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La historia del Corazón de los Andes: el Tolima a través de los siglos

La historia del Corazón de los Andes: el Tolima a través de los siglos

Tolima es mucho más que un punto en el mapa, es una tierra viva, tejida con memorias indígenas, luchas coloniales y cantos populares. Fotografía tomada de internet, El Nevado Del Tolima. 

Antes de que se llamara Tolima, en estas tierras vivían muchos pueblos distintos y se hablaban diversas lenguas, de las cuales hoy solo quedan los vestigios. Los más recientes hallazgos arqueológicos en Cajamarca sugieren que las poblaciones eran más numerosas en la época precolombina que ahora, aunque rara vez los adultos superaban los 40 años.

Los pueblos de la región estaban organizados en cacicazgos como Coyaima, Natagaima, Calarma y Combeyma. Sus viviendas eran de bahareque, dispersas entre sí, y utilizaban hamacas tejidas en algodón. Contaban con figuras como el "mohán" (sacerdote) y el "tegua" (curandero). Se cree que se alimentaban principalmente de maíz, yuca, papa, arracacha, cacao, tabaco, ají y frutas tropicales. Domesticaban animales como primates y aves, y eran expertos nadadores, capaces de cruzar el río Magdalena sin mayores dificultades.


Cuando llegaron los españoles y vieron la riqueza incalculable de las tierras fértiles que se extendían desde lo que hoy es San Sebastián de Mariquita hasta Planadas, quisieron conquistarlas a como diera lugar, pero los pueblos eran guerreros y resistían. Los españoles no distinguieron diferencias y a todas las tribus que habitaban el centro de la cordillera andina las llamaron Pijao: una aparente deformación de la palabra Pinao, que entre los indígenas hacía referencia al conglomerado de tribus que poblaban esta región.


Sin embargo, la palabra "Pijao" adquirió un nuevo sentido cuando los rumores sobre aquellos guerreros —capaces de poner en jaque al ejército del Imperio español— cruzaron el mar y llegaron hasta la península. Ser llamado Pijao se transformó en sinónimo de valentía, entereza y resistencia. Para los conquistadores, uno de los mayores asombros fue descubrir que, entre ellos, muchas mujeres dominaban con destreza el arte de la guerra.


Desde mediados del siglo XVI, los Pijao ofrecieron una resistencia prolongada a la conquista española. En 1556, el capitán Francisco de Trejo intentó establecer un fuerte en la meseta de Chaparral, pero fue derrotado por los Pijao liderados por el cacique Matora. En 1562, el capitán Domingo Lozano atacó la casa de Matora en Amoyá, capturando a mujeres y niños, pero sin lograr someter a los Pijao.

 

En 1603, alrededor de 1.000 Pijao asaltaron un repartimiento cerca de Ibagué, donde habían logrado asentarse los conquistadores después de más de 50 años de batallas. En 1606, bajo los caciques Calarcá y Belara, sitiaron Ibagué. Quemaron casas y capillas, y, como lo hicieron los españoles antes, capturaron a mujeres y niños. La respuesta española fue liderada por Juan de Borja, quien emprendió una campaña militar para someterlos.

El cacique Calarcá murió en 1607 durante un ataque al fuerte Maíto, al ser abatido por el capitán Diego de Ospina, y desde entonces comenzó el declive de los honorables guerreros porque, según los rumores de la historia, con los años, algunos Pijaos se dejaron tentar y revelaron escondites y estrategias que les dieron gran ventaja a los conquistadores.

La tierra Pijao dominada por España


Durante la época colonial, el territorio que hoy conforma el Tolima desempeñó un papel estratégico en la economía y la conectividad del Virreinato de la Nueva Granada. Ciudades como Mariquita y Honda fueron fundamentales: Mariquita se destacó por su riqueza minera en oro y plata, mientras que Honda, situada a orillas del río Magdalena, emergió como un puerto clave que facilitaba el tránsito de mercancías y personas entre el interior del país y la costa Caribe. Además, la región experimentó un auge en la producción de tabaco, especialmente en Ambalema, que llegó a albergar la primera fábrica de procesamiento de este producto en 1778.

