Por: Eduardo Peñaloza Kairuz - Arquitecto, docente Universidad de Ibagué

La cifra recomendada por la Organización Mundial de la salud -OMS- para espacio público es de 15 m2 por habitante; en Ibagué, a pesar de algunos esfuerzos de administraciones municipales anteriores, no se logra llegar a los 3 m2.

Aunque en muchas partes de la ciudad se han destinado más m2 para el espacio público, cabe indicar que otras lugares de la ciudad, no corren con la misma suerte.

Es frecuente ver tramos de vía vehicular urbana sin andenes, y donde los obstáculos para el peatón abundan: postes de luz, todo tipo de señales, vehículos y papeleras, paraderos de bus y hasta basura. Los pasos de “cebra “desdibujados, algunos rematan en bordillos con alturas inhumanas y/o rampas destruidas, en conclusión, un “cocktail” para los accidentes.

Un ejemplo de las irregularidades descritas se percibe en la carrera 5ª, uno de los corredores viales y peatonales tradicionalmente reconocidos de la ciudad. Este corredor podría convertirse en un referente modelo ya que cuenta con una buena sección vial y alberga vegetación y una arborización majestuosa.  

Sin embargo, en la alcaldía pasada se pudieron ver algunas imágenes del sonado proyecto Bulevar de la 5ª., el cual plasma la necesidad, pero no explora la dimensión natural urbana que este lugar amerita. Es un proyecto más donde se realzan materiales y colores vistosos en pavimentos, pero carece de una clara y sensible acogida para los transeúntes.

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Carrera 5ª, tramo calle 32. fuente: el autor

En Ibagué muchas veces anhelamos lo que se hace afuera, miramos ejemplos de Barcelona, Medellín, Bogotá y Barraquilla, hoy con su malecón del rio, el cual con muchos esfuerzos ahora realizan para conectar la urbe con lo natural.

Surgen las preguntas: ¿cuál es su costo ecológico y ambiental?, ¿cuál es su costo económico?, ¿cuál es su costo social?. En nuestro caso, tenemos a la mano lugares de una naturaleza incalculable como es el jardín botánico, de los pocos en Colombia que se ubican en pie de montaña.

Espacios públicos y parques interesantes producto de una época de la ciudad abierta como los de El Jordán, los de Villa Café, y algunos de los Parrales, deberían replicarse y establecerse como patrón en lugares en desarrollo, aprovechando así los vacíos urbanos como nuevos ejemplos.

Es paradójico, pero por la falta de espacios públicos es común ver cómo la gente se apropia de las franjas verdes paralelas de la variante, cerca al sector de Arboleda Campestre, cuelgan sus hamacas y hasta realizan fiestas privadas, ni siquiera gozan de la vista hacia los cultivos de arroz y los pájaros que la circunda, en especial los milvagos, sino que se enfocan hacia la vía, hacia los camiones que circulan.

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Variante Ibagué Bogotá, cerca a Arboleda Campestre . Fuente: el autor

Motivados por esta problemática, en el mes de junio se reunieron en la Universidad de Ibagué, representantes del gobierno local encabezados por Planeación, Gestora Urbana y Proyectos Especiales, entre otros, con las asociaciones gremiales de arquitectos, paisajistas e ingenieros del Tolima, además de la Universidad del Tolima y de la Antonio Nariño, con el fin de concretar un observatorio del espacio público para el desarrollo de proyectos a corto, mediano y largo plazo. Proyectos que logren victorias tempranas, procesos que demuestren a pesar de la escala, cambios significativos para la ciudad.

Finalmente, Ibagué merece revisar cómo recuperar y mejorar su espacio público, requiere establecer una ruta conjunta que supere los periodos políticos para satisfacer este derecho fundamental de los ciudadanos a un espacio público digno.

Reunión 24 de mayo de 2024 en la Universidad de Ibagué. Fuente: el autor