Opinión
Rappi: Un claro ejemplo para apoyar la reforma laboral
Por Michael López Guzmán - Consultor económico y político
Rappi, concebida como un unicornio en Colombia y en América Latina por ser una Start-Up que alcanza un valor en el mercado de 1.000 millones de dólares, es una multinacional colombiana que nace en el 2015 con el objeto social de realizar la intermediación comercial entre aliados comerciales y clientes a través de una plataforma tecnológica o APP, la cual funciona sobre una orden de pedido que es entregada por una persona que cumple la labor de domiciliario, mensajero o en el lenguaje corporativo, Rappitendero.
En la actualidad, Rappi tiene operaciones en 250 ciudades de nueve países y un total de 100 millones de descargas de la app. Así mismo, el diario Portafolio 2022 en entrevista con el gerente de Rappi Colombia, Matías Laks, afirma que a 2022 en la plataforma se conectan más de 100 mil Rappitenderos en todo el país.
Al observar la generación de empleo por parte de Rappi en el país, las cifras son alentadoras en un mercado laboral con altos índices de desempleo, no obstante, al revisar el comportamiento de las garantías laborales y de dignificación del trabajo para el Rappitendero, se puede concluir que son precarias.
En estudios realizados por investigadores de la Universidad EAN y la Universidad Javeriana concuerdan que los Rappitenderos trabajan entre 8 y 12 horas laborales de lunes a domingo obteniendo en promedio entre 40 y 60 mil pesos por día. De este salario deben de costear el plan de datos para operar el dispositivo móvil, el desgaste y rodamiento de su herramienta de trabajo sea moto, carro o cualquier otro vehículo.
Otra de las graves problemáticas que se evidencian en los resultados, es la ausencia del aporte y cotización a seguridad social. Solo un poco más del 10% realiza sus aportes al régimen contributivo en salud, más del 50% no se encuentran afiliados al régimen de salud y cuando enferman, no tienen derecho a una incapacidad medica que los cobije. En las pensiones es más grave aún, ya que más de 90% no cotiza al sistema de pensiones.
En ese mismo orden, los Rappitenderos no cuentan con un contrato laboral con Rappi, pese a cumplir con 2 de las de las 3 condiciones para que exista uno. No tienen vacaciones y los recargos de horas extras no existen; Tampoco les proveen elementos de seguridad personal, ni mucho menos ARL en un trabajo que es considerado de alto riesgo, teniendo en cuenta los altos índices de accidentalidad que tiene los motociclistas siendo en su mayoría los que prestan el servicio; No tienen acceso a suministro de dotación, ni herramientas de trabajo como medidos de transporte y bioseguridad para transportar los alimentos; No cuentan con un baño y tampoco un lugar para descansar, cargar sus dispositivos y tomar el almuerzo ya que los existentes, son insuficientes. Todo esto debido a que no son considerados empleados sino más bien “independientes” y son ellos quienes deben adquirir, por sus propios medios, todo lo que requieran para cumplir con la labor.
La situación con Rappi es la punta del iceberg de lo que sucede laboralmente en Colombia. Por consiguiente, el país y los trabajadores necesitan un marco normativo que permita blindar las garantías laborales como: priorizar la contratación a término indefinido, establecer el horario diferencial de jornada diurna y nocturna de 6 a.m. a 6 p.m., establecer el pago del 100% del recargo dominical; actualmente, es el 75%, restablecer el preaviso para las y los trabajadores, proteger el trabajo formal en plataformas digitales o de reparto, fortalecer la protección y promoción del derecho de asociación sindical, amparar y establecer las 8 horas diarias legales de trabajo y crear la modalidad de jornal agropecuario, entre otras.
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