Opinión

¡Solidaridad por el cambio!

¡Solidaridad por el cambio!

Por Carlos Alberto Estefan Upegui 


Se ha querido hacer creer que los resultados electorales en Latinoamérica corresponden a un avance del socialismo cuando realmente se trata de la insatisfacción de las mayorías ciudadanías de distintas vertientes políticas, incluso muchísimos Independientes o sin partido y representantes de variadas corrientes del pensamiento, contra la concentración de privilegios, la corrupción y la impunidad en masacres y delitos de toda índole, flagelos que se han apoderado del continente; además, del hambre, el deficiente servicio de salud, la falta de oportunidades, el robo permanente a las arcas del estado, la compra de votos, etc., etc.

En otras palabras, se trata de la defensa de los derechos civiles y la redistribución de la riqueza; la búsqueda del desarrollo de la sociedad en todos los ámbitos. 

Así las cosas, no se necesita militancia específica alguna para participar de lo que se ha convertido en un propósito de multitudes. 

Solamente se requiere una mínima cuota de sensibilidad social y de sentido común para asimilarlo.

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Sin desestimar la importancia de las organizaciones políticas que luchan por ideales semejantes, lo que en la práctica se ha venido dando es el nuevo despertar por  un cambio. 

No es un discurso marxista; más bien lo que se plantea es progresismo dentro las economías de mercado y la institucionalidad democrática vigente, como ha venido sucediendo en la mayoría de estos países, menos en Venezuela y Nicaragua por condiciones muy excepcionales. 

Por eso la comparación con ellos es equivocada y hasta mal intencionada, versión irónicamente atizada para desacreditar los logros alcanzados en
Colombia, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Brasil. 

No es que la gente se haya vuelto comunista, sino que se cansó del estilo de sus gobernantes tradicionales. 

Y si bien, algunos de quienes protestan pudieren profesar esa ideología, no todos la comparten al igual que sucede con Liberales, otros movimientos alternativos e incluso conservadores inteligentes y de avanzada que se suman democráticamente para exigir el relevo de quienes no han sido capaces de gobernar sin anteponer su propio beneficio al bienestar general. 

Corrupción, compra de votos, nóminas paralelas, sobre endeudamiento, déficit fiscal, etc., en complicidad con la mala prensa que genera pánico económico y distorsiona el verdadero sentido de la realidad. 

El mapa de Latinoamérica con amplia predominancia de presidentes elegidos por esa causa es la prueba más clara del descontento de esos pueblos. 
Y su reacción solo la inspira la ilusión, la esperanza y el interés común de un mejor vivir, al punto de haber comenzado a hablarse de la posibilidad de abrirse camino en Suramérica un nuevo modelo solidario de desarrollo liderado por una nueva UNASUR.

¡La voz del pueblo es la voz de Dios!

*Exgobernador del Tolima

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