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Las fotos de humo de Hurtado

Las fotos de humo de Hurtado

El Alcalde Andrés Hurtado se consume en la politiquería sin importarle de dónde vengan los apoyos, lo que importa es conservar la continuidad de su nefasta administración, y solucionar sus problemas judiciales.

Por: Humberto Leyton


Las escenas vistas en fotografías en los últimos días, donde aparece el alcalde Andrés Hurtado con Álvaro Uribe en una y Roy Barreras en otra, pueden causar asombro o hilaridad, dependiendo de la óptica que se les mire, pero en realidad se trata de una comparsa chambonamente elaborada que busca solamente resultados mediáticos, puesto que los políticos están por verse.

Sin embargo, el sainete tiene ese picante rocambolesco de la politiquería pueblerina. Por un lado, Hurtado pretende rodearse de personajes para salir en la foto y darse ciertas ínfulas de poderío, que cuenta con el respaldo de figuras de la política, que está fuerte; y por el otro, busca blindarse de los procesos judiciales que tiene pendientes y que van avanzando. Y para eso, nada mejor que tener a Uribe y a Barreras a su lado: tienen la experiencia, los contactos y las influencias para ayudarle, quien quita, a torcerle el pescuezo a la justicia.

Entre tanto, la repartija de puestos, contratos y canonjías que puede dispensarle el alcalde Hurtado, representan el respaldo a las alianzas apresuradas e inesperadas que se han registrado en los últimos días: secretaría de Gobierno para Uribe en la persona del exdiputado Milton Restrepo, y secretaría de Desarrollo Social para Barreras personificada en Camilo Andrés Martínez. Cargos tejidos en los cenáculos politiqueros y a las escondidas, en contubernios alejados de la comunidad y de los intereses ciudadanos, que solo buscan perpetrar la continuidad de un gobierno nefasto para la ciudad de Ibagué.

Estas coaliciones selladas con monedas del tesoro público, solo contribuyen a la bancarrota, a corromper aún más el ejercicio sano de la política, y a llevar a la ciudad a un despeñadero sin fondo.

Aquí, la cuestionada y polémica administración de Hurtado y sus amigos de turno, no tienen nada distinto para ofrecer que la ineptitud, la improvisación, la contratación amañada, la mediocridad y todo lo que huela a corrupción.

Por fortuna, Álvaro Uribe es un dirigente de la ultraderecha en franco retroceso, y Roy Barreras, sin ninguna base política en Ibagué y el Tolima, solo acompañado de los rescoldos del ADA que dejó Rubén Darío Correa, pero que no representan mucho electoralmente hablando. Este es un acuerdo con escasez de votos.

Barreras superó a Fouché  

Aunque la actitud de Álvaro Uribe, en este caso es aceptable, pues está tratando con un funcionario que se identifica con su estilo político y forma de gobernar;  capítulo aparte merece la llegada sorpresiva de Barreras a esta opereta del alcalde Hurtado. No tiene ninguna explicación dentro de la lógica política, salvo a como la entiende el saltarín presidente del Congreso.

Para poner a nuestros lectores en contexto, les contamos que Fouché fue un ambicioso personaje que desde la penumbra ejercía el poder según las circunstancias que se le presentarán. Sirvió a la monarquía, a la revolución francesa, al imperio napoleónico y nuevamente a la instauración de la monarquía.   

Fouché no tuvo inconveniente para cambiar de opinión y defender causas opuestas y contradictorias a la vez, pero siempre lo hizo en tiempos y épocas diferentes entre finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Nuestro Fouché criollo (Barreras), tiene la capacidad que no tuvo el original. Defender posiciones diametralmente opuestas al mismo tiempo: en Bogotá salvaguardar la política del cambio de Gustavo Petro, y en Ibagué la vieja y añeja politiquería que representa el alcalde Andrés Hurtado, que acompañó a Fico y luego a Rodolfo Hernández en la pasada campaña electoral, y que expresa la antítesis del cambio y la transformación que buscan las ciudadanías libres. Es decir, estar con Dios y con el diablo a la vez.

Barreras se olvidó de la lucha que libró contra la corrupción su pupilo Rubén Darío Correa, y quien, según el propio concejal, tuvo que renunciar a su cargo por amenazas de muerte debido a su labor de denuncia.

Son las contradicciones y paradojas que engendra un sistema político en decadencia y corrupto, sin principios ni valores, donde el más hábil ¿o avivato? pone sus condiciones sin importar principios éticos y morales.

Pero en fin, estamos en la época en que una imagen fríamente calculada, y un posterior nombramiento, quiere reemplazar a un proyecto de cambio como el Pacto Histórico, al que Barreras apoya en Bogotá pero traiciona en Ibagué. Ese es el estilo de Barreras, es lo suficientemente conocido. 

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