Columnistas
Los tiempos del encierro
“De súbito tengo los ojos abrillantados. Veo más cerca el abismo de los desprotegidos por el mundo y se me revuelven tantas injusticias como un montón de estiercol”. Así inicia uno de los 100 textos de Los tiempos del encierro, el más reciente libro de Carlos Orlando Pardo, mi padre. Confieso que no fueron pocas las veces en que la garganta se me hizo nudo y mis ojos se abrillantaron, como seguramente le sucedió a él mientras escribía estos pequeños relatos llenos de incertidumbre, miedo y poesía. Devoré sus páginas digitales una a una y cuando no entiendo qué pasa conmigo en estos días en que pasa todo y no pasa nada, he vuelto a sus páginas para tranquilizarme con la idea de que afuera de las paredes del lugar donde alojo mis días y mis noches, alguien siente exactamente lo mismo que yo. A todos nos unen las mismas sensaciones.
Junto a Pardo, “todos huimos a nuestra ratonera perseguidos por un enorme gato”; sabemos que todos y cada uno de nosotros, “dentro de la casa parecemos los mismos, sin serlo”; que todos “añoramos los encuentros con abrazos y besos, el apretón de manos y la tertulia permanente, los caminos y la libertad”; que para todos “ya no era ni lunes ni martes ni miércoles sino mañana, tarde y noche”, y que usted, como yo, como él, como todos, un día amanecimos con miedo, sentimos los síntomas y lloramos por “los trapos rojos sobre las ventanas y las puertas de las casas”.
El libro es un verdadero canto a estos tiempos. Son 100 relatos. Pequeños, como los ladrillos de una casa, como pequeños ladrillitos que se buscan, se quieren y dejan pasar la luz. El lector entra y sale como quiera. Pardo logró un libro que rompe las jaulas y las cadenas que hoy nos atan, y construyó un espacio para la libertad, para la poesía, un lugar en el que sus palabras nos llevan a reflexionar sobre nuestra soledad, sobre lo frágil de nuestra propia existencia.
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El libro salió hace apenas una semana en formato epub (libro electrónico) y ya es un verdadero best seller… o mejor un best gift, porque el libro lo ha regalado Pijao Editores como parte de su aporte a estos tiempos difíciles. Son alrededor de 1.500 ejemplares que han sido entregados y ya ruedan columnas y comentarios sobre el libro tanto en Estados Unidos como en Colombia. Confieso que decidí no leerlos para no contagiarme, aunque estoy seguro de que las sensaciones, en el fondo, son las mismas.
Carlos Orlando Pardo está nuevamente de moda. Siempre lo ha estado. Su monumental trabajo intelectual, cultural y literario de más de 50 años lo han consagrado no solamente a él sino a esta tierra. Sólo que en esta ocasión, lo sentimos más cerca que nunca, porque su palabra y su vida, siempre entregada al amor, a la alegría y a la esperanza, hoy nos lleva a las entrañas de su propio corazón, permitiendo que nos sintamos menos solos en estos tiempos de encierro.
- Por: Carlos Pardo Viña, Escritor, periodista y docente universitario
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