Se hizo un mes que, en el espacio, se encuentra en órbita la Nave Espacial CrewDragon, tripulada por dos astronautas estadounidenses; un vuelo espacial sin precedentes y que marca un hito en los proyectos privados con alianza del sector público.

La Nasa y Space X del multimillonario del emporio tecnológico de Tesla ElonMusk, fueron los que después de una década, desde suelo americano, ponen en órbita a dos humanos; pues esta puesta tecnológica reivindica a USA como potencia mundial, liderada ahora por uno de sus presidentes más controversiales de los últimos tiempos; y por otra, la muestra del poder económico en la industria privada del sector de las tecnologías. 

El lanzamiento tuvo un primer intento fallido por tormentas eléctricas, pero su despegue el sábado 30 de marzo pasado fue un rotundo éxito, en todo su esplendor; pues desde la puesta en escena de los diseños aeroespaciales, las ventanas comerciales, la influencia del multimillonario de Space X y la esperanza de quienes ya pagaron en dólares a ElonMusk un viaje privado al espacio ha sido todo un despertar para la ciencia de la tecnología, que se postula como el petróleo del futuro próximo. 

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Todo se logró en buena parte, no al avance tecnológico de la NASA sino al desarrollo aeroespacial de Space X, pero lo interesante del vuelo, es el modelo jurídico utilizado para darle vida; se trató en síntesis, de una Alianza Publico Privada o APP; ésta figura jurídica existe en la legislación Colombiana y las más sonadas son: Coliseo Movistar Arena en Bogotá D.C. y el hallazgo del Galeón San José.

Queda entonces, demostrado, que las APP son la cadena que impulsa las ruedas del desarrollo en éste siglo y atrás queda el Estado Absoluto e Intervencionista; seguirá siendo proteccionista y garantista hasta que el pensamiento libre del humano, nos lleve a un nuevo modelo de Estado.

No sin más advertir, que Colombia requiere con suma urgencia una agenda, que permita la inversión extranjera, con buenos escenarios que garanticen la calidad del sector industrial privado, buenos modelos con prácticas de trabajo decente, la industrialización del sector tecnológico y el punto álgido de todos, los impuestos; que, en suma, es donde se financia la agenda.