Historias
La bulla y la inseguridad de la cerrera tercera
Tres de la tarde, la vía peatonal más congestionada de Ibagué y del centro se encuentra llena de vendedores ambulantes, ofreciendo diversidad de productos y servicios, transeúntes buscando afanosamente un obsequio para sus madres o aquel turista que anda desprevenido mirando a su alrededor lo que va encontrando.
Es la carrera tercera que hace más de 20 años era una vía transitada por vehículos y que hacía parte de los grandes eventos folclóricos, desfiles recibiendo a importantes deportistas tolimenses o algún personaje político.
De ello ya no queda nada, hace 15 años la administración municipal de ese entonces le dio por convertirla en una tranquila calle peatonal, con el fin de darle otra imagen al deteriorado centro de la ciudad, que se ha detenido con el paso de los años y que de allí ninguna administración quiere saber nada.
Ibagué una ciudad que crece a pasos agigantados, sin una planeación, debido a que su desarrollo se va desplazando hacia la parte de abajo como así se conoce, la carrera tercera quiere seguir siendo la protagonista, pero lo triste es que ahora se ha convertido en un desorden total, en dónde no hay una ley ni quien le ponga freno a este “mercado persa”.
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Ya de las bancas que se habían instalado allí y de las lamparas estilo colonial que alumbran cada piedra ensartada en su suelo no queda nada porque ahora parece como si hubiesen sido atacadas por un bombardeo, sin que nadie se hubiese apiadado de su conservación y estilo.
De esa carrera tercera otrora de grandes encuentros de ibaguereños que hicieron historia ya no queda nada, ahora allí apeñuscados los vendedores ambulantes con grandes bafles quieren promocionar sus productos, o aquellos músicos buscando una moneda para subsistir le hacen competencia. A esto se suman las familias de desplazados por la guerra, como una mujer oriunda del Cauca con sus tres hijos menores pidiendo limosna.
A su paso le sale una pareja de ancianos que con voces destempladas y tocando instrumentos de cuerda buscan llamar la atención con cantos que se escuchan a media cuadra.
En otro sitio casi que recostado sobre una palmera un hombre se cubre de la lluvia y con su voz entre cortada promociona minutos y vidrios templados para celulares.
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Mas adelante el caminante puede observar un grupo de punk eros cantando en voz alta su tema urbano y de las grandes problemáticas que han venido afectando una sociedad sumida en la escases y la injusticia, ellos acompañados de grandes bafles sienten la competencia de otros jóvenes tatuados que se ubican en la plazoleta Darío Echandía y promocionando con micrófonos ensordecedores sus temas musicales.
El grito minutos, minutos, la pomada de marihuana, el musico con su saxofón, el hombre con un acordeón, la mujer vendiendo pulseras rusticas, otro atrayendo a los transeúntes con el llamado juego “dónde está la bolita”, el pintor de cuadros, la pareja que busca llamar la atención con su baile de tangos, la mujer que invita mediante volantes a una sesión de masajes sólo para caballeros, es lo que a diario se puede percibir en esta calle abandonada por la administración municipal y la Policía.
Este portal dialogó con varios comerciantes, quienes coincidieron en afirmar que se sienten muy desprotegidos de las autoridades, dado que en un almacén fueron a parar las reconocidas delincuentes “águilas”, que ingresaron para robarle el bolso a una mujer que de manera distraída se encontraba mirando unas prendas para llevar.
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La administradora del mismo señaló que “aquí todo el mundo las conoce, porque cuando no andan con un hombre que es su campanero, lo hacen con un menor para distraer a las víctimas y que la Policía se hace la de los oídos sordos”.
Y es que hasta ese sector comercial han llegado los diestros en robar celulares, carteras y todo elemento que lleve consigo cualquier parroquiano.
Otros dueños de locales se quejaron porque deben retirar a quienes les da por colocar frente a sus negocios el ensordecedor ruido de una música y de anuncios de venta hasta altas horas de la noche.
“El ruido es tan enorme que hasta las oficinas ubicadas en el centro comercial pasaje Real llega, debiendo cerrar las puertas de las oficinas”, dijo un abogado.
Pero este problema no es el único, dado que los huéspedes de un hotel tradicional del sector se quejaron de que no se ve ningún policía en horas de la noche y madrugada por allí, dejando a la ciudad muy mal parada.
Allí en la plazoleta Darío Echandía se concentran desde la noche una multitud de hombres y mujeres que se dedican a consumir licor y sustancias alucinógenas hasta altas horas de la madrugada y con escándalos y gritos quieren hacer sentir su presencia.
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Igualmente, el ladrón siempre ronda a ver quién da pie para ser agredido, sin embargo, los vendedores de tintos y de caldo que permanecen hasta las 4 de la mañana son testigos de aquellos que caminan en penumbras y de parejas que buscan un lugar oscuro para tener un momento de intimidad.
Los comerciantes consultados por el Cronista.co coincidieron en afirmar que “estamos abandonados, no hay presencia de la policía y si la hay es de una forma tímida porque vienen y se desaparecen como el humo”.
“Esto nos está representando una baja en las ventas, nosotros no pedimos que se le limite el derecho al trabajo de estas personas, pero sí que haya una organización total, dónde puedan ser reubicadas. Además, con la ubicación de los vendedores se presta para los hurtos y el raponazo”.
Lastimosamente los comerciantes de la carrera tercera no son unidos, declaró la administradora de un almacén de calzado, “pero ello no quiere decir que la alcaldía se desentienda de nosotros, que pedimos orden en la vía peatonal y que vuelva a ser recuperada, además un espacio, dónde el turista pueda recorrer con tranquilidad”.
La contaminación auditiva y la contaminación audiovisual es enorme, las personas se ubican dónde quiera como quiera y donde sea.
“Además la Policía no procede hacer nada mirando con indiferencia la problemática y pese a existir un código, ellos son muy tibios en el momento de proceder”, expresó el administrador de un local comercial.
“Lo que queremos es que sea un sector visitado por turistas, es el momento de intervenir en esta vía, llena de grandes historias y hechos que han marcado el desarrollo de una ciudad que a diario se está volviendo fría e indiferente” dijeron los afectados.
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Mientras tanto siguen llegando allí vendedores hacer su agosto y a recoger lo del pan de cada día, ahora con el mundial no faltará aquel que salga a promocionar las camisetas de la selección Colombia o las tradicionales manillas, mientras tanto la carrera tercera seguirá siendo maltratada no sólo por las autoridades sino por cada uno de los ibaguereños que transitamos a diario por este sitio.
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