He escuchado en múltiples escenarios que el alcalde Andrés Fabián Hurtado no está gobernando y que lo único que ha hecho es poner el retrovisor y anunciar que será imposible cumplir sus promesas de campaña. En realidad, publicar el estado en el que recibió las finanzas del municipio, las obras del panóptico y de los escenarios deportivos, el panorama de los inmuebles que administra la Gestora Urbana, el crecimiento burocrático de la administración municipal y entregar a las autoridades competentes los posibles actos de corrupción es su obligación. Así lo hizo Jaramillo y nadie lo criticó. Era, como lo es hoy, una necesidad. Es imperioso que la ciudadanía y el equipo de trabajo que arranca, entienda cuál es la realidad administrativa para, a partir de allí, emprender el camino.

Ahora, si en junio está con el mismo discurso, ya podríamos llamar la atención. El gobierno nacional lleva casi dos años culpando a Santos de todas las tragedias nacionales y aún no sabemos cuándo se va a hacer responsable de las medidas que ha tomado durante el mandato del presidente Duque. Eso si es gobernar con el retrovisor. Pero hacer llamados a tiempo, en el primer mes de administración, no sólo es natural sino necesario.

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A los gobernantes hay que dejarlos trabajar. Es imposible salir a criticar al alcalde a estas horas del partido, aunque ya se siente a la gente con ganas de darle palo, seguramente instigados por quienes perdieron las elecciones, que no fueron pocos: Hurtado ganó con el 22% de la votación y los demás candidatos suman el 66%, puntos más, puntos menos.

Hurtado ya está poniendo temas clave sobre la mesa: infraestructura, cultura, las fiestas de junio, empréstito. Quizá uno de los temas que debe analizar es el de valorización. En Ibagué ha sido imposible desarrollar esta política de financiación que ha permitido el desarrollo económico, social y humano en otras capitales del país. Eso se hace en el primer año de gobierno. Luego, el capital político, las nuevas campañas y, especialmente, los tiempos, no permiten hacerlo. La valorización permite la construcción de nuevas vías que garantizan mayor competitividad y generan empleo. No hay que temerle a esta posibilidad.

No la tiene fácil el alcalde. Pero estoy seguro que lo sabía desde cuando se lanzó a la aventura política. Así que a los señores políticos, a quienes les gusta más hacer cuentas electorales y permanecer en campaña que gobernar y dar ideas que permitan crear nuevas líneas de desarrollo: tranquilos. Hay que esperar y, en lo posible, sin necesidad de acudir al juego de los intereses privados, entregar proyectos, jalonar recursos nacionales y permitir que el nuevo gobierno se instale y nos lleve a buen puerto.