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Historias

El baile es su vida, pero el cuerpo no le responde

El baile es su vida, pero el cuerpo no le responde

Por Juan Sebastian Giraldo Guzmán


  • Por alguna razón a los poetas les encanta lo deprimente, en cierto momento estaba muy deprimida e hice una adaptación del poema “Borges y yo” así que el resultado fue bastante deprimente, entonces había quedado muy bien el escrito. A pesar de que nunca fui muy buena escribiendo, mi profesor se enamoró de mi escritura.

Al ritmo de lentos tragos de cerveza, y pequeñas pausas para acariciar un perro o admirar a un gato, Jazmín se disponía a contarme su vida, pasiones y dolores, pero sobre todo la forma en que sus vivencias le han permitido ver la vida. 

Min Min

Jazmín Olivar Chamorro o “Min Min” como es conocida por sus amigos más cercanos, es una joven de 19 años que desde muy pequeña ha sido atraída por la música, el baile, el maquillaje y todo lo relacionado con el arte.

  • Mi mamá me contó que se dio cuenta que estaba bien influenciada por la música, cuando a mis tres años, viendo un concierto en MTV de Avril Lavigne, rompí mi guitarra de juguete contra el suelo.

Min Min comenzó a cantar y a bailar con las canciones de Barbie, buscando en internet las coreografías e imitándolas hasta aprendérselas. En sus viajes por Youtube también terminó haciendo danza árabe y siguiendo las rutinas de Hip Hop que bailaba una coreógrafa con su mismo nombre.

Después de varios años bailando, lo que comenzó como un pasatiempo o la simple curiosidad de una niña, tomó un rumbo diferente a sus 14 años cuando conoció el K-pop. — Me di cuenta que quería ser bailarina, pensé: Esto me hace sentir bien. Fue cuando realmente me dije a mí misma: Quiero bailar.

Siempre había tenido ganas de bailar, lo que fuera, incluso estuvo en clases de salsa durante un tiempo; hasta que llegó a su límite, y comenzó a llorar. La impotencia se hizo presente al no poder bailar, ni moverse, y en medio del llanto decía: “Maldita sea, me duele todo”.

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Entre los 8 y 9 años, Jazmín comenzó a notar diferencias frente a los otros niños, se caía con mucha facilidad, se hicieron presentes los primeros dolores en piernas y tobillos, el hecho de troncharse se volvió pan de cada día, y la única respuesta que recibía por parte de los médicos, según ella, era que eso hacía parte del crecimiento, y que en esa etapa a todos les dolía. 

Debido a su insistencia, a los 12 años decidieron remitirla al traumatólogo en Bogotá, donde dictaminaron que sufría del síndrome de hiperlaxitud articular, patología asociada a dolor y deterioro funcional del sistema musculoesquelético, acompañada de una mayor elasticidad en las articulaciones.  — En esos momentos no tenía mucha complicación, me tronchaba con facilidad los tobillos y ese tipo de cosas, pero no era algo muy grave.

Un par de años después, los dolores ya no eran tan llevaderos, comenzaron los calambres al despertar, se intensificaron los dolores en las articulaciones e incluso se empezaron a zafar. Al hacer una nueva visita al hospital le dictaminaron una posible artritis juvenil, dictamen que algunos meses después sería una fibromialgia, ya que los puntos de dolor coincidían con la enfermedad.

La solución de los médicos ante la posible fibromialgia fue recetar antidepresivos, pastas que la relajaran hasta el punto de no sentir dolor, no sentir nada. La dificultad con la fibromialgia era que también era una complicación psicológica, por lo que, ante la existencia de problemas sociales con sus amigos o su entorno, era muy probable que los dolores se acrecentaran; problemas sociales que estaban más que presentes en su vida, pues el bullying no paraba en su colegio. — Me daban muchos ataques de pánico, fue horrible, hubo un día en el que empecé a alucinar y me di cuenta de que no debía volver a tomar eso, hasta intenté matarme dos veces… Esto se está saliendo de control, me dije a mí misma. Estaba con mi mamá y la veía hacer cosas raras, estaba alucinando, en ese momento me puse a llorar porque no aguantaba más y le dije a ella: Estoy alucinando, estoy muy mal… Estoy escuchando cosas y viendo cosas.

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Mientras el pánico escénico y el bullying la atormentaban, no dejó de bailar, “Me maté bailando”. Cuando su mente no estuvo del todo estable, el baile se convirtió en un tipo de escapatoria; pero era un arma de doble filo, porque al mismo tiempo que la hacía sentir bien, le provocaba dolores en todo el cuerpo.

