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Opinión

Se vale soñar

Se vale soñar

Dentro de la construcción de la Visión Tolima 2050, uno de los ejes fundamentales debe ser el relacionado con la Seguridad Alimentaria. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) una comunidad goza de seguridad alimentaria cuando todos sus miembros tienen acceso físico y económico para adquirir, producir, obtener o consumir alimentos sanos y nutritivos, en cantidad suficiente para satisfacer sus necesidades alimentarias, de manera que puedan tener vidas dinámicas y saludables.

Paradójicamente, la FAO y el Programa Mundial de Alimentos en su informe anual presentado la semana anterior, incluyó a Colombia en el listado de los 20 países del mundo en riesgo de padecer una crisis de hambre en 2022. Este informe señala que más de 7 millones de colombianos sufren inseguridad alimentaria, y afirma que la situación podría empeorar en los próximos meses debido a los desafíos económicos, la inestabilidad política y la incesante migración venezolana. El documento sitúa a Colombia a nivel de países como Haití, Honduras, Afganistán, entre otros; algo que no cayó muy bien en el Gobierno Nacional.

Si bien hay que reconocer algunos esfuerzos que se han hecho para mitigar la problemática, especialmente durante la pandemia, no podemos desconocer la realidad de millones de colombianos que padecen hambre en muchas zonas donde la presencia del Estado es nula. El Tolima no es ajeno a esta situación. Aun sin conocer las cifras oficiales de 2021, en el departamento durante 2019 y 2020 el IPM revela que la pobreza pasó de 15,2% a 19%. Un panorama nada alentador que va en aumento, y donde se requiere una agenda de transformación con programas que impulsen el agro y las reformas que necesita el país.

En ese sentido, el gobierno departamental ha venido desarrollando estrategias con el fin de bajar    los índices de hambre, llevando inversión a los territorios con programas de Seguridad Alimentaria, que no solo le sirvan para su autoconsumo, sino también para la generación de ingresos de los hogares vulnerables del departamento. Pero no solo eso; el Tolima viene participando en la construcción del Plan Nacional de Política de Seguridad Alimentaria y Nutricional, mediante mesas de trabajo, en conjunto con la Gobernación del Quindío, esto gracias a la incorporación del departamento a la Región Administrativa de Planeación (RAP) del Eje Cafetero. Esta política tiene como propósito garantizar que toda la población disponga, acceda y consuma alimentos de manera permanente y oportuna en suficiente cantidad, variedad y calidad.   

En nuestras manos está el futuro de la región. Necesitamos un territorio sin inanición, con oportunidades para todos. La Visión Tolima 2050, es la razón que tenemos para construir colectiva y participativamente el departamento que queremos. Tenemos que unirnos en torno a un solo objetivo: la región. Debemos apartarnos de tintes partidistas que ocasionan división y estropean los procesos. A Iniciativas como la Visión Tolima 2050 vale la pena apostarle. Esperamos que la construcción de este documento no se quede solo en el papel y que los gobiernos que siguen trabajen sobre lo construido, dejando a un lado los egos e intereses políticos que tanto daño hacen en la coyuntura nacional. 

Los desafíos son inmensos: disminuir la pobreza, el hambre, mejorar las condiciones de vida y servicios básicos de las personas, promover el desarrollo rural con enfoque territorial para la región. Son temas que todos los días escuchamos y que, a veces, hasta cansan, pues consideramos que “nada va a cambiar”, pero se vale soñar. La riqueza del país debe estar al servicio de los más necesitados.

Las bases populares, junto con los Gremios, La Academia y la sociedad en general, debemos vincularnos y participar en la construcción de esta gran iniciativa: La Visión Tolima 2050.

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