Los nombres de los activistas ahora son una variopinta realidad colombiana. Testigos electorales, promotores comunitarios de la democracia, veedores sociales, pregoneros, por nombrar algunas categorías, recibirán este domingo un dinero por su trabajo en donde la democracia justifica los medios. Dicen que hay campañas políticas que pagan entre 50 mil y 100 mil pesos a los activistas

Acompañado de esta parafernalia, los restaurantes con sus tamales, lechonas, corrientazos  que se suman a los refrigerios FAT no FIT que irán en los equipos de logística conformado por flotillas de carros que visitarán los puestos de promoción y tomarán apuntes de cómo van en las urnas.  

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Ya el ‘agosto’ fue hecho por los dueños de las redes sociales, los impresores de material POP, los textileros que entregaron la producción indicada por los políticos que ahora tienen que pagar por adelantado, porque el que no cobra tendrá al final del ejercicio contable que apuntar en sus libros un ítem que se llamará cuentas de difícil recaudo. 

Después de las cuatro de la tarde la cita es en las sedes políticas, donde las empresas de logística tienen preparada la fiesta con cantantes, sonido, serpentinas. De nuevo la fiesta de la democracia termina en el rumbón cuando los candidatos ganadores van hasta el amanecer, y los que pierden apagan sus ánimos apoyando a su candidato. 

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Llega el lunes, han pasado las elecciones, el desempleo vuelve a su cifra natural, por encima del 14%. Los titulares del próximo miércoles 30 de octubre destacarán la medición del DANE donde Ibagué seguramente aparecerá como la quinta ciudad capital con mayor desempleo. Ya el auge pasó y regresamos a nuestra cotidianidad, donde pasar hojas de vida para la temporada navideña se convierte en parte del paisaje.