Opinión
Más allá de la denuncia del abuso sexual infantil
La Organización Mundial de la Salud (OMS), menciona que el abuso sexual infantil es la utilización de un niño, niña o adolescente en una actividad sexual que no comprende, para la cual no está en capacidad de dar su consentimiento y no está preparado por su desarrollo físico, emocional y cognitivo. En Colombia se reportaron 22.519 casos de violencia sexual durante el año 2017, el 80%, es decir 18.015 de las víctimas eran menores de edad. (Forensis, 2018)
Las consecuencias de este aberrante acto son para toda la vida que atenta contra la integridad y la dignidad de los niños, niñas y adolescentes. Ese número elevado de casos me estremecen y aún más el sub registro que debe duplicar las cifras oficiales. Esa realidad es un indicador de una sociedad precaria y necesitada de una mirada hacia sí misma para redireccionar su camino y existencia.
El número de menores de edad víctimas de abuso sexual en Colombia sumando los datos oficiales y los sub registros podrían llenar el estadio Campin de Bogotá, es decir un grupo poblacional inmenso, esa es la magnitud del problema que como sociedad tenemos que está impactado sustancialmente al presente y futuro de nuestro país y requiere una atención diferenciada, oportuna y no solamente en la denuncia o proceso de judicialización del caso.
En el Departamento del Tolima, el abuso sexual infantil no cede, según datos de la regional del Instituto Colombiano del Bienestar Familiar, a junio del año 2018 van 640 denuncias. Las entidades del departamento hacen un esfuerzo para la detección, atención de los casos y la judicialización de los mismos. A pesar de ese esfuerzo, tengo una preocupación latente, que me he encontrado en varios de los municipios, relacionada con la ruta de atención que existe de víctimas de abuso sexual, la cual fue construida conjuntamente por diferentes sectores y eso es importante en esta clase de procesos, sin embargo quiero develar algunas dificultades en el proceso de atención de las víctimas, específicamente en la recuperación socioemocional de los niños, niñas y adolescentes que enuncio a continuación:
1. El enfoque de la ruta está marcado en atención y no en intervención. Eso es importante en la parte inicial, pero es incompleto en el proceso integral, especialmente relacionado con la víctima. En varios casos se centran más en el victimario que en el niño, niña o adolescente.
2. El tiempo para iniciar un proceso de recuperación socioemocional es demasiado largo cuando tienen la fortuna de asistir y en muchos casos ni siquiera inician una intervención.
3. La mayoría de los hospitales del departamento son de baja complejidad, por lo tanto no tienen un profesional especializado para abordar el tema de recuperación socioemocional y las familias no cuentan con los recursos para desplazarse a las citas correspondientes a otros municipios.
4. Algunas IPS tienen habilitados el servicio de Psicología General, sin embargo para abordar estos casos se requiere una formación disciplinar específica y una experiencia profesional particular.
5. Las Instituciones Educativas sólo se están quedando en la Remisión de los casos omitiendo acciones relacionadas con el ajuste académico y convivencial del estudiante, el cual es la esencia del sistema escolar.
6. Los municipios no han ajustado contextualmente la ruta de atención que existe en el departamento a las condiciones propias de los mismos, al igual no se encuentra descrito los procedimientos, es decir el cómo se debe proceder en cada uno de los momentos porque he visto un aprendizaje por ensaño y error con la víctima en la activación y tránsito de la ruta y eso es impermisible
Teniendo en cuenta lo anterior, es importante que los niños, niñas y adolescentes víctimas de abuso sexual sean tomados realmente como sujetos y no casos o un número para las penosas estadísticas, por lo tanto se requiere un abordaje integral donde se garantice su recuperación socioemocional con profesionales de la salud mental especializados que le garanticen un verdadero trabajo psicoterapéutico porque es triste encontrase con adolescentes que fueron abusados sexualmente cuando eran niños con problemas de identidad, sexuales, inseguridades, intentos de suicidio, dificultades familiares, académicas, escolares, relacionales, entre otros; y el común denominador de todos fue que nunca hubo un proceso de intervención sistemático. Por eso es fundamental comenzar a revisar el tema, ser autocríticos como institución y proactivos socialmente para ir más allá de la denuncia del abuso sexual infantil
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