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Hace un mes se nos fue Manuel Elkin

Hace un mes se nos fue Manuel Elkin

Por Hugo Patarroyo Murillo


La disciplina, tenacidad y obstinación que mantuvo Manuel Elkin, siempre lo proyectaron a niveles del conocimiento, nunca antes abordados por connacional alguno.

Por ejemplo, muchos compatriotas no saben que, Manuel Elkin cuando ingresó a la Universidad Nacional a estudiar Medicina, entró simultáneamente a cultivarse en Filosofía, otra de sus grandes pasiones. Lo que sucedió es que, al ver que no disponía de tiempo suficiente para adelantar las dos “carreras”, optó por quedarse con el tema “Hipocrático” . De todas formas, nunca abandonó su interés por autores como Agustín de Hipona, Kierkegaard, Miguel de Unamuno, Sartre, Simone de Beauvoir,  Teilhard de Chardin y Albert Camus. A este último lo releía con particular entusiasmo.

Patarroyo fue siempre un destacado estudiante. Desde su época de bachillerato en Girardot, ocupó siempre el primer lugar en los Colegios Santander y Departamental, hasta finalizar su secundaria en el José Max León de Bogotá. Lo mismo sucedió en “la Nacional” de Bogotá, en donde en muchas ocasiones, se le exoneró del pago de la matrícula semestral, debido a sus excelentes notas.

Desde sus comienzos, su interés por la investigación, lo llevaban a arriesgarse a atravesar, pasadas las 10 de la noche, los potreros que rodean la Nacional hacia la Calle 26, cuando salía de los Laboratorios del ICA, en donde inició sus trabajos, de la mano de profesionales de la Fundación Rockefeller. Posteriormente, fue en la entonces sub-utilizada “Torre docente” del Hospital San Juan de Dios (La Hortúa), la que lo albergó y, en donde de la mano de visionarios galenos de ese Hospital, creó poco a poco, su incipiente laboratorio de  investigación científica.

Los trabajos que fue presentando Patarroyo y su equipo, lo fueron posicionando paso a paso, en el reducido grupo de científicos de nuestro país. Su meteórica proyección fue respaldada en los comienzos por Planeación Nacional (Federico Nieto Tafur) y los Ministerios de Salud de la época, tales como el que en su momento dirigió su paisano Alfonso Jaramillo Salazar quien, dicho sea de paso, “apadrinó” mucha de la investigación que iniciaba el tolimense en “la Hortúa”. Muy al contrario, fue la actitud asumida por su hijo Guillermo Alfonso, actual Minsalud quien, con una arrogancia poco propia de los tolimenses, le “mamó gallo”, en seis oportunidades al Profesor Patarroyo y,  nunca lo respaldó en la crítica situación por la que pasaba la FIDIC (Fundación Instituto de Inmunología de Colombia). Tal vez y, muy seguramente, porque Patarroyo nunca se declaró “Petrista”. Se le olvidó a Guillermo Alfonso que, allende fronteras (puede que no en este país) los académicos están por encima de la clase política. El Dr. Manuel Elkin, siempre sostuvo que la salud era para todos, sin distingo de raza, credo político o religión.

El tormento a que fue sometido el científico Patarroyo,  remonta sus inicios a una edición de la fenecida Revista “Cambio” que en su momento dirigió la periodista María Elvira Samper y que le “enchufó” una carátula y varias páginas interiores, a una crónica que titularon “Los micos de Patarroyo”. En esa edición que, lo que se buscaba la amarillista publicación, era posicionarse como medio noticioso, utilizó fotografías y entrevistas manipuladas,  con el propósito  de desprestigiar al reconocido investigador científico. Ahí estuvo el inicio de la persecución hacia Patarroyo.

Posteriormente vinieron una “cascada” de malquerientes del profesor, entre las que se destacó un programa de televisión que se titula “Los Desinformantes”, dirigido por una de esas “barbies” rubias y ojiazules que, pretenden emular a Oriana Fallaci o a  Oprah Winfrey, pero, que se quedan es, imitando a una parroquial presentadora de televisión de circuito cerrado pueblerino.  

