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Ellos están aquí

Ellos están aquí

Con el pasar del tiempo en momentos de pandemia la cosa se va tornando de gris a oscuro.

 Primero, en marzo fue una gran amiga que adquirió la enfermedad en Madrid, Gloria Rengifo escribió en el grupo del colegio informando que ella, su esposo y dos hijos eran asintomáticos. 

Estaban lejos y lo único que hicimos fue orar por ellos. Poco a poco fueron saliendo del bicho llamado la Covid19, la última fue ella. Sin embargo, me comentó que dos integrantes de su familia. Su suegra y un  cuñado no había ganado la batalla. Su sepelio fue con dos personas. Qué dolor para la familia de Toño. De las secuelas que sufren hablaremos después.  

Pero en estos días cuando los casos aumentan, las noticias no son alentadoras. Erika Thomas, amiga desde la adolescencia, colocó en su muro que uno de sus primos murió en Barranquilla por cuenta del Covid19, hombre joven. 

Luego, el mejor amigo de uno de mis hermanos, que vive en Nueva York dio positivo junto con su esposa. Asintomáticos afortunadamente. Llamo a mi asistente Dione y me dice que su hijo, residente ahora en Miami lleva una semana en casa cuidándose, pero el dolor de madre es muy grande, incomparable. 

A principios de semana, un amigo de la adolescencia, con quien se compartió en el barrio Piedra Pintada, Armando Gaitán, deportista puro, informaba en su muro sobre su suplicio al contagiarse de la Covid19 en Ecuador. Ahora está en coma inducido, pero su mensaje es claro. 

Eso de pequeñas reuniones para fortalecer la salud mental son buenas siempre y cuando sea uno riguroso con los protocolos. Difícil de hacer, más cuando vemos al hermano y queremos abrazarlo, cuando vemos al nieto y queremos hacerle cosquillas. 

¿Cuántos muertos más?, no sé. En Ibagué el comportamiento es bueno, aunque podría ser mejor. Ya se siente el bajón del personal hospitalario por cuenta del aislamiento preventivo, eso lo sabemos porque tenemos amigos en las IPS, pero la mayoría ni se da por enterado. 

A veces somos fríos con los números, pues los muertos no me tocan. Pero cuando te empiezan a cercar, cuando las personas enfermas las conoces, comienza el corazón a arrugarse, a doler de manera diferente. Ya los muertos no son cifras, son el acumulado de lágrimas que dejan huella en el corazón. 

La tarea está en casa con tres acciones vitales. Tapabocas, distanciamiento y lavado de manos. El protocolo se cumple o la milicia se acaba.

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