Columnistas
Le siguen fallando a las tribus indígenas, nos siguen fallando
Desde la época de la colonización las mujeres y niñas indígenas han estado en peligro, con la llegada de los españoles a nuestros territorios la violencia sexual empezó y a hoy continúa, a manos de quienes representan “autoridad”.
Cada vez que viajo por carretera y veo a un uniformado del ejército levanto mi dedo pulgar de la mano derecha y le sonrío, ver a estos jóvenes ahí parados con su fusil, y me sentía segura, pero ¡NO!, señores militares: ustedes nos fallaron, ustedes no nos hacen sentir protegidas como mujeres en nuestros territorios, seamos indígenas o no.
Con la noticia sobre la violación a una niña Embera de 11 años, mi corazón se partió en mil pedazos y sé que el de muchos colombianos también, es insólito que soldados que prestan el servicio militar obligatorio que no superan los 21 años, sean capaces de amangualarse para acceder a una niña indígena, que lo más probable es que no se haya desarrollado totalmente, no es justo que además de esto, se pongan de acuerdo, la accedan uno tras otro sumando siete, le tapen la boca, le rasguen su ropa, la retengan por unas horas y después la dejen ir con la condición de que no diga nada, abandonándola a la orilla de un río que pasa cerca del Corregimiento Santa Cecilia en Pueblo Rico noroeste de Risaralda, mojada y temblando según cuenta la Revista Semana de este domingo 28 de junio.
Como si fuera poco, el lunes 29 de junio en horas de la mañana, a través de “Semana en vivo”, Vicky Davila y Ariel Ávila, revelaron alrededor de siete documentos entre oficios e informes de la Defensoría del pueblo, Fiscalía, ONU, Policía, Procuraduría, entre otros, sobre el presunto secuestro y violación de una niña indígena Nukak Makú en San José del Guaviare. Según cuentan, la niña indígena estaba en un baño público y al salir, un militar la tomó de la mano y la habría encerrado lunes, martes, miércoles, jueves y viernes de una misma semana en un lugar donde varios de ellos entraron, la accedieron cada día, de todas las formas y finalmente pudo escapar. Estos hechos, todos ocurridos en septiembre de 2019, aún en investigación y sin que se esclarezca.
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De igual manera, en la referida noticia, revelaron que la menor fué varias veces interrogada en diferentes instancias, siendo obligada a contar en repetidas ocasiones los hechos ocurridos, re victimizándola de esta manera.
Según la Organización de Naciones Unidas, “es mucho más probable que una mujer indígena sea objeto de violación, y algunas estimaciones demuestran que más de una de cada tres mujeres indígenas han sido violadas en algún momento de su vida.”
¿Tendremos que seguir consintiendo la violencia, el desconocimiento de los Derechos Humanos que asiste a nuestras comunidades indigenas? ¿Acaso porque no hablan nuestra lengua y no tienen muchas de nuestras costumbres les da derecho a violentarlas?
Nuestras instituciones estatales y la fuerza pública deben trabajar de la mano para erradicar prácticas violentas contra las mujeres y niñas indígenas, no se puede seguir perpetuando la violencia en pleno siglo XXI donde se habla de derechos humanos y respeto por los demás, esto no es justo, no es justo que miembros de la milicia realicen estas prácticas.
¿Quién remediará el dolor causado por años de historia a nuestros indígenas?
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