Opinión

Un liderazgo Nocivo

Un liderazgo Nocivo

Las Instituciones Educativas no son ajenas a esta característica que es fundamental en los procesos de transformación educativa como lo menciona en su libro “Cambios en la Educación” Giovanny Lafrancesco (2003). En la realidad cualquier miembro de la comunidad educativa puede ser líder desde su rol, sin embargo, el directivo docente de una institución es el llamado inherentemente a ser el primero que enmarque un liderazgo enfocado a permear cada uno de las personas y componentes del establecimiento educativo. 

En esta tarea de liderar resulta una variedad de tipos, pero me quiero enfocar en este artículo a uno en particular encontrado en algunas zonas del Departamento del Tolima que deteriora significativamente el clima escolar y sucumbe a las Instituciones Educativas hacia el camino de lo inhóspito.

A continuación resumo en 10 puntos las estrategias que deben emplear los directivos docentes para encaminar a una institución hacia el abismo. En primer lugar, confíe ciegamente de los comentarios de las personas que se acercan hablar de otras para ganarse su confianza. En segundo lugar, desconozca el trabajo realizado por los antecesores y denigre constantemente los procesos que se llevaban en la Institución. En tercer lugar, venere frecuentemente su labor y recuérdele a su equipo de trabajo que usted es el que manda.

En cuarto lugar, desvalorice el esfuerzo de los miembros del equipo de trabajo y denigre las acciones que emprenden desde diferentes áreas. En quinto lugar, utilice la amenaza para intimidar a su equipo de trabajo y lograr que cumplan sus responsabilidades cabalmente. En sexto lugar, jamás reconozca que tiene errores debido a que esto le hará perder autoridad frente a su equipo de trabajo. En séptimo lugar, si algún miembro del equipo de trabajo tiene la razón en alguna apreciación, nunca la acepte. En octavo lugar, no se actualice pedagógica, administrativa y legalmente por que las cosas funcionan sin necesidad de esos aspectos.

En noveno lugar, los procesos para mejorar se fundamentan con ensayo y error, sin ninguna estrategia con evidencia empírica ni teórica. Finalmente en décimo lugar, desconfíe naturalmente de las capacidades de las personas que conforman su equipo de trabajo. En lo anterior se pueden observar acciones sencillas y simples que solo tienen que emerger de la impulsividad producto de los factores anímicos y la irracionalidad que caracteriza algunos comportamientos humanos; sobre todo se evidencia, en palabras de Alvin Toffler, la incapacidad de aprender, desaprender y reaprender aspectos fundamentales para la vida que redundan naturalmente en el adecuado funcionamiento de las Instituciones Educativas.

Por: Oscar Javier Arciniegas Garzón.

Artículos Relacionados

Noticias Recientes