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El merecido descanso de la Palma de Cera

El merecido descanso de la Palma de Cera

El próximo domingo, da inicio la más importante celebración del mundo católico, comúnmente denominada Semana Santa o Semana Mayor. Es esta tradicionalmente la oportunidad para que millones de católicos en el mundo recuerden sus vínculos con la iglesia de Roma y acudan masivamente a las diferentes ceremonias.

Pero en esta oportunidad todo será distinto por cuenta del coronavirus que como un Dios ha obligado a todos los humanos sin distingos a aislarse y encerrarse para evitar su contagio. Por eso, los devotos tendremos que seguir las ceremonias religiosas a través de los medios de comunicación, las redes sociales y las diferentes páginas que para el efecto ha destinado la iglesia.

Pero como no hay mal que por bien no venga, la naturaleza se encuentra de fiesta ya que, gracias al virus, esta no será una semana de pasión para el árbol símbolo y emblema de Colombia, la Palma de Cera (Ceroxylon quindiuense), descubierta en 1801 por Humbolt y Bonpland y declarado así, mediante la Ley 61 de 1985.

 Esta especie, habita los bosques montañosos húmedos andinos del Parque Nacional Natural los Nevados y tiene como característica que alcanza alturas hasta de 70 metros, dura 50 años creciendo, 80 años para lograr reproducirse y puede vivir dos siglos.

Los cogollos de esta palma han sido utilizados por más de un siglo como el símbolo para celebrar con suntuosos y elaborados ramos, el llamado Domingo de Ramos, destruyendo anualmente miles de ellas, ya que al cortar el cogollo la palma muere y con ella todo un entorno ambiental que gira a su alrededor y colocándola en el grupo de especies en vía de extinción.

Vale la pena recordar que los frutos de la palma son alimento para el oso de anteojos y que en sus amplias ramas anida otra especie única en Colombia, el loro orejiamarillo, que también ve acabar sus días en nuestro país.

A pesar de las campañas que han emprendido en los últimos años las Corporaciones Autónomas regionales a instancias de importantes fundaciones de protección ambiental como ‘Herencia Verde’, la utilización de la misma se siguió dando a menor escala, pero igual ocasionando daños severos a su hábitat.

Por eso gracias a esta dolorosa pandemia, este año nuestra altiva Palma de Cera podrá disfrutar de tranquilidad y seguirá adornando los bellos paisajes del Valle de Cocora, el Páramo de los Valles y muchos otros lugares que en Colombia disfrutan de sus siete variadas especies.

Por lo pronto, desde la cuarentena celebremos este Domingo de Ramos con íntima solemnidad y dejemos de una vez por todas descansar para siempre nuestro querido árbol nacional.

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