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‘Totoya’ Noreña: un legado musical que trasciende generaciones

‘Totoya’ Noreña: un legado musical que trasciende generaciones

Una vida entregada a la música y a la formación de nuevas generaciones

La recién llegada tenía un nombre difícil de pronunciar para un niño de 7 años, Victoria. Así que su hermano mayor, sin proponérselo, terminó renombrándola Totoya. El sobrenombre enterneció tanto a los demás miembros de la familia, que todos en la casa se acostumbraron a llamarla con ese apelativo.

Desde que apenas era una bebé de brazos, recién llegada de Bogotá a la Capital Musical de Colombia, Victoria Eugenia comenzó a encontrar una atrayente sonoridad entre la palabra Totoya y las hermosas canciones colombianas que sus padres con frecuencia amaban oír. Ambos sonidos marcarían su identidad a tal punto que, además de dedicarse a la música, cuando le dicen Victoria, siente que no es a ella a quien le hablan.

“Los niños me nombran Totis. Entonces, yo amo ese Totis y amo también el Totoya”, comenta entre risas la reconocida compositora, quien encontró su camino en el arte desde muy joven, cuando en el colegio Santa Teresa de Jesús formó parte de una tuna muy reconocida, de la cual surgió el grupo Tierra Caliente, con quienes cosechó triunfos importantes, como la participación en el Festival Mono Núñez, grabar dos LP y, básicamente, dejar huella en la historia musical del Tolima.

Sin embargo, su amado padre, el esmerado agricultor Celiar Noreña, no pudo ver estos triunfos en vida, pues falleció cuando Totoya apenas contaba con 11 años de edad, dejando una profunda tristeza en su familia, pero también un legado de enseñanzas y afectos que llenaría de fuerza y convicción a la exitosa compositora, quien contó siempre con el apoyo de su madre, Amparo Duque.

Luego de haber estudiado diseño textil en Bogotá, regresó a Ibagué, donde, sin conocerla, ya la esperaba su esposo, Alberto Reina. Se enamoraron en el Coro del Tolima y se casaron cuando Totoya tenía 22 años. Actualmente, tienen un hijo y una hija, por los que la maestra Noreña no se cansa de agradecer.

Cuando comenzó su vida de casada, también comenzó a trabajar con niños y niñas, dedicándose a formar nuevas generaciones con un sello muy particular: el amor por la música colombiana y la educación en valores. Totoya ha formado a grandes músicos que hoy la reconocen y celebran que vaya a ser homenajeada en el 39° Festival Nacional de Música Colombiana.

La reconocida maestra no solo les enseñaba música, también les inculcaba el respeto, el amor por la familia y la responsabilidad con el entorno, a través de sus composiciones, las cuales hablan de espiritualidad, amor, cultura ciudadana, reciclaje, el cuidado del agua, entre otros temas que convirtieron sus canciones en herramientas pedagógicas.

"Me bendice mucho cuando me hablan del aporte que he hecho en sus vidas", dice con emoción, sintiendo que su huella está presente en sus exalumnos. Sin embargo, no ha sido fácil y muchas veces sintió que su trabajo no era valorado en su propia tierra. "Otras personas desde otro ángulo lo admiran, pero aquí a veces no lo ven", confiesa.

No obstante, con la fe que la caracteriza, cree firmemente que todo llega en el tiempo de Dios. Ahora, con más de 30 años de trayectoria, recibe un homenaje que la llena de gratitud. "Es lindo que sea en vida", comenta recordando cuántas veces ha visto homenajes póstumos que ya no pueden ser disfrutados por el artista.

La maestra y compositora Totoya Noreña quiso agradecer especialmente a la Fundación Musical de Colombia en cabeza de Doris Morera y dejar un mensaje a las mujeres: "Todo lo que uno ama, lo que uno desea hacer, hágalo con el corazón. Dios respalda a quien obra con amor". Para ella, cada esfuerzo, cada enseñanza y cada nota musical han sido parte de una misión mayor.

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