Columnistas
Álvaro Mutis, el embrujo de la creación literaria

la voz de Mutis llenaba los estudios
Por Alberto Santofimio Botero
Bogotano de nacimiento con ancestros antioqueños, a este enorme escritor lo adoptó hasta el delirio el paisaje de la tierra caliente. Lo deslumbró el espectro multicolor de cafetos, altivas palmas e inquietas matas de caña en el modesto fundó de su abuelo, en las alturas del corregimiento de Coello Cocora en la jurisdicción de Ibagué, en las ariscas vertientes de la cordillera central.
Acariciado por el viento, oyendo el rumor repetido de quebradas y ríos, la maravillosa presencia de las flores y los frutos silvestres, el escritor nacido el 25 de agosto de 1923 y educado inicialmente en Bruselas, fue virtualmente adoptado por este entorno de naturaleza fascinante de nuestra tierra tolimense, hasta el punto de haber exclamado en memorable ocasión: “ Todo lo que he escrito esta destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis temores y mis dichas".
Esta declaración de amor y esta confesión de autor de Álvaro Mutis Jaramillo, es tan clara, transparente y rotunda que no requiere explicación adicional para considerarlo por voluntad suya y del paisaje, un genuino valor del Tolima. Por generoso regalo de mi amigo el gran poeta de la patria Eduardo Carranza llegó a mis manos un ejemplar “de los trabajos Perdidos”, inicial obra de Mutis. Carranza quien había sido profesor de literatura de Mutis en el histórico Claustro del Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario, sostenía a quienes éramos sus jóvenes discípulos en las intimas tertulias de su casa, que Mutis llegaría muy lejos en el discurrir de la literatura universal. Mutis, así mismo, había advertido que las lecciones de literatura española de Carranza:” Son para mi un inolvidable y fervorosa iniciación a la poesía”.
Con el correr del tiempo, cuando ya Mutis había sobresalido como vibrante locutor y agudo periodista primero en la emisora Nuevo Mundo y en la radio Nacional, en 1953, el autor había publicado su seductor libro de poemas “ Los elementos del desastre”, donde asomaba Magroll el Gaviero, el fundamental y esencial protagonista de su posterior e inmensa obra literaria, tuve la fortuna de conocer a Mutis de la mano de mi tía Gloria Valencia y de su esposo Álvaro Castaño, en los estudios de la HJCK la emisora de la” inmensa minoría” el luminoso faro de la cultura musical y poética de la mitad del siglo anterior en Colombia.
Allí la voz de Mutis llenaba los estudios y producía en esos auditorios una fascinación solo comparable a las de Alberto Lleras Camargo y Jorge Zalamea las más reconocidas y admiradas voces en los ámbitos políticos y literarios de aquel tiempo. En estas célebres tertulias en las viejas oficinas de la carrera 7 con calle 17 participaban también el entonces promotor del editorial “ Tercer Mundo, Belisario Betancur, en compañía de Fabio Lozano Simonelli, Daniel Arango y Jorge Eliecer Ruiz. En esas mismas instalaciones se oyeron las voces universales de Jorge Luis Borges, Rafael Alberti y Jorge Gaitán Duran, y siempre las prestigiosas de Eduardo Carranza, Jorge Rojas, Juan Lozano y Lozano, León de Greiff, Eduardo Cote Lamus, Arturo Camacho Ramírez, Abelardo Forero Benavides, entre otros.
Cuando aún estaban muy lejos los premios literarios, que luego abrumaron merecidamente, su existencia creadora de novelista, ensayista y poeta, el ejercicio de un generoso mecenazgo bogotano, con artistas, periodistas, pintores, escritores, poetas, comunicadores, llevo a Mutis a un forzado exilio, a una inaudita persecución judicial y a una inmerecida privación de la libertad en una cárcel de Méjico. Allí vivió y padeció el circulo de fuego del dolor humano. Allí su espíritu sufrió las más altas cimas de la desesperación, y su alma fue golpeada por una trágica expiación del dolor de perder la libertad, y sufrir, con perfiles de coraje y gran entereza, ese ambiente nauseabundo de lo que los mejicanos calificaban como el “Palacio Negro”. Esta experiencia inarranable quedo escrita para la posteridad en su “Diario de Lecumberri”.
