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Salva una vida, llama a un amigo

Salva una vida, llama a un amigo

Hace unos meses una noticia nos tomó por sorpresa a todos, un amigo quien en algún momento fue cercano a la vida de muchos y con quien compartimos en diferentes momentos, decidió quitarse la vida porque lo dejó su pareja de años. Lo más cruel, fue enterarse a través de un periódico. Hablé con varios compañeros de la época con los que no hablaba hacía tiempo, y el murmullo siempre fue el mismo: “Ni siquiera haberlo llamado para saber cómo estaba”.

Tener este espacio como columnista, también lleva una responsabilidad importante, y por eso en estos tiempos de aislamiento he procurado a través de este comentario semanal, dar ánimos y alternativas para llevar con mejor semblante este nuevo estilo de vida al que estamos obligados. Esta semana no será la excepción pues gracias a una conversación y a las noticias trágicas de los últimos días, que incluyeron tres suicidios, tenemos que pegar un grito, una alerta, un llamado urgente a no descuidar la salud mental.

El tema tiene tanto de largo como de ancho, y abarca muchas situaciones de la vida cotidiana y sus emociones. Muchas veces se toma incluso como un juego, las personas que a menudo sufren cambios en su estado de ánimo, sufren constantemente burlas por su “debilidad mental”, por sus “shows”, en medio de momentos de crisis y generalmente son ignorados, y no, no debe ser así, resulta que en Colombia se quitan la vida por diferentes motivos aproximadamente seis personas ¡al día!, en el Tolima, que es uno de los más afectados en 2019 se presentaron 1.389 intentos de suicidio, teniendo en cuenta que un número importante de casos se presentan por cuadros depresivos de soledad, además de la angustia económica.

Por eso, en las posibilidades que he tenido de conversar con especialistas en la materia como la doctora Ruth Aguilar, que hace énfasis en la importancia de tener un piso emocional y encontrar redes de apoyo para ser rodeados, ya que lo más difícil es que no existen rasgos necesariamente comunes para identificar ciertos estados, considerando que todas las personas son diferentes, y tienen distintas estrategias de afrontamiento cognitivas y conductuales para afrontar este tipo de situaciones inesperadas, que van desde la resiliencia hasta la catástrofe. Sin embargo, cuando en momentos difíciles se establecen estas redes de apoyo personales, emocionales, familiares y económicas, está más alejada la posibilidad de sufrir este tipo de enfermedades.

Del mismo modo, en conversaciones sobre el tema, me han hecho caer en cuenta de algo muy cierto, y es que se están tomando las medidas necesarias (que nunca son exageradas) para nuestra salud física, pero y ¿lo demás?, no nos están enseñando a mantener la calma, ¡al contrario!, las mismas redes sociales se han convertido en un hervidero de histeria, pánico y terror colectivo en cadenas que no dejan de suceder, y de las que seguramente a todos por medio de algún contacto le llegan hasta 10 o más en un día con cifras y testimonios alarmantes, curas que no existen que van hasta hacer un ‘menjurje’ con un pelo que se encuentre en la biblia, que invitan a desacatar las normas, porque no es necesario tanta cosa… …¿saben? En eso tienen razón, no es necesario tanta cosa, no es necesario llenar de pánico nuestros días, que de por sí son ya difíciles con solo el encierro, con pensar que la despensa se acaba, que no se sabe qué va a pasar en dos semanas, que las ayudas se anuncian, pero no llegan, que se aplana la curva de contagio y al otro día de nuevo hay 300 casos más de infectados. Eviten creer en todo lo que llega, enviar todo lo que reciben, procuren informarse por medios oficiales. Es excelente que mantengan esos contactos por WhatsApp o por cualquier red, y síganlo teniendo, para preguntar cómo están, recibir una palabra de aliento, mostrar la preocupación y las ganas de verlos cuando esto termine, porque algún día tendrá que terminar.

Por último, Ibagué es una ciudad con un alto índice de desempleo, y las cosas se están poniendo más difíciles, la inestabilidad en todos los sentidos empieza a brotar, y la salud mental es tan importante como la física, así que por favor, estemos pendientes de nuestros seres queridos, de nuestros amigos, busquemos hobbies, encontremos distracciones juntos, reunámonos y hagamos una fiesta familiar por ‘zoom’, juguemos ‘parchis’ (así se le llama ahora al parqués, no sé por qué), brindemos y encontremos amor y respaldo en los nuestros, llamemos a nuestros familiares, a nuestros amigos, y como esto se trata de contribuir entre todos y crear estas redes de apoyo emocional, no sintamos vergüenza, también llamemos, también digamos por qué estamos mal, seguro entre todos siempre es más fácil encontrar una solución. Ánimo que quiero que al terminar todo esto, todos se reúnan con sus seres queridos, y no falte nadie ni por el covid-19, ni por una mala decisión producto de la salud mental en estos momentos difíciles, que no tengan que pensar al final como nosotros “¿Por qué no llamamos a ver cómo estaba?

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