Historias

En Ibagué también desafían el fuego

En Ibagué también desafían el fuego

Gabriel Bernal McGee y su primer cuchillo.

Por: Ivanna Kalmar


A las 7:30 de la mañana de un lunes, familias que un día se soñaron transitar con dirección al Auditorio Mayor de la Ciencia, estaban sentadas frente a un computador. Las ceremonias de grado habían migrado a las pantallas por la pandemia. Aun así, cuerpos erguidos evidenciaron un orgullo innegable, conectados desde la ciudad, el campo, el sofá, e incluso, un café internet. Ese día, pasadas dos horas dijeron su nombre: Gabriel Bernal McGee. Minutos después ya era licenciado en inglés de la Universidad del Tolima.

Bernal había optado por una carrera afín con sus capacidades. Desde los seis meses, gracias a su madre británica, frecuentó las calles de Londres, atardeceres costeros en Brighton, cálidos pubs de Birmingham y campos en Bromyard. Todos lugares parentales que dejaron sublimes recuerdos. El pay de ruibarbo que horneaba su abuela, con un golpe de dulce y ácido perfecto, encabeza la lista. Fueron experiencias que le facilitaron dominar el inglés para terminar eligiéndolo como profesión. 

Su abuelo materno era ingeniero químico, polivalente por naturaleza. Enrique, el otro abuelo paterno, era un excelente mecánico empírico. Ambos sembraron en su nieto principios básicos de ingeniería. De niño veía grúas e intentaba replicarlas; después le permitieron experimentar con los materiales, para luego empezar a entender los procesos. A sus 21 años se certificó en soldadura, y meses antes de graduarse, en febrero de 2020, sin un taller pero con convicción, nació  Naive Knife Company, la primera empresa ibaguereña especializada en la fabricación de cuchillos.

Un Hunter hecho en acero vulgar, de 6 pulgadas de largo, fue el primero que Bernal fabricó. La empuñadura era en micarta azul tipo jean, un material que combina resinas y telas sometidas a presión.  El área de corte eran dos pulgadas que tras un proceso de desbaste no debía recibir tratamiento térmico, pero lo hizo. Hoy, después de tres años, con casi 1.000 cuchillos vendidos, ese, el primero, sigue adornando la entrada de un taller por fin consolidado en el barrio Tierra Firme de Ibagué. 

—Hay gente que le tiene miedo al metal, pero encuentra destreza con la madera o el cemento. Un fabricante con cierto nivel de maestría es el que entiende hasta dónde llegan sus limitaciones, y yo sé muy bien cuáles son las mías. Por ejemplo, a la plomería doméstica le encuentro fastidio, a la electricidad le tengo respeto, pero el metal, ¡qué descubrimiento! El metal puede ser muy rústico o un espejo; sus procesos pueden ir de extremo a extremo; es predecible hasta cierto punto; y sus prestaciones son innumerables —dice con seguridad Bernal.

Lo que hoy es un taller, antes fue un jardín.  La transformación se hizo a comienzos del 2021. Las obras duraron dos semanas desde las ocho de la mañana hasta las cinco de la tarde. Lo primero fue recubrir las paredes con virutas de madera prensada convertidas en grandes láminas —más conocidas como OSB—, ofreciendo una superficie para montar repisas y soportes.

También se modificaron techos, iluminación y corriente bifásica; fue incluido un sistema de aire a presión que sopletea todos los recovecos con una manguera delgada; se ubicaron en la parte alta platinas de acero, pasadores y separadores cortados. Hoy en día, el taller cuenta con una sierra sin fin, la primera lijadora de banda, fragua, yunque, área de desbaste, una lijadora industrial y el verdadero corazón del taller.

— Cuba era un bull terrier que adopté en su primer año. Vivió desde 2012 hasta 2022. Él era el corazón del taller. Aunque era un perro voluntarioso, lograba ser también absolutamente leal, entregado, fiel y atento a lo que fuera que le pidiera. Además, por estar muchas horas trabajando solo, él se convirtió en mi interlocutor, en mi compañía. No verlo echado en el costado izquierdo me inunda de nostalgia. Lo extraño. 

Bernal invierte media jornada en el taller, porque la otra media es corrector de estilo a distancia en una universidad española. Es lunes y hemos hablado durante horas. Saborea su tercer café

Sin lugar a dudas, lo que hace a un cuchillo importante es el contenido humano, porque los pasos son sencillos —dice.

Primero se corta el molde de una placa de metal, se realiza el proceso de desbaste que consiste en adelgazar la hoja hacia donde irá el filo, esto es un bisel que puede ser cóncavo, convexo, plano o simétrico, dependiendo del uso. La cosa se dificulta en el tratamiento térmico. Los aceros, en general, son susceptibles a las temperaturas, bien sea altas o bajas. Lo ideal es seleccionar aceros que logren durezas muy altas, para que una vez afilados duren más tiempo. Una vez cortado, desbastado, moldeado y templado, ya es un cuchillo. Restan los pasos de acabado. 

Gabriel se refiere al componente humano como segundo momento en los procesos de fabricación. Aquí se define qué texturas, colores y formas combinar. Toma otro sorbo de café y describe esa parte del proceso como una escala de limpieza, donde se pasa del corte y desbaste primario, que son procesos bruscos, a procesos cada vez más delicados.

De bloques de maderas exóticas —muchas del Tolima, otras no—, se sacan las medidas necesarias para empezar a preparar el sándwich: madera, metal, madera. Ya con salsas y aderezos, se saca el contorno de la empuñadura para evitar desperdicios en la lijadora; se perfora para que pasen los remaches que son los que le dan firmeza al cuchillo; se utilizan pegantes industriales que soporten el tiempo, sean flexibles y no se cristalicen; por último, se prensa y una vez seco se ultiman detalles. 

A principios del 2020, Gabriel fue incluido en el Grupo Internacional de Cuchillería, sus colegas son de Paraguay, Uruguay, Argentina, Chile, México y Venezuela, con quienes ha intercambiado conocimientos y material. También ha logrado apoyo de empresas reconocidas en su sector, como VSM, una compañía alemana de abrasivos.

En cuanto a su familia, todos están orgullosos, sobre todo su tío Peter, mecánico automotriz y el norte más grande desde antes que la empresa nació. Peter entiende y comparte esta pasión, propone la necesidad de cordura y madurez que requiere este y todos los trabajos hechos a mano. 

Aquel lunes a las 7:30 de la mañana miles de personas lograron ubicarse frente a la pantalla y nadie ingresó al Auditorio Mayor de la Ciencia. Tampoco Gabriel Bernal que hoy, desafiando el fuego y el metal, construye historias y cuchillos.

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