Esa crónica televisiva tuvo tanto impacto en algunos televidentes que, al poco tiempo de haberse proyectado, Patarroyo viajó a dictar una conferencia en una universidad boyacense y, a la salida del claustro, un grupo de “animalistas” ( no por la defensa de los animales sino, por lo irracionales ) se abalanzaron con palos y letreros a agredir al  investigador, a los gritos de “fuera asesino de micos” !!! Si no es, por la rapidez con que actuaron el Rector de esa institución, y algunos profesores, a Manuel Elkin, le habían golpeado la cabeza con quién sabe qué más resultados adversos. 

Ahí quedó plasmado el resultado de la irresponsabilidad con los que algunos medios, en la búsqueda de lograr una mayor sintonía, exponen a un individuo al agravio físico por parte de personas fácilmente manipulables y sin ningún tipo de criterio personal. Patarroyo demandó al programa pero, indudablemente, la reclamación no “llegó a buen puerto” ya que, detrás del cuestionado programa, estaba el Canal Caracol, cadena de TV con gran experiencia en este tipo de entuertos jurídicos.

Muchas fueron las columnas que criticaron el “modus operandi” en las investigaciones del Profesor de la Nacional pero, a Manuel Elkin “le chorreaban” los comentarios de lo que él llamaba “pseudo-periodistas” y que, muy jocosamente definía como “intelectuales de coctel y, científicos de cafetería”. A Patarroyo le interesó siempre fue la exégesis  de las revistas científicas de alto  impacto a nivel mundial. Allí fue donde siempre disfrutó de la publicación de sus trabajos, de los “papers” elaborados con su grupo de colaboradores del Instituto. Patarroyo llegó a “coronar” 400 publicaciones internacionales. Hoy en día y, con todo respeto, el investigador colombiano que, más se le aproxima en número a sus publicaciones, no llega a 200 documentos publicados en revistas de relativo impacto internacional.

El otro elemento que “fastidiaba” a Patarroyo, usurpándole su valioso tiempo,  era la actitud de algunos “biólogos”, como una tal Angela Maldonado en Leticia (Amazonas) con una fundación financiada quién sabe en qué forma, que hizo todo lo posible y lo imposible,  por hacer llegar a Patarroyo a cuestionamientos jurídicos que, en muchas ocasiones le paralizaron su trabajo, esa misma tarea en favor de la salud de cientos de millones de personas localizadas en las zonas tropicales y sub-tropicales del mundo que es, adonde más afecta la malaria.

Cabe anotar que, el calentamiento global está ampliando las regiones del posible paludismo, hacia arriba y hacia abajo del “cinturón” ecuatorial. Importante entrever que, la hembra del mosquito portadora del parásito, ya se está encontrando en sitios donde nunca antes se había localizado.

Pero el tema de Patarroyo era, el de la química aplicada a las vacunas. De allí, su teoría sobre “vacunas sintéticas” que podrían servir en la prevención de múltiples enfermedades. Incluso, para el tema del Covid, indicaba que ésta era una de las múltiples variantes del Coronavirus y, que, las farmaceúticas no estaban interesadas en darle al tronco del árbol, sino a las ramas que tenían diferentes nombres. Todo ello, por intereses económicos.

No faltaron tampoco en los últimos años de Patarroyo, la presencia de “Cenadoras” politiqueras. Unas “señoras o señoritas”, quienes con ánimo manzanillo-lagartesco del Partido Verde, se trataron de “encaramar” sobre los hombros del científico tolimense. No les “cuajó” su proyecto, pero, fastidiaron, fastidiaron y fastidiaron, con el único propósito de “hacerse notar” y buscar el respaldo electoral de ilusos jóvenes, simpatizantes con algún tipo de animales.

De todas formas, Manuel Elkin , el colombiano más reconocido internacionalmente (26 Doctorados “Honoris Causa”, de las más prestigiosas Universidades del mundo), después de Gabo, se nos fue “con dolor en el alma” de ver que su proyecto de vida, su pensamiento científico, sus vacunas sintéticas, incluso para las nuevas enfermedades, no tuvieron eco y fueron atacadas inmisericordemente por un obtuso grupúsculo de coterráneos con argumentos que, carecieron siempre de soporte científico.

Muy curiosamente, el pasado 3 de febrero, el periódico capitalino “El Tiempo” (que siempre lo apoyó) tituló una crónica: “EL INCIERTO FUTURO DEL CENTRO DE INVESTIGACION COLOMBIANO QUE FUE REFERENTE MUNDIAL”. El legado académico de Patarroyo estará vigente, por “saecula saeculorum”, quiéranlo o no, sus contradictores….

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