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Utopía, Casandra o realismo

Utopía, Casandra o realismo

Por: Alberto Santofimio Botero*
*Exministro de Estado, Exsenador de la Republica.
 


Hace ya 507 años que la mente iluminada de Tomas Moro concibió, en memorable ficción, la leyenda de una Isla donde se lograba vivir “la perfección de la coexistencia“. Vale decir, un sistema ideal, perfecto, que luego se convirtió en la fantástica escuela de los sueños irrealizables. De oriente a occidente de izquierda a derecha, en la práctica del ateísmo o de la fe religiosa, influenciados por la revolución francesa, o por la doctrina de Marx a través del tiempo, la civilización ha utilizado el pensamiento de grandes talentos que han ofrecido sistemas en la búsqueda de la perfección para hallar las metas más altas de justicia, libertad, igualdad, progreso y felicidad para todos los seres humanos. Desde la antigüedad clásica de Grecia, o de Roma, de los egipcios, o la civilización de la media luna, todos le han ofrecido en sucesivas épocas el modelo ideal de Gobierno y bienestar, pero sin conseguir jamás en la práctica realizarlo. Sin lograr para sus mágicas propuestas “Residencia en la Tierra”, cómo en el hermoso título del gigante de la poesía Pablo Neruda.

El choque sistemático de doctrinas, propuestas y proyectos, para pretender conseguir una mejor y más justa forma de vida, fue lo que llevó al pensador libertario y social demócrata Jean Francois Revel, a proponer en sus obras una especie de “regreso a los hechos, de subordinación de lo pensado a lo vivido. Es decir, entrelazar la teoría con la cruda realidad. A Revel, según Vargas Llosa lo consideraron como una insólita especie de “dinamitero intelectual”.

En su libro Desafío “NI MARX NI JESÚS”, publicado en 1970, que estremeció con fuerza inusitada a la juventud de la época, sostuvo con ingenio y creatividad que las grandes explosiones de rebeldía y protesta social no se habían dado en los países de tendencia comunista o izquierdista, sino en las sedes consolidadas del capitalismo Universal.

Al igual que a Tomas Moro, a Revel enconados contradictores lo calificaron de Casandra. Ya lo habían hecho con Orwell, y luego lo hicieron con Fukuyama, el “Fin de la Historia”, se ensañaron también, con Albert Camus, Sartre y Bretón, en la Francia del Siglo anterior.

Tres lúcidas inteligencias, de superior calidad intelectual, latinoamericanos todos ellos, viviendo el encanto seductor de París, reconocieron que el mundo de sus Patrias era mágico y surrealista, que tenían valores paradójicamente, iguales y diversos. Asturias, Carpentier y Uslar Prieti, trasladaron a sus obras esa visión de la presencia genuinamente americana en un Universo aún por descubrirse. Fue lo que el genio literario de Paul Valery se atrevió a calificar como “Historias, Sueños, Poemas, donde se confundían graciosamente las creencias, los cuentos y todas las edades de un pueblo. Eran así las voces que desde la Literatura pregonaban el anhelo común para vivir mejor y de otra manera, superando la explotación, la miseria y la barbarie, para llegar al puerto ideal de una sociedad en paz, y Justicia Social.

A todos los pensadores que han ofrecido propuestas ideales para un sistema político que garantice, paz, justicia, progreso social, libertades y derechos, igualdad y no exclusión, se les ha calificado de Casandras trágicas, apelando a la historia y a la leyenda.

Cuando el iluminado tratadista londinense, Tony Judt publicó su maravilloso libro “Algo Va Mal” le llovieron dicterios y descalificaciones, llamándole catastrofista y Casandra pesimista, especialmente por haber colocado como epígrafe de su obra esta frase de Olivet Goldsmith: “Mal le va al país, presa de inminentes males, cuando la riqueza se acumula y los hombres decaen”.

La sentencia escrita en 1770, la considero Tony Jdut plenamente vigente en la Europa de 2009 y la juzgamos nosotros ahora, cómo inmenso desafío para todas las democracias del mundo actual.

Al insigne profesor Norberto Bobbio, cuando calificó la necesidad de seguir estudiando la doctrina de Carlos Marx, cómo ciencia de la sociedad, más allá del fracaso del modelo estalinista y cuando consideró como un error dar por muerto a Marx, cuando muchas de sus ideas seguían siendo faro orientador en temas sociológicos o económicos, también pretendieron descalificar estos conceptos llamándolo utopista y Casandra.

