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Opinión

La táctica de la resignación electora -la “izquierda” colombiana-

La táctica de la resignación electora -la “izquierda” colombiana-

Por: Julio César Carrión Castro

Desde supuestas “posiciones de izquierda” se pretende universalizar el liberalismo y su   noción de “democracia”.

Desencantados ex-revolucionarios de ayer, hoy son soportados porque sólo hacen uso de un criticismo amortiguado, porque no cuestionan a fondo el sistema. Son ya reinsertados y aceptados; a fin de cuentas, no representan ninguna amenaza al poder estatuido.

(Puede leer: El eclipse de las utopías)

Con sus gestos residuales de izquierda, conforman lo que Antonio García Nossa denominó en su momento con tanta lucidez como las “disidencias tácticas”; aquellos movimientos distractivos encargados, en última instancia, de fortalecer el poder de las oligarquías que los toleran y alientan, porque logran captar la inconformidad de los sectores populares, volviéndola adaptación sumisa y resignación.

El laberinto de la “izquierda”

¿Cómo diferenciarse frente a la derecha? ¿Cuál es la propuesta?

“Ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario..."

El dilema que viven hoy los activistas y promotores de la llamada la "izquierda democrática", es decir los socialdemócratas, los revolucionarios que no quieren la revolución, los electoreros de "izquierda", en fin, los defensores del "Estado de derecho" en el mundo entero y, por supuesto en Colombia es, cómo diferenciarse de la derecha en los programas políticos que publicitan, cómo superar la semejanza de ideas, propuestas y proyectos, la indefinición de fronteras, y así superar la crisis estructural de la llamada democracia, para poder seguir manteniendo la falacia de la diversidad, de la pluralidad de opciones...

(Puede leer: La izquierda consentida... oficio de trepadores y de oportunistas)

La derecha, ya universalizada, nunca ha dejado de gobernar con todos los supuestos "valores" que sustentan la defensa de la propiedad privada: la explotación económica, el militarismo, la xenofobia, el racismo, el patriarcalismo y la subalternidad.

Esta supuesta "nueva Izquierda", decente, parlamentaria, ya desideologizada, con ese pragmático uniformismo ideológico no es más que una vergonzosa capitulación ante el capitalismo, que impone la astucia de los acuerdos electoreros, el oportunismo y la mediocridad como sustituto de la carencia de principios.

Esa izquierda acomodaticia, indiferenciada de la derecha, que dice repudiar la lucha de clases, que defiende la civilización occidental y cristiana, el llamado "Estado de derecho", la democracia representativa y liberal y la propiedad privada, que busca simplemente alcanzar una revolución sin revolución; “cambiar algo para que todo siga igual”, como lo establecen las tesis del Gatopardo, que terminar siendo la característica principal de las actuales “democracias occidentales”. Es decir, de la democracia fascista que impera. En definitiva, de eso que constituye el DEMOFASCISMO contemporáneo...

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