Editoriales
El retiro de AGA: una victoria a medias
Si bien es cierto el anuncio de AngloGold Ashanti (AGA), de congelar el proyecto de La Colosa, es una victoria del pueblo de Cajamarca y del Tolima entero, no debemos olvidar que los tentáculos de la multinacional siguen actuando y que sus proyectos estratégicos de convertir al departamento en un distrito minero se encuentran vigentes y son de largo plazo.
Por ello, los movimientos ambientalistas, estudiantiles, partidos políticos que han sido consecuentes en la defensa de la naturaleza y el ambiente sano, como las organizaciones sociales, sindicales, y en fin, toda la comunidad, deben permanecer expectantes ante las intenciones de la gran minería contaminante de atentar contra nuestros recursos, especial el agua. Pese a que el triunfo inobjetable de la consulta popular del 26 de marzo, fue una victoria de la vida, AGA tiene en nuestro territorio, junto a otras empresas, 42 mil hectáreas con títulos mineros concedidos, 27 de ellos en la cuenca del Combeima y el resto en zonas de vertientes hídricas importantes de Ibagué, que generan agua para el consumo humano de miles de tolimenses.
Dentro de este marco, y teniendo experiencias como la de Mineros El Dorado en Ataco, hace 30 años, con aquel mostro llamado paladraga que tenía 110 cucharas de 120 cada una, para acabar con el principal río que nace y muere en el Tolima (Saldaña), sigue intentándolo, hoy a través de empresas con nombres distintos como Mineros de Antioquia, y ahora con Mineros S.A, que crea entidades satélites como Mineros de Ataco SAS, con el apoyo de algunos testaferros de la zona y de Ibagué, para continuar en el mismo objetivo: destrozar la fuente hídrica, contaminar el agua con venenos y químicos como el mercurio y el cianuro, principalmente, y de paso, arruinar los campos arroceros del sur, especialmente los que atienden el distrito de riego Usosaldaña.
En esta estratagema, simplemente cambian de nombres sus empresas, crean nuevas figuras jurídicas, incluso maquillan técnicamente los proyectos originales haciéndolos supuestamente más amigables y sostenibles con el ecosistema, pero en el fondo son la misma "perra con distinta guasca", frase que utilizara Gaitán, para significar que entre las oligarquías liberales y conservadoras, aunque tenían diferentes colores, representaban los mismos intereses.
Ese cuento de la minería legal y responsable no existe. Son sofismas de distracción y engaño para cazar incautos. Ejemplos de este tipo de minería, El Cerrejón en la Guajira, ni para qué hablar, El Bagre en Antioquia, donde la fiebre del oro está acabando con vidas humanas, fauna y flora por la contaminación de las aguas; esto, para citar únicamente los dos muestras que pintan como trofeos de la "minería bien hecha".
En estas condiciones, se debe valorar el significado inmenso de las consultas populares y la participación de la comunidad sin distinción de credos religiosos, políticos y filosóficos, en toma de decisiones y defensa de la vida, el agua y el futuro de las nuevas generaciones. En este sentido, la consulta popular de Ibagué, debe convertirse en un factor de unidad de todos los sectores para estar a la vanguardia en la protección de los recursos naturales, especialmente el hídrico, a través de una participación masiva en este certamen democrático con efectos vinculantes y cerrar, así las puertas a las intentonas de empresas metaleras que atentar contra nuestra subsistencia.
La Marcha Carnaval del dos de junio, debe convertirse en otra demostración gigantesca del derecho a la vida, ha vivir en un ambiente sano, de compromiso con las futuras generaciones, de manifestar y demostrar que el agua para nosotros es sagrada. El oro es un metal que no descresta a los calentanos.
(Puede leer: AngloGold Ashanti se retira de Cajamarca)
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