Historias
Las veterinarias de los Celis en la lupa de los dueños de sus mascotas
Agradezco al Cronista por permitirme contar la historia que hemos vivido Coco y yo. Coco es un Pomerania que hoy cuenta con 4 meses de edad y que me fue entregado con mucho amor por mis abuelos y mi mamá la noche del 24 de diciembre 2022. Así las cosas, es importante resaltar que soy una persona bastante intensa, y no la más experta en cachorros, sin embargo todo lo que veía en él lo confirmaba con Google para saber si hacia lo correcto.
Desde que Coco llegó venia con una diarrea extraña, no pasaban 15 o 20 min sin que él hiciera sus necesidades, aparte que su pelo se veía diferente al “ideal”. Debido a mi ignorancia, estuve haciendo seguimiento a esto, tengo más de 100 fotos de cada popó y constancia de las veces que le escribí a Álvaro Lugo Celis preguntando si era normal, a lo que respondía: “sí, es por el desparasitante” y cuando preguntaba la dosis, respondió “la adecuada a su peso” era obvio que no tenía idea. Cabe resaltar que Coco fue entregado a los 2 meses y 28 días a mis familiares, y afirmaban ya iba cumplir 4 meses (algo falso).
Debido a que Coco no mejoraba, me puse en contacto con otros profesionales, diferentes al núcleo familiar del vendedor, donde me afirmaron que esta patología fue causada por un purgante (CAN ISAN D) que era bastante fuerte y donde en el carnet de vacunación no se evidencia la cantidad que le fue suministrada antes del 24. Razón por la cual, iniciamos un tratamiento antibiótico, después de 7 días, Coco no mejoraba y su popo no era normal.
De allí, me dirigí donde David Herrera de Hospital Veterinario EPS, quien me ayudó de una manera incondicional y a quien recomiendo a ojos cerrados, David en menos de 5 minutos llegó a mi casa, cuando mi perro por la gran cantidad de parásitos empezó a sufrir episodios de convulsión. Gracias a Dios, al amor que le tenemos a Coco y a la buena fe de David puedo decir que se salvó.
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Sin embargo, hoy cuando vi la experiencia de Laura Zapata en Instagram, descubrí la relación que tenía la persona que vendió el perro a mi familia (no sabía su segundo apellido hasta hoy) con la veterinaria que entregó la mascota y donde ni siquiera firmaron con tarjeta profesional ni con detalles la dosis que le fue administrada a Coco. Stalkeando en Facebook, até cabos y me di cuenta que la mamá de este joven, es la veterinaria y la hija del famoso “Doctor Celis”, con quien años atrás tuvimos un inconveniente al llevar nuestra gata al centro veterinario sobre la paralela a la avenida Ferrocarril con calle 31. Lo más triste es que con este antecedente y al preguntar en la veterinaria si tenían relación con este sujeto, lo negaron.
Al final de cuentas, tal vez si pecamos por ignorantes o por no tener conocimiento de primera mano, gracias a Dios no todos los profesionales son iguales, y mi perro se pudo salvar. Y si, una de las noches que pasé en vela le escribí al sujeto que me vendió el perro, informándole la situación, quien me trató de “negligente” habían transcurrido 15 días desde su entrega y que ellos no se hacian responsables porque era un perro “sano”, doy gracias por que tengo un trabajo estable, y los recursos suficientes para no tener que pedirle nada, yo no quería ni esperaba me diera un centavo, simplemente le estaba diciendo lo que pasó y que por la avaricia que demostró tener, puso a sufrir a un animal indefenso. Tanto es el descaro, que eliminó las fotos de redes sociales del perro que nos vendió, supongo para cubrirse las espaldas, no lo sé, que quede en su conciencia.
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Esta historia, no tuvo un final triste pero si un nudo bastante controversial, Coco Channel hoy es un perro sano, en proceso de recuperación ante la negligencia, avaricia y maltrato, por eso quiero contar mi historia y pedirle a todas las personas que quieran ser mamás o papás perrunos que si van a adoptar o comprar un perro/gato/cualquier especie, asesórense bien y busquen más allá para que ningún animal sufra lo mismo que mi Coco tuvo que pasar, y no está mal ser intensos, pues de no haberlo sido hoy tendría otro final esta anécdota.
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