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El comensal oculto. V entrega La Ricotta Trattoria

Pasemos a manteles…Restaurante La Ricotta Trattoria, ubicado en la calle 69 #10A-282.
La Ricotta Trattoria está situado en una zona residencial bastante agradable, segura y con buena actividad comercial, ya que se encuentra cerca de Plazas del Bosque. Cuenta con una zona de parqueo amplia y segura, con capacidad para aproximadamente 50 vehículos, gracias a su ubicación sobre la carrera 12.
A pesar de esto, algunos clientes optan por estacionar sobre la calle 69, lo cual, por ser muy angosta, genera congestión y obliga al uso constante del pito. Si el celador —que sí hay— se encargara de ubicar los carros en las bahías, se evitaría este problema, haciendo más placentera la experiencia dentro del restaurante. Primer detalle a tener en cuenta.
El restaurante es pequeño, no muy amplio, pero con una distribución del espacio sencilla y adecuada. El personal de servicio, según disponibilidad, recibe al cliente y lo ubica. Me recibió una joven mesera, pulcra en su vestimenta de trabajo, atenta y amable, quien me saludó con un “buenas tardes” (hora del almuerzo) y me ubicó en una mesa para dos personas, al fondo del restaurante.
La Ricotta Trattoria ofrece una alternativa más de comida italiana en Ibagué. Su carta es variada, amplia y bien presentada. Pregunté si tenían vino blanco de cepa Chardonnay, pero la mesera desconocía la variedad y no estaba segura si la tenían. Me dirigí personalmente a la estantería de vinos, busqué y encontré la cepa que quería, de la marca Cousiño Macul. Pedí una copa, la cual me tocó tomar a temperatura ambiente. Curiosamente, esta cepa y marca no aparecen en la carta de vinos —al menos, no la vi—.
He notado, no sólo en este restaurante, que hay poca o nula cultura del vino y muy poco entrenamiento del personal en su manejo y conocimiento. Falla total. Aunque no haya un bartender o sommelier, todo el personal que atiende debe conocer los vinos y licores que se ofrecen, además de que la variedad disponible es bastante limitada.
Como cortesía de la casa, me ofrecieron pan artesanal mientras esperaba mi plato, acompañado de música ambiental acorde con la hora. Me decidí por la Lasaña Campagnola, una mezcla de pollo, champiñones y salsa boloñesa. Este plato requiere un equilibrio preciso entre sus ingredientes, de lo contrario puede resultar muy seco o demasiado salsudo. En este caso, estaba ligeramente seca, pero se podía degustar bien. Las cantidades estaban bien proporcionadas, la pasta al dente y la porción era suficiente. Buena presentación en el plato.
Pedí otra copa de vino y, como prueba, esperé a ver si la mesera guardaría la botella en la nevera después de servirme. No lo hizo. La dejó en el bar, por lo que la segunda copa también estuvo a temperatura ambiente. Descuido total y falta de iniciativa. Este segundo pedido lo trajo otra mesera.
No pedí postre, ya que con la segunda copa de vino fue suficiente. Al solicitar la cuenta, surgió otro inconveniente molesto: el datáfono presentó problemas al pasar mi tarjeta. No supe si era por caída de la línea, falta de internet o desconocimiento del uso por parte del personal, ya que la persona que me atendía se lo entregó a otra, quien finalmente logró realizar el cobro. Pasaron varios minutos sin una disculpa. Molestia total.
Mis comentarios:
Aceptable relación precio-calidad.
El entrenamiento básico, constante y obligatorio del personal es clave para lograr el éxito.
La preparación antes de abrir: limpieza, utensilios, estaciones de trabajo, bebidas, etc., debe ser impecable.
La supervisión constante desde la apertura hasta el cierre debe ser prioridad para garantizar un servicio controlado y eficiente.
Falta cortesía: nunca se me preguntó por la experiencia, el servicio o la comida. Norma básica de atención al cliente. Si se aplicara con objetividad, la imagen y el servicio mejorarían notablemente. Solo hubo saludo de entrada y despedida.
📌 CALIFICACIÓN (1 a 5): 3.5 ⭐⭐⭐
📌 ¿VOLVERÍA?: Sí.
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