Columnistas
!Que vivan los músicos ¡
Por: Víctor Sánchez Riveros
No son muy claros los méritos artísticos de Santa Cecilia patrona de los músicos, que en muchas partes del mundo católico celebra su día el 22 de noviembre, también en Ibagué y en varios municipios del Tolima diversos actos se realizaron para exaltar a los artífices de una de las artes más populares que con su lenguaje universal a todos convoca.
Diversas prácticas artísticas, expresión de la sensibilidad humana, son tomadas por algunas personas como divertimiento o como forma de “ ganarse la vida” y en su quehacer permiten a veces copiar, hacer trazos, borrar, enmendar, desechar y volver a empezar. En mi observación personal creo que para una persona que asume su existencia vital a partir de la interpretación instrumental o vocal de un arte vivo como el teatro o como la música, exige más virtudes, más disciplina y esfuerzo que las demás artes cuando se busca la excelencia.
En esta ciudad musical, a juicio de varios talentosos músicos que con frecuencia la visitan, es más difícil desde el punto de vista de la técnica musical cautivar un auditorio, si no se cuenta con la virtud o si antes de un concierto no se ha preparado con extenuantes ensayos y entrenamientos, porque es muy probable encontrar entre el público a una persona con el oído exigente que conoce de armonía y califica si el artista entró en la nota o está desafinado.
Los méritos de Capital Musical no son gratuitos, con todas las carencias y debilidades de la lista, es posible que no haya otra ciudad intermedia del país con dos Conservatorios de Música y con un legado y tradición de más de cien años de cultores que han llevado a un punto muy alto de la identidad nacional la música colombiana.
Es más que oportuno, un deber moral, recordar con afecto y generosidad en la fecha a los artistas que ya no están físicamente con nosotros porque en este año abandonaron el mundo terrenal y producto de su frondosa vida dejaron uncálido y profundo recuerdo entre sus amigos e hicieron con sus notas más vibrante nuestra existencia.
A la maestra Tatiana Arias Camacho, directora de orquesta y coros, con una vocación especial dedicó su corta vida a la pedagogía musical, quizás motivada por su admiración a los Niños Cantores de Viena, contribuyó sin descanso a que muchos infantes y jóvenes tolimenses quedaran prendidos a sus enseñanzas. Al excelente músico y compositor Dairo Londoño, vocalista y uno de los fundadores de la orquesta Kimbombó; a Luis Alfredo Vanegas del recordado Grupo Cántaro, conocido luego como músico cristiano quien con la fundación La Fe predicó valores y fortaleció procesos de animación cultural y empresarial.
Al “ gordito” más querido, percusionista de grupos folclóricos y de música andina latinoamericana, Alejandro Vargas, recordado por sus shows de baladas y boleros; a Jorge Bonilla violinista y ex director de la Corporación Folclórica del Tolima a quien hoy sus amigas y amigos agradecen su vocación y empeño por mantener al aire la música tradicional.
Y aunque el obituario puede ser más largo, a Fernando Daza pianista y profesor del Conservatorio del Tolima, integrante de varias orquestas de la ciudad, quien se ausentó del país por largos años y volvió luego a motivar a sus colegas de Ibagué sobre la necesidad de organizar el sector desde los Consejos Departamental y Municipal del área musical.
La memoria de estos artistas debe motivar a la sociedad tolimense, a sus dirigentes y a quienes gobiernan las políticas culturales a considerar la importancia de la expresiones y prácticas musicales más allá de los discursos, de la retórica registrada en la formulación de proyectos o los textos de los programas oficiales y de las normas legales; a ser coherentes con el sobre nombre de Ibagué, a hacer real y concreta la financiación del Conservatorio del Tolima como centro de educación superior , mejorar las condiciones del Conservatorio de Ibagué Amina Melendro con sus programas de iniciación musical; a patrocinar con recursos suficientes y oportunos las bandas, orquestas y grupos musicalesde todo género y los eventos existentes en el departamento.
Para poder exclamar ¡ qué vivan los músicos, pero que vivan con dignidad, con reconocimiento de sus derechos morales como profesionales ya sean empíricos o formados en la academia, con protección y bienestar social como manda la Ley General de Cultura, cuando los Secretarios de Hacienda al menos asignen los presupuestos de la Estampilla Procultura para la seguridad social de los artistas, antes de que se marchen a hacer parte de las orquestas y de los coros celestiales.
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