  • ¿Era un mal necesario?
  • Por así decirlo, siempre lo ha sido— Respondía ella, con una pequeña sonrisa.

De niña fue muy extrovertida y cariñosa con todo el mundo, pero el matoneo que sufrió en el colegio le desarrolló fobia social, y a raíz de ello también pánico escénico. Hubo un tiempo en el que se volvió reacia a las personas, no soportaba el contacto físico, el hecho de dar un beso o un abrazo, fueron cosas que se tornaron complicadas para ella, especialmente cuando de su madre se trataba. — Mi mamá es mucho de darme abrazos y besos, pero a pesar de que lo intente, no puedo soltarme, yo le digo a ella: Mamá no es que me des asco, no es que yo no te quiera, simplemente no puedo, me gustaría, pero no puedo.

En el momento en que peor se sintió fue cuando comenzó a desarrollar la memoria y a aprenderse las coreografías solamente viéndolas.  — Me quería aprender una coreografía de Waacking ya que es mi estilo favorito de baile, pero tenía las muñecas completamente abiertas y ese género requiere mucho movimiento de brazos y manos. No las podía mover, entonces me aprendí la coreografía sentada, simplemente mirándola. La veía muchas veces, todo esto más o menos a los 16 años.

  • La verdad yo estaba feliz, tenía un montón de problemas y esa coreografía siempre me había gustado mucho, a pesar de lo triste que pudiera estar en ese momento, fue algo que me hizo sentir feliz.

En su siguiente visita al hospital de Bogotá, Jazmín les dijo a los médicos que no iba a tomar más antidepresivos, lo cual aceptaron siempre y cuando tomara Ibuprofeno, Naproxeno y medicamentos sencillos. Según ella, al dejar las pastas quedó con rezagos en su cabeza, porque no le quitaban el dolor, sino que la hacían sentir estúpida, dopada. Los dolores continuaron acrecentándose, y cuando intentó mejorar las cosas, todo empeoró, hasta que tuvo que salir de su colegio.

  • Estaba cansada de tener malas notas. No podía escribir porque me dolían las manos, me quedaba dormida por mi narcolepsia, tenía ataques de pánico entonces no podía participar en las clases, lo único que quería era que me fuera bien en la única materia en donde se suponía, tenía una ventaja frente a los demás, y precisamente nos hicieron un test de elasticidad. Me esforcé como nunca para que el profesor no me atosigara en las siguientes clases y dijera que era una perezosa… Sin embargo, a pesar de tener la mayor elasticidad del salón no me saqué un 5.0, y aun no entiendo por qué. Me dio mucha impotencia, me maté haciendo ese test; después de eso duré 3 días sin ir al colegio porque no podía levantarme de la cama. Me sentía muy mal, y al poco tiempo me salí del colegio.

El escapar de su antiguo colegio le trajo una relativa paz a Jazmín. Como el matoneo y la fobia social dejaron de ser su día a día, tuvo la oportunidad de hacer cosas que hacía mucho había querido. Aprovechó uno de los días en los que no tuvo que levantarse “como un ratoncito” y se pintó el cabello como siempre lo había deseado, y como siempre se lo habían prohibido en su colegio.

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Unos días después volvió a Bogotá, debido a que los resultados de un examen de sangre mostraron que sus plaquetas estaban por los cielos. Estando ya con el oncólogo, su respuesta la dejó desconcertada. El doctor afirmaba que ella no tenía nada, que era normal que el cuerpo al sentir una inflamación elevara las plaquetas, pero que para evitar que se subieran demasiado, no debía pintarse el cabello, abrirse pirciengs o tatuarse, y que incluso algunas comidas podían provocarle inflamaciones.

  • Yo me puse a llorar. Tan pronto me lo dijeron me puse a llorar, yo dije: No, yo quiero tatuarme, yo me quiero hacer pierciengs y me quiero pintar el cabello. Me están quitando todo lo que quiero, me están quitando mi felicidad, mi estética. Más tarde fue que me dije, voy a hacer lo que me haga sentir bien.

(Mañana domingo 2 de enero espere la segunda parte de la historia de Jazmín)

 

@min_min0219 se que no soy la mejor y debo seguir practicando, pero estuvo aceptable xd @itzyofficial #Itzy #swipechallenge #dance #kpop #dancecover #midzy ♬ SWIPE - ITZY
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