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Hay problemas más urgentes que la melancolía de una goleada

Hay problemas más urgentes que la melancolía de una goleada

Los gritos estridentes de los narradores y los comentarios doloridos y seudopoéticos de algunos 'analistas de fútbol', son el combustible que moviliza a una maquinaria que cumple la misión de adormecer los problemas esenciales de una sociedad con un grito de gol. 

Por eso, no nos extraña que la goleada de 6-1 que sufrió Colombia frente a Ecuador, haya sido tomada como una catástrofe nacional y, que los problemas reales que tiene nuestra nación queden relegados a un segundo plano. Las víctimas y damnificados por el invierno, como el asesinato de líderes sociales, masacres, la crisis social y económica, y el mal gobierno que tenemos, se borran de la mente por obra y gracia de unos cuántos goles que, según los expertos, 'nunca había encajado Colombia con una selección como el Ecuador'. !Qué tragedia Dios mío¡.

Pero lo dramático de la historia es que, además, se olvidan los niños que mueren de hambre en La Guajira, el Chocó y en muchos lugares del país, el pésimo servicio de salud pública  que cobra la vida de miles de personas con la aplicación de la terrible ley 100, los problemas de educación que dejan analfabeta a una buena parte de la población, la falta de empleo de millones de colombianos y la criminal corrupción que sacude todos los rincones de nuestra nación. 

El fútbol sirve hasta para maquillar dictaduras tan sanguinarias como la de Videla en la Argentina y de Augusto Pinochet en Chile, donde este deporte fue utilizado como recurso político, elemento distractor y mecanismo de manipulación masiva para tapar el genocidio que cometían contra sus pueblos, para  citar dos casos en Sur América.

De nuestra parte, sabemos perfectamente el papel que juega el balón y la estructura que lo soporta, aquí, en la China y en la Conchinchina. Sabemos para qué lo utilizan como sedante. Y que pierda o gane Colombia, tenemos que trabajar y rebuscarnos para subsistir. Nadie de la Dimayor nos va a solucionar ninguno de nuestros problemas.

Sobrada razón tenía Borges al plantear la paradoja del fútbol desde el punto de vista estético y de dominio, donde el que gana sale en hombros, mientras el que pierde queda como hoy lo está Queiroz y los muchachos de la Selección.

Entre las cosas que sostenía el escritor argentino sobre este juego era que:"El fútbol es popular porque la estupidez es popular". Y agregaba:"El fútbol despierta las peores pasiones. Despierta sobre todo lo que es peor en estos tiempos, que es el nacionalismo referido al deporte. Porque la gente cree que va a ver un espectáculo, pero no es así. La gente va a ver quién va a ganar. Porque si les interesara el fútbol, el hecho de ganar o perder sería irrelevante, no importaría el resultado sino que el partido fuera interesante..." y remataba con esta afirmación: "El fútbol es feo estéticamente. Once jugadores contra otros once corriendo detrás de una pelota". 
Estas citas en cuanto a la corriente antifútbol que logró crear Borges, que en sí, es un valor subjetivo de cada persona según el gusto o agrado, pero en el fondo, el fútbol es un instrumento político que han utilizado todos los sistemas y regímenes gubernamentales para sus fines específicos de explotar pasiones y sofisma de distracción. 

Sin embargo, en contraposición a este pensamiento está el de Eduardo Galeano, que pensaba todo lo contrario a Borges sobre el fútbol."Como todos los uruguayos, toditos, yo nací gritando gol", dice;  para el escritor y periodista uruguayo el fútbol fue más que un deporte, más que un simple juego con un balón, fue una pasión y un estilo de vida.  
 "No tengo nada de original porque, como se sabe, en mi país las maternidades hacen un ruido infernal porque todos los bebés se asoman al mundo entre las piernas de la madre gritando gol. Yo también grité gol para no ser menos y como todos quise ser jugador de fútbol". Es de anotar que Galeano también fue contradictor diametralmente opuesto al pensamiento político de Borges. 
 
Entretanto, para nosotros, lo importante no son los goles sino que haya alimentos, salud, educación y bienestar para todos los colombianos.  
¡Qué el balón no duerma tu esperanza ni que te vuelva un idiota!. Claro, que viva el fútbol como deporte, pero no como mecanismo  instrumentalizado para volverlo distractor y manipulador.

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