Columnistas
Las “ollas podridas” y los carteles
Por: Egardo Ramírez Polanía
La corrupción son un conjunto de delitos que están íntimamente ligados al comportamiento humano de la vida fácil, a través de ofrecer, solicitar, dinero a cambio de decisiones u omisiones, donde los principios éticos y morales desaparecen para darle cabida a las peores condescendencias con el fin de obtener riqueza, que se aparenta en gran parte a una sociedad permisiva y condescendiente.
El fenómeno no es nuevo, sino que tiene sus orígenes desde albores de la civilización y constituyen una costumbre perniciosa que a través de los siglos ha venido aumentando en la medida que las agrupaciones de individuos se creen superiores por el dinero, que excluye y cambia la cultura en términos de afinamiento de carácter para el perfeccionamiento humano. Que como dijo, Oscar Wilde, “el que encuentra significados bellos en las cosas bellas, son espíritus cultivados”.
Los ignorantes generalmente no tienen educación que es un concepto que se refiere al trabajo, y como tal, algunos son más vulnerables en caer en el delito la más de las veces por la necesidad.
Por esa razón la ignorancia y ha sido la madre de todas las inequidades, tropelías y atropellos.
La creación de las “ollas podridas” que diariamente aparecen en los poderes ejecutivo, legislativo, Judicial, los órganos de control, y todos aquellos organismos públicos que administran recursos públicos y privados que le venden bienes a las instituciones estatales, se han venido aumentando por la destruction del comercio tradicional como consecuencia de la apertura económica de César Gaviria y el Cambio sin Equidad de Santos. Las personas privadas de ingresos con dificultad para recuperarlos se vuelven presa fácil de los grupos delincuenciales.
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La “olla podrida” de la semana que termina del mes de noviembre fue la de Aeronáutica Civil, que desde hace décadas ha tenido tentáculos con el narcotráfico.
Lamentablemente los medios televisivos colombianos de Caracol y RCN con sus novelones ficticios de narcotráfico que le dan la vuelta al mundo, han ayudado a formar una contra cultura por medio del narcotráfico, que es visto como un modelo rápido de riqueza y poder y ha creado perversas imitaciones de sicarios y capos asesinos que ya hacen parte del turismo internacional.
El Presidente Petro tiene un gran compromiso con el país, en combatir la corrupción y adelantar un proceso de paz con todos los grupos armados para eliminar el derramamiento de sangre de la nación y crear factores de convivencia para el país.
De la misma manera, los Carteles que existen en el mundo de alta criminalidad, fueron imitados en Colombia, donde empezaron en con el narcotráfico en Antioquia y se regó por el país, después aparecieron el Cartel de la toga, se la hemofilia, la gasolina, el contrabando, los “tierreros” o invasores de tierras, y todos aquellas organizaciones que infringen la ley, auspiciando el desalojo, la muerte y La inseguridad en campos y ciudades.
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Debemos denunciar, apoyar a los organismos de seguridad, asociaciones comunales y participación ciudadana, paran denunciar la corrupción que carcome los cimientos de la nacionalidad, así, habremos cumplido nuestra razón de ser, para fomentar la paz y las buenas costumbres para un país mejor.
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