Sobre este tema lacerante del exilio, y en el caso de Mutis con el agregado de la injusta persecución judicial, vale la pena adentrarnos un momento en el siguiente análisis esclarecedor y denso del gran poeta y escritor Joseph Brodsky en sus ensayos” Del dolor y la razón”: “Si la vida de un escritor exiliado pudiera adscribirse a un determinado género literario, este debería ser el de la tragicomedia ……… Al escritor exiliado le guste o no, los Gastarbeiters y los refugiados de cualquier índole le arrancan de un tirón la orquídea de su solapa.
El ostracismo y el arrinconamiento constituyen tópicos de este siglo y lo que nuestro escritor exiliado tiene en común con un refugiado político es que en ambos casos se trata de un ser humano que huye de algo peor hacia algo mejor ……. Entristecedor, si, porque si algo tiene de bueno el exilio es que nos puede enseñar humildad. Si se me apura me atrevería a sugerir que el exilio proporciona la lección definitiva sobre tal virtud. Y esto, especialmente para un escritor no tiene precio, porque le ofrece la perspectiva mas amplia posible. And thou art far in humanity”(“ y has llegado lejos en humanidad”) como escribió Keats…….El exilio es una condición metafísica. O al menos presenta una marcada y clara dimensión metafísica. No tenerla en cuenta o esquivarla implica engañarse sobre el significado de lo que le ha ocurrido a uno, condenarse a quedar para siempre a merced de los acontecimientos fosilizado en esa condición de victima que no comprende lo que sucede”.
Estas hondas consideraciones del gran escritor y denso poeta, Premio Nobel de literatura en 1987, sirven para entender mejor las aristas sensibles de profunda humildad reconocidas en la correspondencia sostenida durante su prisión en el Palacio Negro por Álvaro Mutis, con su amiga y compañera, y su excelsa conexión con el mundo de la amistad y la intelectualidad, más allá de las rejas de la prisión de Lecumberri. Elena Poniatowska. Sin lo vivido por Mutis y la genialidad del análisis de Joseph Brodsky, seria imposible entender la dimensión y el significado de todo lo que el autor fue capaz de escribir, con posterioridad a la prisión, en sus novelas cuentos y ensayos, sin perder un instante el místico fervor por la poesía.
Para soportar y superar esta espantosa experiencia, fue definitiva para Mutis la amistad y la compañía de la escritora mejicana Elena Poniatowska, como ya lo anotamos ampliamente en el párrafo anterior. Insistimos esta se convirtió en su ángel de la guarda, en su confidente, en su amable y amorosa compañía, y en su contacto con el mundo exterior lo que le permitió a Mutis no perder el contacto con sus amigos escritores como Octavio Paz, Carlos Fuentes, Emilio Gracia Riera y Luis Buñuel entro otros. De esta relación entre Mutis y Elena quedo el testimonio de 12 cartas recogidas por la editorial El ancora Editores, publicada en el 2014 con unas palabras epilogales de Santiago Mutis Duran, el hijo del escritor, excelso guardián de su legado.
De manera rotunda, sobre este tema doloroso y lacerante de la existencia fecunda y plural de Álvaro Mutis el mismo escritor sentenció: “Gracias a esa experiencia, tan profunda como real incontrovertible, he logrado escribir siete novelas que reuní con el título de Empresas y tribulaciones de Magroll el Gaviero. Hasta entonces solo había intentado andar los caminos de la escritura narrativa con algunas historias reunidas bajo el título de la mansión de Araucaima. En los 30 años anteriores había escrito solo poesía. Jamás hubiera conseguido escribir una línea sobre las andanzas de Magroll el Gaviero, que ya me había acompañado a trechos en mi poesía, de no haber vivido esos quince meses en el llamado, con singular acierto. El Palacio Negro”
En una de estas cartas, bordeando los límites entre la desesperación, la soledad, el dolor y la ternura, Mutis le expresa a su amiga la escritora Mejicana;” Convéncete de que estas mucho mas cerca de este poeta in priggione de lo que pueda parecer a veces, cuando las cosas se me derrumban feamente y precisamente cuando solo tú, me salvas del naufragio.”