Estado Soberano del Tolima

En medio del caos que se había desatado en el país luego de independizarse de la corona española, y de que los líderes revolucionarios criollos comenzaran a tener discrepancias —las cuales se tradujeron en guerras civiles que estancaban la economía—, Ambalema era pacífica, organizada y próspera, gracias a la bonanza tabacalera que comenzaría su declive en la segunda mitad del siglo XIX.


El 12 de abril de 1861, durante la presidencia de facto del general Tomás Cipriano de Mosquera, se creó el Estado Soberano del Tolima mediante un decreto que separó las provincias de Mariquita y Neiva del Estado de Cundinamarca. Esta decisión respondió a las aspiraciones de autonomía de la región, que desde 1857 había buscado manejar sus propios asuntos políticos y económicos. La capital provisional fue la Villa de Purificación, que también había sido capital de la República de la Nueva Granada en 1831.


Durante su existencia como Estado Soberano, el Tolima enfrentó varias guerras civiles, incluyendo las de 1860-1862, 1876 y 1885, así como una guerra civil interna en 1867. Estas confrontaciones reflejaron la inestabilidad política del país en ese periodo. Como resultado, el Estado adoptó seis constituciones diferentes entre 1863 y 1877. En 1885, se inauguró el ferrocarril que conectaba Ibagué con Bogotá, impulsando el desarrollo económico de la región.

Departamento del Tolima


Con la promulgación de la Constitución de 1886, que centralizó el poder en Colombia, el Estado Soberano del Tolima fue convertido en dos departamentos, Tolima y Huila. Ibagué fue designada como capital definitiva del Tolima en 1887, debido a su clima favorable y su ubicación estratégica, en el centro del departamento.

A finales del siglo XIX, el Tolima se convirtió en un importante centro de la industria cafetera. En medio de un periodo de conflicto y violencia política, especialmente durante la Guerra de los Mil Días (1899-1902).

Tolima en el siglo XX


En el siglo XX, el Tolima fue escenario de varios eventos que marcaron la historia de Colombia. Tras la violencia bipartidista de mediados de siglo, los campesinos se organizaron y comenzaron a exigir la presencia del Estado en términos de obras públicas como construcción de escuelas, puentes y centros de salud. Pero al no obtener respuestas concretas, comenzaron a desconocer como autoridad al Estado central de la República de Colombia.

Por aquel entonces, poblaciones como Marquetalia fueron denominadas “Repúblicas Independientes” por los sectores conservadores. Algo  que al principio era una manera de mofarse de la organización campesina y luego se tornó en el motivo para que el Estado desplegara sus tropas en aras de retomar el control territorial.


En 1964, el gobierno colombiano, con apoyo de Estados Unidos, lanzó la Operación Soberanía para retomar el control de Marquetalia. Los campesinos rebeldes se escondieron prácticamente bajo tierra por un mes, comiendo cuyes cocinados mientras eran bombardeados. Aunque la operación logró desarticular la comunidad, sus líderes, entre ellos Manuel Marulanda Vélez y Jacobo Arenas, lograron escapar. Así, el Tolima se convirtió en el epicentro del nacimiento de la guerrilla más longeva del continente y de un conflicto que aún hoy en día nadie termina de comprender y que sigue dejando secuelas en la población.

Tolima: tierra de cultura, sazón y alma


A pesar de su historia atravesada por luchas, el Tolima ha florecido como una región llena de vida, tradición y esperanza. Su grandeza no solo está en su legado indígena y su papel en la historia nacional, sino también en su riqueza cultural y gastronómica. Desde el sabor único del tamal y la lechona hasta las notas emblemáticas del sanjuanero y la imponencia del Festival Folclórico Colombiano, el Tolima es corazón que late con fuerza. Tierra de artistas, poetas, indígenas y campesinos orgullosos.

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