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Folclor moverá más de 10 mil millones de pesos en el Tolima
Al son de tamboras, tiples, bambucos fiesteros, sanjuaneros, rajaleñas, cañas, joropos, cumbias y currulaos, también se moverá la danza de los millones que implican una reactivación económica de muchos sectores que esperan junio para hacer su agosto.
Aunque nunca han existido estadísticas oficiales sobre el movimiento de dinero en las festividades de junio y primeros días de julio, si se conoce que los principales beneficiados son los industrias de licores (tragos y cervezas), establecimientos de diversión, venta de alimentos, sombreros, ponchos, espectáculos públicos y toda una cadena que busca dividendos en este tipo de actividades que algunos consideran culturales y folclóricas, mientras otros perversas y paganas.
En este tejido entran las reinas, sus parejos, las comparsas, las carrozas, las tarimas con los artistas invitados, hacen parte del inventario de las fiestas que se viven en el departamento del Tolima y que reactivan la economía durante todo el mes de junio y primera semana de julio a través de las fiestas del Corpus Cristi, San Juan y San Pedro.
Los músicos que integran las chirimías y las papayeras ya tienen listos los trajes de gala e instrumentos relucientes para las largas jornadas, la mejor del año. Los parejos de las diferentes reinas han hecho lo justo para mantenerse en forma y hacer una buena gala, esa que define quien gana. Bambucos, sanjuaneros, cumbias, hacen parte de su repertorio.
Se suman a todas estas actividades, la costumbre por ejemplo de muchas familias del “estrene” por la prima de junio, el alquiler de trajes típicos en lugares tradicionales de la ciudad. El consumo de aguardientes y bebidas embriagantes, la asistencia a eventos privados, en especial conciertos o discotecas con noches temáticas especiales.
Las fiestas del Tolima sacan lo mejor de muchos y permite a lugareños y turistas disfrutar desde una celebración sincrética que mezcla la religión, costumbres y cultura y se adueña de los escenarios, haciéndola la más pagana de todas las parrandas que vivimos en el año, que dejan una suma cercana a los 10 mil millones de pesos, según cálculos reservados.
Al finalizar el mes, ocurre en muchos casos, lo mismo que en Barranquilla, Pasto o Cali, donde las casas de empeño terminan también haciendo su “agosto”, porque muchos dejan la mitad de su casa, todo por una buena rumba. Y ni hablar de aquellos que 9 meses después tienen sorpresas que duran para toda la vida. (ver articulo polvo sanjuanero)
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