“Otra cosa es que precisamente por eso te reciba a veces con el ultimo aliento de fuerza que me queda y esperando de tu compañía el necesario para seguir adelante”.
“Sigo con Proust gozando sus cartas y encontrando en ellas cada día mas evidente y mas vivo a uno de los escritore y de los hombres mas admirables y grandes que han existido”. Sin duda la obra Proust influyo de manera determinante en la escritura de Álvaro Mutis.
Desde la cárcel, y a través del hilo conductor de Elena Poniatowska, Mutis mantuvo una franca amistad con el mejicano Octavio Paz, quien luego fuera Premio Nobel de literatura. Sobre esta relación en una de sus misivas Mutis expresa:” La carta de Octavio me hizo un bien muy grande. Una de las cosas que da la cárcel es volver a saborear, como cuando éramos niños, toda muestra de cariño o de interés que alguien tenga con uno. Lo que en la calle hubiera sido, tal vez, una cordial expresión de simpatía nacida de un momento de entusiasmo, aquí se vuelve algo especialmente valioso y lleno de recónditos ecos y ramificaciones sentimentales. La escogencia de los libros no pudo estar mas atinada. Espero que su envió no lo sea menos”.
Desempleo en enero bajó en Ibagué y a nivel nacional
El 4 de junio de 1959, en una de sus célebres cartas a Elena, resume Álvaro Mutis muchas de sus predilecciones de lector de los autores que de manera esencial ejercieron considerable influencia en quien es considerado “uno de los escritores mas relevantes de las letras latinoamericanas de nuestro siglo. Narrador, cronista, y poeta sobre todas las cosas, rescata en su obra el paraíso perdido de la infancia y lo materializa en un universo de una ficción libertadora”.
Con énfasis y elevación emocionada Álvaro Mutis sentencio:” Hoy me dice usted que ira con Octavio a buscar algún libro para mí. No se imagina como les doy vueltas a las mil combinaciones posibles que se me ocurren, sobre lo que irán escogiendo entre lo que imaginan que debe gustarme. Como a estas horas ya estará escogido o escogidos – el obsequio, le puedo contar que soy terriblemente conservador en esto de las letras. Que mis grandes entusiasmos en la prosa apenas llegan a Proust y a Conrad, pasando por Joyce, donde termino. Que en poesía todo se me detiene en Apollinaire y Max Jacob y solo encontró la satisfacción y comunicación absolutas en los tan aprobados Mallarme y Rimbaud para los franceses, llegando a Machado y Neruda en los que escriben en español y deteniéndose en Hopkins en los angloparlantes. Le contare también – le advertí al comienzo que había abierto una compuerta de algo como el Dnieperspetroi de la literatura, usted perdone, pero se lo ha buscado amablemente- que ya solo leo esos pocos autores que lo van ayudando a uno a vivir y se van convirtiendo en algo como un segundo y fiel doble que nos sigue a todas partes y nos tiene respuestas eficaces para cada enigma que nos propone la vida. Entonces una línea formada por Cervantes, Pascal, Chateaubriand, Stendhal, Gogol, Baudelaire, Dostoievski, Mallarme. George Moore, Dickens, Conrad, Perse, Proust, Apollinaire y Neruda, formaría lo que pudiera llamarse la frontera de mi “dominio” para usar una palabra grata a Valery Larbaud, a quien incluyo en la lista”.
Se equivocan quienes consideran que al emprender su viaje con la primera novela de Magroll el Gaviero” “la “Nieve del almirante”, Álvaro Mutis abandonó la poesía. Esto implicaría un absoluto desconocimiento de los perfiles y la magnitud de su obra que, además de su fuerza narrativa, y su joyería verbal, está llena de virtud poética.
Pero, no era solo en sus primeros libros como “La balanza”, “los elementos del desastre” “Reseña de los hospitales de ultramar”” Los trabajos perdidos” “un homenaje y siete nocturnos”, obras consagradas por la crítica, sino en sus famosas novelas y cuentos donde serpentea con fervor poético, con virtud huracanada.
