “entendedora” que hoy subyace bajo el mando del actual rector y abogado, en la misma universidad pública local y en pleno desarrollo de los Acuerdos de la Habana aun sin firmar todos sus puntos, luego de a una campaña electorera, organizó hace dos años un foro o conversatorio de Paz donde igualmente no invitó ni a los entonces legalmente guerrilleros en transición a reincorporarse (la ley se lo permitía) ni a los comandantes retirados de las FFMM y de Policía, y a cambio solo convocó a la reconocida indígena guatemalteca premio nobel de paz, no por lo que ésta significara, sino por el bombo (y el gasto público) burocrático y el invasivo “…si me hago entender” que ya es norma entre la docta burocracia.

Pero, siempre habrá un pero, que la última doctrina académica universitaria no logró esquivar en su sesudo “...si me hago entender”: mientras hablaba (conversaba) el vicepresidente y luego de las arengas del señor Jaramillo y del ex fiscal, la concurrida y farandulera horda sindicalera y la decena de funcionarios de la alcaldía allí presentes, muy tiesos y muy majos “textiaban” (del texting o quizá del sexxting, hoy también en moda) en sus smartphones de última generación, quizá por aquel parafraseo muy colombiano de que “la letra sin sangre, no entra”, no importando que el acto fuera un acto de Paz.

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