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La imposición del poder

La imposición del poder

Por Edgardo Ramírez Polanía
Abogado y escritor tolimense*


El gobierno de los Estados Unidos anunció acciones económicas de aranceles a los productos de Colombia, por la falta de entendimiento entre los dos gobiernos en la forma de enviar y recibir deportados colombianos, que contrarían el derecho y el bien común, que es el fundamento de las sociedades libres y organizadas mediante el pacto social donde existen la división tripartita de los poderes del Estado.

Afortunadamente para Colombia no se llevaron a cabo las imposiciones arancelarias del 25% a los productos colombianos que ingresaran a los Estados Unidos, para productos como el petróleo, café, banano, flores, aguacates que la hubiera sacado del mercado, porque resultaría más barato comprar esos productos en otros países como Ecuador o Chile.

El valor de las exportaciones colombiana hacia Estados Unidos en noviembre de 2024 llegaron a US$ 4.121.1 millones, sin considerar los costos de transporte  y las exportaciones de Estados Unidos hacia Colombia en petróleo refinado, productos derivados del petróleo, productos químicos, vehículos y entre enero y noviembre del mismo año, las ventas hacia Colombia alcanzaron los US$13.106 millones.

Colombia en el año 2024 importó 9.5 millones de toneladas de alimentos, que imponen la necesidad que el país, deba promover el cultivo de los productos que más consume, para evitar depender de las importaciones y evitar las hambrunas, pues en la base de casi todos los grandes sacudimientos históricos de la sociedad humana, de las grandes revoluciones feroces y sangrientas, se halla el problema de la supervivencia física, el derecho a no morirse de hambre, porque detrás de cada tesis de cada doctrina, existe el problema del hambre.

El presidente de la República de Colombia debe buscar el bienestar de los ciudadanos sin imponer su voluntad, sino debe buscar los acuerdos que eviten las contradicciones que puedan perjudicar al país. Recuerde que la televisión colombiana cada mañana hace la exaltación de un personaje de la vida nacional o internacional. Si aspira a terminar el gobierno con buenas obras, no dé pábulo a esa interna necesidad de la exactitud y el conocimiento por encima de otros valores. Así se acostumbrará a sofocar la destacada pero peligrosa capacidad de protesta.

Por eso, no tome en cuenta la categoría de los valores universales. Tal actitud en el juicio aparecerá como vanidosa extravagancia. Está bien que haya protestado por los grilletes de nuestros connacionales, pero sus análisis no deben traspasar los límites universales y que los demás han dejado de hacer lo que usted propone en temas mundiales como el petróleo y dejar de lado los problemas nacionales.

Usted, señor Presidente, pertenece a una geografía, a una historia, a una lengua, a un sistema, a una clase social y a un partido político de mayorías en un momento de nuestra política, se encuentras dentro de una situación dada con una cauda que lo sigue, pero tiene en contra gentes con conceptos, creencias y prejuicios cuya validez puede tener explicaciones, pero pocas aplicaciones por el sistema político imperante.

Muchos creen que se debe gobernar para todos pero especialmente para los menos afortunados que lo eligieron, que son quienes aportan la mano de obra al país o los países ricos, con proyectos de desarrollo conjunto con otras naciones en beneficio recíproco para evitar las desigualdades que han sido una de las causas de parte de la violencia en Colombia que lleva más de 100 años de existencia.

El cambio fundamental puede consistir en pasar de una visión dogmática de la realidad social, a una que no lo sea. Un proyecto destinado a crear una sociedad más tolerante, en donde las distintas visiones del mundo puedan vivir, que es más esencial que cualquier otro proyecto de izquierda o de derecha.

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