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La violencia y la guerra

La violencia y la guerra

Por: Edgardo Ramírez Polanía


La violencia y la guerra han sido unas de las más perversas costumbres que se utilizan para cometer abusos y delitos contra la sociedad,  por motivos económicos, políticos o religiosos, causando la violación de los derechos humanos y la muerte indiscriminada de las personas.

Los violentos y abusadores del poder tienen la característica de pertenecer a partidos sin principios ni ideas en favor de las mayorías, mostrarse arrogantes y prepotentes para imponer sanciones y castigos, contra las personas y las naciones con la fuerza de las armas, debido a que se ha venido imponiendo un sistema de gobierno de élites económicas poderosas, que no tienen sentido de solidaridad social ni respeto por la vida. 

En los sistemas de gobiernos autoritarios, es nulo el respeto a la ley y los Derechos Humanos, tanto es así, que algunos funcionarios ricachones todavía saludan al estilo nazi, porque es menor la libertad individual y la educación está restringida a lo tradicional, manejada por sistemas tecnológicos que orientan la manera de pensar de los individuos como lo es Google o IA, donde está exenta la crítica y no siempre la información corresponde a la realidad.

Los abusos y las guerras han existido desde la antigüedad por distintas razones y en América que no es sólo Estados Unidos, sino que se extiende desde el Cabo Morris en el océano Ártico hasta el Cabo de Hornos al sur de Chile, no han estado exentas de este pernicioso fenómeno que causan desigualdades sociales, imposición de nacionalismos contra la soberanía de las naciones, pobreza y atraso cultural y social.

En Colombia la violencia ha estado vinculada a la vida de la nación, desde  la época de la conquista y la conformación de nuestra República, en las guerras de 1830 hasta la Guerra de los Mil días en 1900, entre liberales y conservadores que dejó más de 100.000 muertes y las guerras del conflicto armado y paramilitarismo que han dejado 450.664 homicidios entre 1985 y 2018 muertos según estudio de la Comisión de la Verdad.

La violencia en Colombia ha sido un proceso casi permanente a través de nuestra historia, porque el país ha tenido un pasado particularmente violento como causa de las pasiones políticas, las desigualdades sociales, el narcotráfico, las guerrillas de las FARC y ELN y el paramilitarismo. Podría afirmarse, que empezó con la prohibición del derecho a la huelga a los sindicatos en el gobierno de Miguel Abadía Méndez, y la masacre de las bananeras, por la imposición de las leyes por parte de la empresa bananera United Fruit en Colombia en que las leyes las imponía la empresa norteamericana y los campesinos que laboraban para ella vivían en condiciones inhumanas.

Sin embargo, algunos historiadores consideran que la génesis de la llamada primera violencia hunde sus raíces en la finalización de la hegemonía conservadora en el año 1930, cuando retornó el liberalismo al poder y esa colectividad se enfrascó en una lucha contra el conservatismo para recuperar sus derechos conculcados, que después, dieron origen a importantes reformas sociales en los gobiernos de Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo.

Con el surgimiento del caudillo Jorge Eliécer Gaitán en 1947, la movilización popular fue el rasgo característico de este momento, que desembocó en su asesinato, que marcó la génesis de la violencia impulsada por el partido conservador en el poder con los ex presidentes Mariano Ospina Pérez y Laureano Gómez, la iglesia, y los grupos económicos tradicionales de una de las más intensas formas de violencia civil.

En esos años, surgieron los primeros grupos de desplazados en el país, campesinos que huían de sus tierras perseguidos por los llamados “pájaros”, unos tenebrosos asesinos a sueldo que extorsionaban, asesinaban y despojaban de sus tierras a los liberales, hasta que el General Gustavo Rojas Pinilla, con un golpe de Estado, que llevó a la paz y la reconciliación nacional , con obras en todo el país, así hayan dicho lo contrario algunos sectores de la llamada oligarquía tradicional.

Después del Frente Nacional cuando empezó el saqueo del Estado, surgieron las guerrillas de las FARC y del ELN como respuesta a los problemas sociales de la época, que degeneraron en ser los vigilantes y cultivadores de coca, que ha sido el elemento para hacer funcionar la violencia y la guerra en los territorios abandonados por el Estado. Por esa razón, los Estados Unidos en la época de Andrés Pastrana le ayudó a Colombia para combatir el narcotráfico,  con dinero y equipos por US16.940 millones de dólares, que no tuvo ninguna eficacia, sino al contrario se aumentaron en un 47% los cultivos de coca y el secuestro porque se creó la zona de distensión para las FARC de 42.000 kilómetros, equivalente al territorio de Suiza, que duró 3 años y seis meses de ese gobierno de los cuatro del período presidencial.

El narcotráfico ha sido uno de los sectores más violentos y sanguinarios en Colombia. En ninguna parte del mundo han asesinado en una misma década a tres candidatos presidenciales Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán, y  los líderes nacionales Carlos Pizarro y Álvaro Gómez Hurtado. En los gobiernos de Belisario Betancur y Virgilio Barco se dieron los más terribles secuestros y asesinatos de ciudadanos inocentes mediante el terrorismo, el narcotráfico y el paramilitarismo que llevo al país a varios desastres.

Las tragedias y la expansión del terrorismo fueron la constante en las décadas del 80 y 90, con a bomba en el avión de Avianca y en las principales ciudades y la creación del paramilitarismo. En el año de 1988 hubo 2.738 asesinatos. En 1989 se dieron 106 masacres, que hicieron posible la expansión de estos grupos ilegales, al punto que entre 1991 y 1996, el 41% de los ingresos de las FARC, provino del negocio ilegal de las drogas con 470 millones de dólares y el 70% de los ingresos de las llamadas autodefensas campesinas de Colombia, en el mismo lapso con 200 millones de dólares.

Según los informes de INDEPAZ, de diciembre 30 de 2024 durante los años 2020- al 2024, en los gobiernos de Iván Duque y Gustavo Petro, han habido 450 masacres, a las cuales se les llama eufemísticamente “homicidios colectivos” y 1.586 asesinatos registrados, lo que indica que los procesos de paz no han tenido eficacia y que el narcotráfico y el paramilitarismo y la delincuencia organizada han sembrado de inseguridad, violencia y muerte al país, porque “representa una de las formas más devastadoras del conflicto humano”, fomenta el atraso, y afecta la salud de los ciudadanos.

Actualmente el ELN, para evitar llegar a un Acuerdo de Paz, hizo una escalada de violencia en la región del Catatumbo en Norte de Santander, para sacar de la zona al bloque 33 de las disidencias de las FARC, que han dejado 80 muertos, 18.000 desplazados y 46.000 niños sin clases. El gobierno Nacional hizo la declaratoria del Estado de Conmoción Interior y Emergencia Económica, para proteger la vida de 300.000 personas que viven en la zona de los enfrentamientos.

Sólo con un sometimiento de los violentos y corruptos por parte de un  Estado socialdemócrata fuerte y progresista, con programas factibles de desarrollo social, con reparación a las víctimas del conflicto armado y fomento de la educación y el desarrollo social, será posible una verdadera paz.

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