Luego del Acuerdo de la Habana se redujo ostensiblemente el enfrentamiento con la guerrilla, verdad incontrovertible; sin embargo, el conflicto continúa en distintos escenarios.

Los combates por cuenta de las disidencias y otros grupos subversivos, las masacres no cesan, tampoco lo pactado se ha cumplido, y aunque la confrontación armada es menos que antes, entre los círculos sociales y políticos se intensificaron las agresiones, los insultos. La confrontación ahora es dialéctica. 

El país se ha polarizado, mientras unos se creen "patriotas" portadores de la verdad revelada y poseedores de la razón, descalifican cualquier opción de pensamiento diferente la suya.

Y quién tenga la osadía de querer pensar por si mismo, lo califican de lo peor, como si los únicos con derecho a decir y pensar fuesen ellos. 

Mientras la economía decrece, el desempleo es cada vez mayor, los muertos por cuenta de la pandemia y la violencia aumentan sin parar, en medio de un ambiente lleno de incertidumbre y zozobra, poco tiempo se dedica a crear, a innovar, a concertar, a conciliar, a producir, pero si a lucrarse de la adversidad como sucede con los bancos que nunca pierden oportunidad.

Un país envuelto en el desasosiego, sin un norte claro. El gobierno no resuelve los problemas, ni deja que otros lo hagan; "ni raja ni presta el hacha" dice el refrán.

El Estado de Derecho se encuentra vulnerado, el Presidente de la República ha querido incidir en decisiones de jueces y tribunales, y más grave aun ha promovido la injerencia de países extranjeros para distraer la atención sobre las determinaciones de la Corte Suprema de Justicia.

Es la Globalización de la agresión. Y ya que a nivel ejecutivo en el mundo durante los últimos años ha estado de moda la palabra "resiliencia", vale la pena recurrir a ella, entendida como la capacidad que tienen los cuerpos de recuperar su forma original tras haber sido sometidos a una fuerte presión; termino originariamente derivado de la física y empleado en el trabajo de Boris Cyrulnik, psicoanalista francés, quien cuando era niño sobrevivió a la experiencia de un campo de Exterminio Nazi.

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Así como la palabra "longanimidad", que hace referencia a la fuerza de ánimo para superar reiteradamente situaciones de adversidad. Se dice de la persona con longanimidad, que tiene benignidad clemencia y generosidad.
La persona longánima es una persona generosa entregada sacrificada, fiel, que vive para servir.

En consecuencia y siendo que las buenas soluciones dependen de valores que crean valor, bueno fuera convocar a quienes estén dispuestos a reconstruir el sendero del progreso y de la justicia social, en un gran esfuerzo por unificar voluntades y abanderar nuevas propuestas inspiradas en el bien común, con una sólida estructura moral y ética en manos de servidores públicos honorables y probos, que respeten y hagan respetar la ley y las instituciones.

Necesitamos reconstruir el país de la no violencia, prioritariamente con educación, escuelas y escenarios deportivos para los más jóvenes; producción, empleo y vivienda para los de edad laboral, y programas de salud para los adultos mayores.

Por: Carlos Alberto Estefan Upegui, Exgobernador del Tolima