Sobre “la balanza, publicada en Bogotá en 1948, en colaboración con Carlos Patiño Roselli, existe una curiosa circunstancia que el Mutis intimo solía recordar en las imborrables tertulias literarias y musicales en las oficinas de la emisora “HJCK el mundo en Bogotá”. Esta primera obra suya iba a ser publicada en los primeros días de abril, pero la destrucción de la ciudad por las protestas violentas a raíz del asesinato del caudillo liberal Jorge Eliecer Gaitán, desapareció la edición y frustraron el primer lanzamiento. A Mutis lo mismo en sus novelas, sus cuentos y sus ensayos y en la conversación lo perseguía en influjo determinante de su alma poética. Así se siente sin duda en la fascinante creación de Magroll el Gaviero que lo mismo en las profundidades y las tempestades del mar como las aventuras en los socavones de las minas, todo termina teñido con el mágico color de la palabra poética.
El personaje “Magroll el Gaviero”, fue para Álvaro Mutis lo que Don Quijote de la Mancha para don Miguel de Cervantes Saavedra. Magroll el Gaviero desafío los peligros, las tormentas y las asechanzas del inmenso mar como un auténtico soñador de navíos. Este personaje convertido en una verdadera leyenda de la literatura universal en el siglo XX, hizo suya la rotunda sentencia de Walter Scott: “ Si conoces bien el mar al menos sabrás el sitio en que vas morir”.
“La saga novelesca de Magroll el Gaviero es, sin duda, por su emocionante despliegue narrativo, su profundidad terrible, su construcción de gran artesanal, su poesía constante y su delicadeza, una obra mayor de la escritura en nuestra lengua.”
En 1974, Mutis recibió el Premio Nacional de Letras de Colombia y en 1.983 el Premio Nacional de Poesía. En 1989, recibió la distinción del premio Médicis Extranjero por sus obras la Nieve del Almirante e Ilona llega con la lluvia, así mismo, el gobierno de esa gran nación le concedió la orden de las artes y letras en el grado de caballero. Italia resalto con el premio Nonino al mejor libro extranjero publicado en ese país. Luego de la aparición en dos volúmenes de “Empresas y tribulaciones de Magroll el Gaviero,” en Paris se le concedió la orden al Merito y el premio Roger Caillois, mientras su patria le entrego la Gran Cruz de la Orden de Boyacá y en España le fueron concebidas la Gran Cruz de la Orden Alfonso X el sabio, el premio Príncipe de Asturias de las Letras y el premio Reina Sofia de poesía de Iberoamericana.
Jamás soñó el abuelo de Álvaro Mutis, don Jerónimo Jaramillo Uribe comerciante de café y fundador de fincas de alegres cañas de azúcar y de cafetos en plena Florescencia, que esta circunstancia convertiría a su nieto, pariente a la vez del sabio José Celestino Mutis, el joven culto que ya había leído a Conrad y Dickens fuera deslumbrado, poseído y adoptado por ese paisaje de ríos quebradas y torrenteras, con la caricia del viento y el ruido repetido del trapiche.
Según el crítico literario Cobo Borda:” Un mundo de ficción propio expresado indistintamente en prosa y verso puede apreciarse fácilmente en sus textos La muerte del estratega, 1960; La mansión de Araucaima, 1973 o El ultimo rostro, 1978, relato sobre los últimos días de Bolívar que dará pie a El General en su laberinto, de Gabriel García Márquez, su amigo entrañable.
