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Opinión

Autoritarismo y educación.

Autoritarismo y  educación.

Por: Edgardo Ramírez Polanía


Cuando las sociedades no poseen un sólido conocimiento del funcionamiento del  Estado, sus elegidos donde se hacen las leyes, son susceptibles que sean controlados por quienes tienen el poder económico, gubernamental, político  y hasta religioso. Por eso lo fundamental de la educación, para que el individuo consolide una conducta que le represente en el futuro una capacidad de análisis para sus derechos y de los demás,  como una forma de trabajo y conocimiento de su colectividad. 

Es común que el orgullo y vanidad que genera el oropel de los altos cargos de quienes ejercen autoridad que les hace ver una realidad distinta hasta de creerse poderosos y absolutistas. Existe un comportamiento extraño por parte de algunos grupos marginados socialmente, de rendir culto al poder del dinero, del gobierno o de los religiosos, así se los mire con desprecio. 

Tanto es así, que ante la negativa de las entidades encargadas de aprobar las leyes, amenacen con convocar al pueblo, vale decir, a ejercer la protesta social. Dada la circunstancia, que legalmente el pueblo no posee la facultad de convocar un referendo o una asamblea Constituyente si no son aprobadas por el Congreso o poder legislativo tales iniciativas. Es la democracia formal emanada del  autoritarismo de Estado. Igual sucede en lo religioso que sus reglas de fe se fundan en la sumisión porque sus convicciones también creen ser inmutables, con convicciones categóricas y  afirmaciones supuestamente irrefutables.

En Colombia existen varias clases y estratos para el pago de impuestos que la gente al vivir en los más altos, se consideran más importantes que quienes sí lo son realmente por su formación educativa o cultural. Para esa clase, los medio ricos, los empleados, los obreros, la guacherna y quienes viven del rebusque son un subproducto social. No saben que esas clases sociales no son consecuencia sino prueba del proceso histórico. Es la sociedad colectivizada la que manda y los que obedecen, o mejor, poseedores y desposeídos. 

Por ello el cambio de estructuras que se han planteado es la consecuencia del país que vivimos. Mejorar el modo de vida de los humildes  y desmejorar un mínimo el de la llamada burguesía poseedora, no la que tiene apellidos, no es un cambio de fondo. Los falsos aristócratas piensan que lo siguen siendo, las clases siguen siendo las mismas y por lo mismo no son cambios de estructuras, porque nunca se podrán eliminar las diferencias económicas y las diferencias sociales que forman el sistema, si no es al precio de enterrar revolucionariamente ese mismo sistema, lo cual no es posible ni saludable en nuestra pobreza ancestral por los malos gobernantes, en un país rico en recursos naturales.

Cuando el gobierno para hacer aprobar una reforma amenaza con acudir al pueblo, equivale en acudir a la protesta y está contrariando la misma voluntad popular. Se supone, que los grupos de presión están configurados por el capital industrial y financiero; principalmente por las asociaciones capitalistas y propietarios de los medios de producción; por los directores de las sociedades anónimas y por los ricos o poseedores.

De la misma manera, cuando los religiosos acuden a su forma de educación con los textos que imponen leer, utilizan técnicas para perseverar sus intereses de mantener alejados de la verdad y el análisis a los estudiantes y reforzar la conducta piadosa de los feligreses o el catecismo que están en contravía de la verdadera formación humana. 

No queremos criticar la noble profesión del maestro. La educación requiere de un tratamiento especial y por lo mismo  es una profesión y los que se dedican a ella, lo hacen algunas veces, a causa del refuerzo económico como ocurre con otras profesiones. Enseñar no es solamente una forma de ganarse la vida, es una tarea admirable, porque el maestro constituye una ampliación de la educación  familiar, pero acontece que en algunas asociaciones de religiosos que no tienen descendencia,  la educación según los entendidos es incompleta porque no persigue en ocasiones los fines ejemplares para los cuales están destinados, son el Claudio de la formación descrito por Suetonio. 

Para un pueblo que vive en la pobreza y sólo existe una sola institución educativa en que solamente pueden estudiar quien posee recursos y su mayor preocupación es donde educar sus hijos y como se alimentará la próxima vez, el cielo es un lugar preciso en que se le suministrará no sólo alimentos, sino aquello que desea para sí y su familia. De esta manera, el poder de la instancia religiosa depende de la eficacia ejercida con la amenaza del infierno y la promesa del cielo.

Por eso debemos educar a la población como misión fundamental con la salud, para que alejemos la negra sombra del trueque de la  politiquería y los totalitarismos de derecha e izquierda, que han sido una vergüenza de la sociedad, y propugnemos por una verdadera democracia para todos, en que el Estado esté en función del individuo y no al contrario como ha sucedido en otros gobiernos de ingrata de recordación, para que haya igualdad jurídica y un marco legal contra la arbitrariedad del capricho personal propio de la dominación patrimonial, como lo expresaba Max Weber, y buscar un equilibrio social que nos libre de la injusticia y el odio, dos concepciones oprobiosas que debemos eliminar para siempre.

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