Opinión

“Mamá, ¿dónde están los juguetes?”

“Mamá, ¿dónde están los juguetes?”

Por Oscar Viña Pardo 


La canción de Nieves Oropeza marca el inicio de la Navidad y deja una huella imborrable en las generaciones que, como yo, han experimentado la gratitud por recibir un regalo en estas fechas. En la adolescencia y luego como padre, la angustia se intensificó, especialmente al pensar en la inocente "cartita" que los niños depositan con la esperanza de recibir algo el 24 o 25 de diciembre. Como expresa la letra:

“Mamá, hoy me siento muy triste
Mamá, ¿el Niño no me quiere?
¿Será que tú hiciste algo malo
Y el Niñito lo supo?
Por eso no los trajo”

Hoy, observando a las personas comprar regalos navideños, experimento una alegría sincera. La celebración es necesaria; una sonrisa, un momento de esperanza y agradecimiento, nos recuerda que el comportamiento bondadoso tiene sus recompensas.

“Mi amor, ya no te sientas triste
Mi amor, si a tu lado me tienes
Y así, esperaremos juntos
Rezaremos al cielo
Hasta el año que viene
Y así, esperaremos juntos
Rezaremos al cielo
Hasta el año que viene”

Pero no esperemos al año que viene para actuar. Apoyemos las campañas de recolección de regalos para niños, de pañales para adultos mayores, y de alimentos para las familias necesitadas. Podemos marcar la diferencia, brindando regalos grandes o pequeños, sin esperar reconocimiento.

Un detalle, un presente puede marcar la diferencia en estos tiempos. Podemos rezar por el próximo año, pero nuestra sonrisa este mes puede cambiar al comprender la verdad detrás de esta canción melancólica.

Entregar un juguete a través de iglesias, emisoras o centros comerciales puede dar esperanza a un niño o a una familia. En este acto, encontramos la verdadera magia de la Navidad: la creencia en la humanidad y la esperanza renovada.

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