A partir de 1.986 ingresa a una” impaciente eclosión creativa” cuando publica 4 novelas en cuatro años: La nieve del Almirante, 1986 Ilona llega con Lluvia, 1987; Un bel morir, 1988 y La última escala del Tramp Steamer, 1989. En ellas, recurriendo siempre a su personaje básico, Magroll el Gaviero, lo pone a prueba en diversos escenarios: un viaje por el rio a través de la selva; la fundación en Panamá de aun burdel con azafatas disfrazadas; un contrabando de rifles y dinamita por los altos riscos de la cordillera y, finalmente, como testigo mudo de una arrasadora historia de amor en un barco desecho. Así mismo, puntualiza y explaya algunos de sus temas fundamentales: La lucides, la incomunicabilidad, la soledad y la desesperada esperanza” Por el goce inmediato de ciertas probables y efímeras dichas”, las que constituyen razón suficiente para vivir y que casi siempre se hayan ligadas a la fuerza del paisaje o al fraternal afecto de ciertas figuras femeninas, tal las mujeres de las 4 novelas señaladas : Flor Stevez, Iliona Grabowska, Amparo María y Warda Bashur, que sostienen a su modo estas narraciones”.
Su consagración internacional ha sido justa y deslumbrante.
Como soy apenas un escritor, un estudioso de la historia y un poeta no pretendo ejercer el oficio de critico literario. Por esto, pienso que vale la pena recurrir a la autoridad del Premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, quien reconoció a Mutis como uno de los grandes escritores de la literatura Latinoamérica, en particular destacando su talento para crear personajes y mundos literarios profundos y complejos. Uno de los aspectos que mas ha alabado Varga Llosa de Mutis “Es su capacidad para mezclar el realismo y la poesía en sus relatos, con un estilo narrativo que puede ser tanto preciso como Lirico”.
Sobre la figura símbolo y emblema de la obra de Mutis Magroll el Gaviero, Vargas Llosa considera este personaje” Como una creación Literaria de gran calado, llena de simbolismo y capas de reflejar temas universales como la soledad, el paso del tiempo y la lucha existencial “.
Vargas Llosa en resumen ha dicho, en varias ocasiones, que la obra de Mutis es “Un referente clave dentro de la narrativa Latinoamericana, destacando su originalidad, su profundidad filosófica y su capacidad para retratar la condición humana con una sensibilidad única”.
La hermandad conmovedora entre Gabriel García Márquez, nuestro Nobel de Literatura, se consolidó con perfiles de entrañable grandeza, particularmente en el exilio mejicano de los dos. Eran personalidades muy distintas. Los separaban conceptos, actitudes, visiones sobre el ser humano sus virtudes y sus miserias. Eran muy diferentes. Mutis con actitud aristocrática, admirador de reyes de distintas épocas de la civilización universal, y Gabo el amigo de Fidel Castro, el defensor del régimen de Cuba, el hombre que venció a golpes de talento, la pobreza y la exclusión en etapas iniciales de su destino personal. Tenían gustos, pasiones y amistades bien distintas. Gabo era Caribe y vallenato, Mutis andino, bogotano, aristócrata refinado, gozador de la vida en selectos clubes sociales, en casas de familias de rancia estirpe tradicional en Colombia lo mismo que en Méjico y Europa. Mutis se estremecía oyendo extasiado a Vivaldi, Beethoven y a Mozart, en los estudios de la HJCK, el mundo en Bogotá, y Gabo vibraba sonriente escuchando a Escalona, Leandro Días y Alejo Duran, en los festivales del vallenato en Valledupar. En semejante diversidad de gustos y actitudes finalmente los unía una mutua admiración, un firme respeto y el apasionado amor por la poesía. Así los conocí a los dos en la intimidad de reuniones y tertulias, y así los recuerdo ahora al escribir estas líneas sobre Álvaro Mutis.
Finalmente, la relación de Álvaro Mutis con el Tolima es sobrecogedora, admirable, y excepcional. Un ciudadano escritor adoptado por el paisaje y la geografía de nuestra tierra, que decidió ser tolimense
Con independencia insobornable en materia política, y de escuelas y grupos literarios, fue Álvaro Mutis un hombre libre, de una personalidad seductora que logro un formidable triunfo literario, en la poesía, la novela, el cuento y el ensayo,” sus escritos desvelan las miserias y los anhelos del corazón humano e incitan a seguir preguntando por aquello que de puro insondable pensamos inexistente o a reformular como un enigma lo que creíamos saber”.
*IBAGUE, el Bunde febrero 27 de 2025. “Ex ministro de Estado, Ex Senador de la República, Ex presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, Miembro de las Academias de Historia de Cartagena de Indias y del Tolima.
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