Columnistas
El Tolima, expulsor de habitantes
Por Ricardo Oviedo Arévalo
*Sociólogo, historiador, docente
Corría el año de 1985, y en América Latina se empezaba a implementar por parte de los organismos internacionales los modernos métodos de planificación espacial y urbana, como una herramienta indispensable para la inversión extranjera y la financiación de la banca internacional para los proyectos de desarrollo.
Bolivia, Perú, Filipinas y Colombia fueron escogidos como los primeros países en que estas nuevas metodologías se aplicarían. En el caso nuestro, la hoy desaparecida, Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID, escogió al departamento de Antioquia para asesorar la realización de su primer plan de desarrollo, que tenían como herramienta metodológica las Funciones Urbanas para el Desarrollo Rural (FUDR), la misma, que presentaba como novedad la combinación de métodos cuantitativos y cualitativos de investigación, es decir, por una parte contenía las cifras y análisis estadísticos y por el otro la opinión de los actores comunitarios, generando una hibridación de técnicas y un nuevo concepto en el diseño y elaboración de diagnósticos, que se llamaron diagnósticos visuales, mucho más legibles para los actores comunitarios y técnicos.
De esta manera, la USAID, contrató al profesor norteamericano, Dennis Rondinelli, especialista en el diseño de políticas públicas, quien introduce estas herramientas para la elaboración de los planes de desarrollo, una de ellas fue el flujograma poblacional, que consiste el análisis cualitativo, de los datos intercensales de un país, o una región, analizando las cifras demográficas a partir de los flujos migratorios que se producen entre cada uno de los eventos censales y si la región de estudio podía retener o expulsar población, teniendo en cuenta, que todas las teorías del desarrollo nos dicen que una región retiene población en la medida que sus servicios (Transporte, industria, empleo, comunicación, energía, educación, Etc.) sean eficientes y por lo tanto son un ancla para evitar la migración, y que a su vez son las más prosperas y productivas y las regiones expulsoras, presentan servicios deficientes, escasos y costosos, que hacen que sus habitantes busquen en otros lugares suplir estas deficiencias.
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Teniendo en cuenta lo anterior, en una de las sesiones del naciente OBSERVATORIO DEL TOLIMA, en el que participan destacados docentes e investigadores de diferentes universidades, aplicamos este flujograma, como una técnica para poder explicar el escaso crecimiento demográfico entre el periodo intercensal, 2005 y el 20018, ambos realizados y validados por el DANE y donde casi el 100% de sus municipios presentan una pérdida de población para estos años, y los que aumentan como es el caso de Ibagué, que entre estos periodo intercensales solo creció 2.285 habitantes en trece años, es decir, creció por año 176 habitantes, Chaparral, 224 y Carmen de Apicalá 104.
Siguiendo las teorías de Rondinelli, nos hace reflexionar cuáles son las razones para convertirnos en un expulsor neto de población que nos ha llevado a ser el tercer departamento con más adultos mayores en Colombia, en conjunto con Quindío y Risaralda.
Según la directora del DANE, Piedad Urdinola, el “Tolima, es otro de los departamentos que está envejeciendo rápidamente”. Para los demógrafos, existen varias razones que da origen a esa situación, una baja tasa de natalidad, que configura una nueva pirámide poblacional, donde la base, que representa la población joven se va angostando y la de la cúspide, que representa a los de mayor edad se va engrosando, para estos expertos, esto evidencia una sociedad en transición demográfica rumbo a un envejecimiento acelerado, pero para los sociólogos y planificadores, estos cambios pueden tener otros orígenes socieconómicos que los vuelven críticos y endémicos.
En primer lugar, estas fechas intercensales, coinciden con el ingreso de las teorías neo liberales introducidas en el gobierno del liberal César Gaviria (1990-1994), que nos convirtió de ser un país de autosuficiencia agropecuaria, en uno netamente importador, produciendo la quiebra en masa de agricultores y campesinos; la famosa meseta de Ibagué, dejo de sembrar arroz y los llanos del Magdalena, sorgo, ajonjolí y algodón, algo que el flujograma identifica como los municipios de vocación agroindustrial con mayor pérdida de población, El Espinal, Natagaima y Coyaima, muestran los indicadores más críticos.
Para colmo de males estos años también coincidieron con el exterminio de la Unión Patriótica, partido con fuerza electoral en algunos de los municipios agropecuarios del Tolima, que hizo que miles de tolimenses se desplazaran a otras regiones del país.
Según la página de la gobernación del Tolima, entre 1985 y 2021, se registraron 407.414 eventos de desplazamiento, solo en el año 2024, la Universidad del Tolima registró 4.456 víctimas de desplazamiento forzado en el departamento. Según lo registró El Cronista, en lo que va del 2025, Ibagué ocupa el tercer lugar de desempleo en el país.
Pero también hay que analizar que nos ha afectado los desastres naturales como es el caso de Armero, que está cumpliendo 40 años y donde fallecieron más de 20.000 personas.
Sumándole a lo anterior, tenemos que la prestación de servicios públicos son ineficientes y costosos, especialmente el de agua potable, donde hoy un buen número de sus habitantes no tienen este vital líquido o le llega con trazas contaminantes, paradójicamente los únicos que parece que no los afecta esta crisis demográfica y socioeconómica es a su clase política, cada vez más ineficiente, voraz y con un teflón a toda prueba.
Nota: Siga el enlace para observar todo el escalograma, y saque usted sus propias conclusiones.

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