Completaron un mes de gobierno y en el Tolima vemos que, con excepción de la gobernadora Adriana Magali Matiz y uno que otro alcalde, la mayoría de los mandatarios locales, concejales y diputados, aún no encuentran el rumbo.

Mucho diputado...mucho concejal...mucho alcalde y alcaldesa por ahí de tumbo en tumbo, erráticos, sin brújula. Es tal el grado de relax que exhiben, que no se han dado por enterados que ya no son candidatos. Son gobernantes.

A estas alturas siguen de celebración en celebración, con la desfachatez de que continúan haciendo ofrecimientos y promesas como si estuvieran en campaña.

Ahora bien, la mayoría de diputados y concejales sin saber realmente el rol para el que fueron elegidos. Otros, en cambio, tienen bien claro que en el Tolima llegar a esas instancias de poder se les presenta la posibilidad de perpetuarse en dichas curules, no necesitan de mayor esfuerzo, con responder a lista y sin hacer un solo ejercicio de control político, aseguran su futuro.

En lo que corresponde a los alcaldes, el panorama en el Tolima es desalentador. Hace apenas un mes culminó el periodo 2020-2023 y el balance de las 47 alcaldías es lamentable. Son contados con los dedos de las manos los alcaldes que en ese periodo lograron medianamente sobresalir. Tan pobre fue el resultado que, los balances reales, los de carne y hueso, pasaron de agache. (Las rendiciones de cuentas es otro cuento, éstas se convirtieron no solo en un embeleco, sino en una farsa para las comunidades, solo show mediático con altas inversiones en publicidad).

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La premisa, si hay un alcalde que acierte en la gestión, habrá un municipio que cabalga con propiedad. En el Tolima, poco, muy poco de eso tenemos. Basta una mirada de municipio por municipio y no se encuentra un logro portentoso. Municipios que apenas medio sobreviven, porque la politiquería e ineficiencia se encargó de aplastarlos.

Quisiera uno hacerse a la idea de que en este periodo que inicia, que ya quemó su primer mes, la situación sea distinta, sea favorable, que por fin haya alcaldes y alcaldesas que logren traspasar ese nivel de mediocridad del pasado.

Municipios con un potencial enorme, pero que se han encontrado con el infortunio de alcaldes fuera de foco. Quieren hacer de todo. No engañen más y dedíquense a trabajar, a construir un aterrizado plan de desarrollo. Con eso es suficiente. Que esta sea la vencida. Y por favor, mérmenle al populismo.

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Adenda. A propósito de populismo y hablando de alcaldes, cito un comentario de Luis Antonio Ospina Barragán en referencia a la Alcaldesa de Ibagué, Johana Aranda: “Hasta el momento no sabemos el horizonte de la alcaldesa. Un día quiere barrer las calles, al otro quiere ser portera, al siguiente agente de tránsito, y luego agente de policía. Ahora juega al protagonismo del pico y placa. Me sigo preguntando ¿cuándo va a empezar a trabajar”.

Henry Rengifo Hernández