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Opinión

¿Libertad o determinismo?

¿Libertad o determinismo?

Por Juan Bautista Pasten G.


Sin duda, el tema que enuncia el título, ha sido objeto de estudio, reflexión y análisis desde los albores del ser humano o, más bien, desde que el hombre es capaz de pensar y razonar, vale decir, desde que piensa con sentido, entendimiento y razón, por tanto, cuando deja de ser, simplemente, un elemento mas dentro de la misteriosa e inasible Naturaleza.

Como hemos dicho en artículos anteriores, activar y utilizar la racionalidad ha posibilitado resolver muchos enigmas de nuestro entorno y de nuestra interioridad - aunque también es cierto - que lo conocido hasta ahora, continúa siendo ínfimo en respecto de todo cuanto ignoramos. Aun así, el pensamiento y el razonamiento son herramientas pertinentes y apropiadas de la mente y la consciencia para avanzar en la comprensión y entendimiento del mundo y de nosotros mismos.

Como sabemos, la realidad – el todo planetario y universal de que somos parte - está en constante movimiento y cambio. Por consiguiente, es imprescindible que todo nuestro ser, o sea, cuerpo, emociones, mente, intelecto y consciencia sigan el curso de lo real e, incluso, podamos influenciarlo y modificarlo inteligente y valóricamente.

Por lo pronto, una de las interrogantes cruciales a resolver es aquello que apunta al aspecto esencial del ser humano: ¿somos libres o estamos siempre condicionados? Por cierto, es una temática de la cual han tratado muchos estudiosos, tanto de las ciencias naturales como sociales, así como teólogos y filósofos. Un contenido apasionante que consideramos necesario hacer partícipes a todos los lectores y a todas las personas.

Ahora bien – como acaece en todo lo humano - hay opiniones divergentes, que generan adherentes a una u otra posición teórica, para lo cual se entregan fundamentos más o menos sólidos.

En principio, al realizar una observación analítica, nos parece confirmar las tendencias deterministas, ya que habitamos y somos parte de un planeta que, a su vez, es parte de un sistema planetario (“sistema solar” se llama); este es parte de una galaxia, (“vía láctea” se la ha denominado), galaxia que es una de las tantas del universo. Lo anterior, de una u otra manera, ya nos constriñe a una especie de determinismo espacial y/o estelar.

Por otra parte, tenemos un cuerpo físico que limita bastante nuestra movilidad. Junto a ello, hay teorías y creencias, derechos y deberes, tiempos de estudio, de trabajo, de descanso y esparcimiento. A simple vista, todo está programado, somos parte de un contexto natural y social, somos solo un elemento de lo establecido o impuesto y, lo somos, aparentemente, desde nuestro nacimiento hasta la muerte.

En efecto, las teorías deterministas parecen tener razón acerca de nuestra existencia y quehacer en el mundo, todo esta dispuesto para encajar y ser insertados en el lugar que nos corresponde. Todos parecemos ser un eslabón más de la larga cadena social. Parafraseando un tema del grupo musical “Pink Floyd”: “Todos somos un ladrillo más de la pared”. Es así, como el sistema nos acoge, nos direcciona, nos determina y … nos domina.

No obstante, - como expresamos anteriormente -, muchos de los grandes misterios acerca de la naturaleza, del ser humano y la plenitud de la Vida, permanecen aún en la ignorancia cognitiva, es decir, estamos en el umbral de la sabiduría, en la antesala de la Verdad. Si bien la religión, el arte, la ciencia y la filosofía han permitido avanzar en el conocimiento de las cosas y de uno mismo, en lo sustancial- a mi juicio- prevalece lo enigmático, lo oculto y lo desconocido.

Efectivamente, no pocas veces, la liberación de las cadenas opresoras, de las leyes injustas o de existencias ignominiosas, comienza con la “redención” e “iluminación “de unos pocos individuos, auténticos sujetos de la historia. Estos personajes eximios mediante su inteligencia, valentía, fortaleza y perseverancia han conseguido derribar falacias, mitos y tabúes. Posteriormente, ingente cantidad de personas han asumido ese desafío, han seguido el derrotero de esos seres sobresalientes, que han mostrado que la verdadera libertad sí es posible. Nos referimos a la libertad que vence adversidades, que ilumina en medio del obscurantismo existencial, que descubre manantiales en medio del desierto, que abre senderos en medio de las montañas y los mares. Esa es la libertad que se enaltece sobre cualquier tipo de determinismo o condicionamiento.

Pues bien, vivir no es meramente adaptarse, conformarse ni resignarse al “supuesto orden establecido”. Los niños – sobre todo, en su primera infancia - nos indican el camino a seguir, aquel de la inocencia, la solidaridad, el encuentro, la alegría, la imaginación y la paz.

La libertad no es un simple consuelo existencial ni paraíso temporal, ya que constituye lo mas intrínseco del ser humano, lo que nos transforma de modo integral. La auténtica libertad es una tarea, un trabajo a conquistar, que va creciendo día a día, momento a momento. La libertad verdadera nos cambia de meros entes mecánicos en seres creadores, de siervos en líderes, de espectadores de lo que acontece en directores y protagonistas en el gran teatro de la Vida.

La libertad se acrecienta con el aumento de la consciencia. La consciencia se perfecciona cuando descubrimos y aplicamos el poder del Amor, la Convicción y la Unidad.

¡Nada humano puede detener el avance seguro de los seres libres, despiertos y conscientes hacia la plenitud de la Vida!

“Conocerás la Verdad y la Verdad te hará Libre”. Jesús.

“El corazón tiene razones que la razón desconoce”. B. Pascal.

“La Libertad no es hacer lo que se quiera sino hacer todo lo que permita convertirse en mejor persona, mejor ciudadano, mejor ser humano “. A. Machiavello.

  • Docencia e investigación en filosofía
  • Universidad de Chile

    La columna escrita por Juan Bautista Pasten G. no representa la línea editorial de El Cronista.co 

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