Por: Humberto Leyton

Con su característica camorrera y pendenciera, el exalcalde de Ibagué Andrés Fabián Hurtado peló todo el cobre que lo cubre, y se fue lanza en ristre contra las personas que lo promocionaron, lo sacaron del anonimato y lo llevaron a convertirse en primera autoridad del municipio, cargo en el que denotó su incompetencia.

En un acto de máxima ingratitud, el exfuncionario lanzó toda clase de improperios, epítetos y acusaciones contra las personas que gestaron su candidatura a la Alcaldía de Ibagué, entre ellas, el exgobernador y actual senador Óscar Barreto, donde no se ahorró adjetivos para criticarlo y sindicarlo de ser un dirigente acabado y responsable de todo lo malo que sucede en el Tolima, pareciera que esos ataques tienen un carácter más personal que político.

Hurtado no tiene la autoridad moral para arremeter contra la persona que le dispensó toda clase de favores, incluyendo su postulación a la Alcaldía de Ibagué, la que logró ganar gracias a la estructura política de Barreto y del partido Conservador que lo apoyo en forma unánime.

El exalcalde Hurtado es creación y obra del exgobernador Barreto, tiene el molde de esta casa política el cual no puede negar ni desprenderse de la noche a la mañana con insultos y maltratos, ya que fueron los gestores, patrocinadores y financiadores de la campaña que lo llevó a la alcaldía de la capital del Tolima. Que una vez estando en el cargo que ganó gracias a los favores barretistas, haya traicionado a su mentor, es propio de las personas ingratas que pagan con actos de felonía, la amistad y la confianza que les han brindado.

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Y no se puede esperar más nada de este tipo de personas que como Hurtado, no tienen valores de gratitud, respeto y agradecimientos para los que, en determinado momento, se la jugaron por él. El exalcalde es el ejemplo patético del perro que muerde la mano del amo que lo alimentó.

Que conste que el desenmascaramiento de este personaje no obedece a ninguna estrategia calculada para desprestigiarlo, como quieren mostrarlo sus áulicos de micrófono y los ‘periodistas’ prepago que adocena en su nómina de aduladores, mucho menos le estamos haciendo un favor político a ninguno; simplemente estamos narrando la historia verdadera tal y como se presenta de alguien ingrato que no responde ni respeta la confianza que le han depositado sus amigos.

Algo así, como lo presenta el exalcalde de Ibagué Rubén Darío Rodríguez, en  columna recientemente publicada en este portal titulada: “Píldoras para recordar el acueducto complementario”.

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En dicha columna, el exalcalde Rodríguez Góngora cuenta la larga historia de esta obra, dice cuántos alcaldes en su momento, y con diferentes resultados, trabajaron en la misma, que no merecieron una mención, mucho menos un reconocimiento de su aporte a la realización de la misma, donde en nuestro criterio, el que verdaderamente la desarrollo y le dio forma fue el hoy ministro de Salud Guillermo Alfonso Jaramillo, siendo gerente del IBAL Alberto Girón.

Hoy, esta obra inaugurada a las carreras deja muchas dudas sobre su funcionamiento, y el agua aún no llega a las comunas y sectores que permanentemente carecen del vital líquido, y hay denuncias sobre los derramamientos permanentes de agua en diferentes puntos de la ciudad. En cuanto al funcionamiento de este ‘nuevo’ acueducto, vendrán nuevos informes para establecer si verdaderamente funcionó o se trata hoy en día de una obra sobredimensionada, con nombres rimbombantes como ‘la obra del siglo’, pero que en la práctica está por verse su utilidad y eficiencia.

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Mientras el exalcalde Hurtado, continuará su campaña política parapetado mostrando videos con obras que no son de su autoría, queriendo ganar indulgencias con camándula ajena, como el acueducto complementario que tiene muchos padres, y la rehabilitación del Parque Deportivo, donde la administración de Guillermo Alfonso Jaramillo entregó funcionando e inaugurados la mayor parte de los escenarios, además dejó financiadas las obras de urbanismo.  

Igualmente hay que recordar que El Panóptico de Ibagué, fue terminado por la administración Jaramillo, pero Hurtado en su capacidad de embaucador sin vergüenza también se apoderó como finalizador de esa obra.

Lo cierto es que, de obras propias de su administración, Hurtado no tiene nada que mostrar, pero de ingratitud y deslealtad muchas.