Opinión
Una Ibagué donde exista el control urbano
Por: Eduardo Peñaloza Kairuz - Arquitecto. Docente Unibagué.
No es casualidad que las personas deseen visitar poblaciones colombianas como Villa de Leyva, Barichara o Mompox, y ciudades icónicas del mundo como París, Barcelona o Singapur.
Esto se debe en parte a que, en estos lugares, entre otras cualidades, se respetan los continuos urbanos; es decir, los paramentos de las casas muestran coherencia entre ellos, las edificaciones se agrupan según sus alturas en lugares determinados, los antejardines y los árboles gozan de superficies percolantes generosas; en otras palabras, se percibe un paisaje urbano armonioso.
Barrio la Pola, Ibagué, años 50. Fuente: Fundación Patrimonio Fílmico colombiano
Barrio el Magisterio, Ibagué, años 50. Fuente: Fundación Patrimonio Fílmico colombiano
Barrio el Magisterio, Ibagué, actualidad. Fuente: qhuboibague.com
Estas características no solo aportan valor ambiental y estético, sino que son causa de beneficios económicos, al convertir a estas ciudades en destinos turísticos admirados.
Lamentablemente, este no es el caso de la Ibagué actual, donde el caos urbano es rampante. En numerosos barrios los antejardines han sido colonizados, techados o eliminados, al punto que en algunas zonas ni siquiera existen andenes. Esto obliga al peatón a arriesgar su vida, al compartir las vías con vehículos, ¿cuántas personas mayores no han sido lesionadas o muertas por causa de atropello vehicular?.
Claro, también cabe resaltar que se nos hace normal andar por las calzadas inclusive en sectores donde sí existe anden; es una costumbre que se ha anclado en nuestra cultura reciente; es más, corremos cuando un conductor nos da el paso en la cebra.
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Fotos andenes, comuna 6 y 7 , Ibagué Fuente: el autor
Foto paso de cebra, comuna 6 Ibagué Fuente: el autor
Las curadurías otorgan las licencias de construcción, pero no ejercen el debido control sobre lo licenciado, pues a pesar de contar con personal idóneo y capacitado, no están obligadas a realizar dicha labor. En el medio de la construcción es común oír: realicé un proyecto para curaduría y otro para la construcción, pues en Ibagué “no molestan”.
En este sentido, el control urbano recae en manos de los ciudadanos o de veedurías que, amparadas en la Constitución Nacional de 1991, pueden ejercer este tipo de derecho.
En Ibagué, es común observar violaciones al espacio público, tanto en construcciones nuevas como en reformas a viviendas y edificaciones de otros usos; se cierran antejardines, se techan andenes y se construye sin respetar los planos licenciados. Cabe indicar que el daño al espacio público NO PRESCRIBE, caso distinto a lo que pase de la línea del paramento hacia adentro.
Foto sector comuna 6 Ibagué: el autor
Foto sector comuna 2, Ibagué: el autor
Es habitual encontrar cubiertas metálicas improvisadas en los últimos pisos, aperturas de ventanas en muros medianeros y edificaciones sin área libre, claros incumplimientos de la normativa, pero que pasan desapercibidos debido a la falta de supervisión por parte de las autoridades.
Es urgente que Ibagué, y las ciudades colombianas en general, encuentren un camino para recuperar el control urbano. Esto no solo es un derecho de los ciudadanos, sino una necesidad para restablecer el orden, la funcionalidad y la estética, que alguna vez caracterizaron a nuestras ciudades coloniales y premodernas.
Adicionalmente, Ibagué goza de un valor agregado: un paisaje cálido húmedo tropical exuberante, un activo invaluable que muchas ciudades en el mundo desearían como principio de planeación.
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