Entre septiembre y octubre del presente año, la administración de la alcaldesa Johana Aranda realizó un plan piloto con un bus eléctrico que recorrió las calles de Ibagué. La idea era probar el vehículo que podría convertirse en referencia para el parque automotor del Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP).

Sin embargo, el bus que le prestó ‘Metro Sabana’ (el SETP de Sincelejo, Sucre) a Ibagué, estaría lejos de ser el más adecuado para la capital tolimense.

Así lo sostiene Michael Cepeda, presidente de la Asociación TPC Colectivos, que reúne a propietarios de buses en Ibagué. Para él, desde el principio la alcaldesa Aranda y el gerente del SETP, Aquileo Medina, eran conscientes que el bus incumplía con los requisitos requeridos.

“Ese plan piloto fue más un show mediático de la alcaldesa y el gerente. Es un vehículo que no cumple con las características que dice el estudio que necesita la ciudad. Es un bus de 13 pasajeros sentados y 17 de pie, para un total de 30; pero el estudio habla de buses de 40 y 50 pasajeros”, remarca Cepeda.

En efecto, en 2019 la firma Sigma entregó los resultados del estudio para la estructuración e implementación del SETP en Ibagué. En la página 6, se lee que el sistema y la ciudad requieren buses de 40 pasajeros, entre sentados y de pie.

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“Ese bus no cumple con las características que dice el estudio y la necesidad que tiene la ciudad. Eso fue un plan piloto fallido”, enfatiza.

No obstante, la falta de idoneidad del vehículo iría todavía más allá. Cepeda admite que la mejor opción para la movilidad serían los buses eléctricos, sin embargo, por su alto costo económico dificultaría todavía más el sostenimiento financiero del sistema.

“Hay que hacer un estudio técnico para saber en realidad qué se le puede ofrecer a la ciudad. Para mí la ciudad aguantaría buses a gas y no eléctricos, por los costos tan elevados que tienen los eléctricos. Esa sería la decisión responsable, porque finalmente quien pagaría los altos costos serían los ibaguereños, a través de más impuestos. Hay que buscar algo asequible, responsable tributariamente”, explica.

Asimismo, el líder gremial indicó que el tamaño del bus exigiría aumentar la cantidad de vehículos para cumplir con la demanda. En la actualidad Ibagué tiene una sobreoferta de buses. Hay cerca de 900, pero en realidad necesita 658 buses. Esta última cifra, con buses como el del plan piloto, aumentaría drásticamente.

“Este vehículo que estaba en plan piloto está alrededor de $700 millones. El que en realidad necesita la ciudad, en caso de ser eléctrico, cuesta más de $1.000 millones. Aumenta mucho más el valor de los vehículos para el SETP de Ibagué”, acota.

Por último, pidió al gerente del SETP que explique porqué el bus eléctrico circuló en Ibagué hasta el 17 de octubre, aunque lo habían anunciado hasta el 20. Incluso, habría estado detenido entre el 1 y 3 de este mismo mes, sin ninguna explicación al respecto.

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¿Y los empresarios?

Cepeda sostiene que Expreso Ibagué, Cotrautol y Movilizando Ibagué, también son responsables por las demoras en la implementación del SETP. El representante de propietarios asegura que los empresarios están rezagados en su tarea de comprar los buses “viejos” que actualmente circulan en Ibagué, para poder empezar a comprar los nuevos.

“En bastante posible un escenario en el que el SETP tenga su componente de infraestructura, con vías pavimentadas, paraderos modernos, semáforos nuevos, pero que sigan circulando los buses viejos que tenemos en la actualidad”, advierte.

A la fecha, de acuerdo con el representante de propietarios, los tres operadores no han reemplazado ningún vehículo, aunque la cifra debería ascender por lo menos a 50. “Dicen que están quebrados, pero tienen ganancias anuales por casi $5.000 millones, ¿Qué están haciendo la plata, la desvían?”, cuestiona,