A raíz de mi ensayo titulado “Lo Ideal, lo Necesario y lo Posible” publicado también en El Cronista, recibí numerosos elogios, seguramente inmerecidos, y también alguno, que resolvió enmarcarme entre la Utopía y la Casandra, por haber analizado la situación actual de Colombia, partiendo de las ideas de ese gran pensador y economista Liberal que fue Keynes, y haber propuesto finalmente como indispensable punto de llegada de un acuerdo Nacional para reconstruir la unidad perdida de Colombia, una Constituyente soberana, elegida popularmente, como un futuro y salvador tratado de paz para todos los colombianos.

Curiosamente quienes hablan de Casandra generalmente ignoran las raíces de su verdadera historia. Esta figura mítica hija de Ecuba y Priamo, según la historia, pactó con Apolo el don de la profecía y la adivinación, pero luego fue castigada por sus propios Dioses, con la maldición de ser fuente de pronósticos y augurios negativos.

Alfonso Reyes, el inmenso humanista mexicano, califica la novela como el género más tardío de la Literatura Occidental, porque según este autor ella apareció en el Siglo II. El genial inventó Platónico de la Atlántida sumergida en el mar, la ciudad ideal pérdida mágicamente en la inmensidad del océano, es quizá el precedente utilizado por su discípulo Aristóteles para crear el Imperio de la ficción, y abrir el sendero de sueños y ectopias.

Que sería del Mundo, si no hubieran aparecido poesía, utopía, la ficción, novela, cultura, y la historia fundada por Herodoto?. ¿Qué seríamos sin el pensamiento de Hegel o de Kant o la adivinación fantástica de la Biblia, para traer tan solo unos ejemplos? Viviríamos en un desierto estéril.

Don José Ortega y Gasset, el enorme humanista liberal de España, en el siglo XX, afirmó en uno de sus Editoriales del Periódico El Sol: “Sin unidad política previa, la unión económica de Europa tendrá grandes escollos. Así no seremos una gran potencia “. Fue desoído. Los europeos acordaron el Euro, sin intentar siquiera la unidad política, y ahí hemos presenciado todos estos años, los grandes conflictos, el brexit de Inglaterra el peor de todos. Tuvo así la razón el filósofo de la “España, Invertebrada “, y de la “Rebelión de las Masas”.

Al comandante Fidel Castro, cuando afirmó “Con OEA, o sin OEA ganaremos la pelea”, también le dijeron iluso y Casandra y, ya sabemos de memoria lo que ha ocurrido con la Isla de Marti, en el imperio del bloqueo gringo y de las frustradas maniobras de la OEA contra el régimen cubano.

Nos haríamos interminables, en ejemplos y recuentos históricos. No pretendemos con inmodestia emular con los visionarios autores universales aquí citados.

 Ahora que presenciamos atónito la lucha por el predominio Universal, entre los pretendidos gigantes del poder absoluto económico y político, debemos recordar cuanto se burlaron los enemigos del Emperador Napoleón Bonaparte por la frase: “Cuando China despierte, temblará el Mundo”. El lento paso de los siglos le está dando toda la razón a Bonaparte, no a sus obcecados opositores.

Defender ideas, sueños, y propuestas, en medio de la lánguida pasarela de un proceso electoral, cargado de veneno, de la judicialización de la política, de escándalos amarillistas mediáticos, y de la ausencia de un serio debate conceptual, si es en verdad de golpe, incurrir en una Utopía al estilo de Don Tomas Moro. Pero para nosotros hasta el final de nuestras vidas, LA PELEA ES PENSANDO.

Continuar entonces debatiendo, proponiendo, aconsejando, a quienes me lo piden a diario, bajo el generoso sol del Tolima y de la Patria, me compromete. A otros les dejo la mentira, el odio, la envidia y la pequeñez. A esos deplorables enanos intelectuales, que han marchitado sus vidas, en ese paupérrimo ejercicio subalterno del resentimiento, la frustración, y la miseria espiritual.

Para seguir pensando en voz alta, y para incitar a la reflexión, a nuestros amables lectores, especialmente a los de las generaciones jóvenes, les dejo este lúcido pensamiento de Ane Aplebaun, célebre columnista de “The Washington Post”, y profesora del famoso “London School of Economics”, autora del sugestivo libro el OCASO DE LAS DEMOCRACIAS: “No existe ninguna hoja de ruta que nos conduzca    a una sociedad mejor, ninguna ideología, doctrina o manual. Lo único que podemos hacer es elegir, con mucho cuidado, nuestros amigos y aliados, porque sólo con ellos, JUNTOS, es posible evitar caer de nuevo en las tentaciones que ofrecen las diferentes formas de autoritarismo”.

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