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Las actuaciones de Hurtado en el Imdri, Concesiones, confesiones y el arte de lavarse las manos (con agua sucia)

Las actuaciones de Hurtado en el Imdri, Concesiones, confesiones y el arte de lavarse las manos (con agua sucia)

Por José Baruth Tafur G.

*Abogado. Especialista en Marketing Político y Estrategias de Campaña

Maestrante Comunicación Política.


Cuando los ciudadanos aún respiraban con dificultad tras los efectos del gobierno de Andrés Hurtado, se destapa otra joya más de su legado: la concesión de los parqueaderos de los escenarios deportivos, una decisión que parece más una puñalada a la espalda del deporte que una política pública.

¿El autor del crimen administrativo? El jefe del clan Hurtado junto con su ficha Sebastián Perdomo, exgerente del IMDRI  y pieza clave del tablero con el que el clan controló la administración municipal como si se tratara de una empresa familiar.

Sí, ese mismo IMDRI que debía velar por los intereses del deporte y los deportistas, terminó entregando los parqueaderos como quien reparte fichas de dominó entre compadres. Todo esto sin tener en cuenta al ciudadano, al deportista, al joven que entrena con el sueño y anhelos de hacer realidad sus proyectos de vida teniendo como pilar el deporte, porque claro, para el clan Hurtado los sueños pagan tarifa.

Pero el espectáculo no termina ahí. ahora aparece el concejal César Franco —de los más fieles al gobierno anterior— de los declarados hurtadistas fieles seguidores de las actuaciones del jefe del clan, rasgándose las vestiduras, diciendo que se siente “utilizado” y que “lo engañaron”. Es decir, un poco paradójico y cínico, ya que él mismo hace unos meses aprobó el Acuerdo 001 del 4 de febrero de 2025, que viabilizó la dichosa concesión, ahora se da golpes de pecho y acusa al gobierno actual de ocultarle información.

Qué curioso: cuando había que votar, no preguntó nada; cuando el escándalo estalla, se dice víctima. De víctima a cómplice solo hay una silla de cabildo de diferencia; pero tampoco se queda atrás el concejal del partido verde y que lleva más de 16 años en el concejo el señor William Rosas que estuvo presente mientras destruían los escenarios deportivos.

Las declaraciones del concejal Cesar Franco no solo son sospechosas, sino insultantes. Nos quieren hacer creer que un concejal —miembro de la junta directiva del municipio— no sabía lo que aprobaba. O peor aún, que no le importó lo que aprobaba. Y en ambos casos, el resultado es el mismo: omisión o complicidad.

Esto solo demuestra que el clan Hurtado operó como un mecanismo bien engrasado: el jefe del clan Hurtado daba la orden en el IMDRI y sus fichas ejecutaban, y sus concejales levantaban la mano sin mirar el daño colateral. Y el daño colateral fuimos nosotros. El pueblo. Los deportistas. Los jóvenes. Los ciudadanos.

Hoy que todo sale a la luz, lo que verdaderamente indigna no es la concesión —que ya de por sí es impresentable—, sino el descaro de quienes participaron activamente en este proceso y ahora posan de indignados. Es como ver al pirómano reclamando porque se le quemó la casa.

La ciudadanía no es tonta. Cada día entiende más cómo se manejan los hilos de una ciudad que ha sido tratada como finca privada. El clan, sus fichas y sus cómplices nos subestimaron. Pero la verdad, como el humo, siempre encuentra por dónde salir, aunque la historia se repite,  así sucedió con el puente fantasma de la 60, procesos irregulares, contratación sin el lleno de los requisitos.

Y aunque algunos hoy quieran lavarse las manos, que sepan que el agua no les alcanza para quitarse el olor.

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