Opinión
Hillary Castro, el rostro de la impunidad
Por: Juan David Gómez González
La semana pasada en pleno Halloween cuando las autoridades conocían que muchas familias saldrían producto de la tradicional fiesta de disfraces y Claudia López en Bogotá anunciaba 7.174 policías y más de 450 funcionarios de la Secretaría de Seguridad para reforzar el pie de fuerza en la ciudad una joven de 17 años fue presuntamente abusada, su nombre Hillary Castro.
La impunidad en Colombia se vive desde diferentes frentes, pero a esta joven de apenas 17 años le tocaría vivir la peor, la institucional. Luego de ser amenazada con un cuchillo en plena estación del Transmilenio en La Castellana (norte de Bogotá) y sometida a realizarle sexo oral a su agresor, es obligada a entregar sus pertenencias; la historia la tuvo que conocer toda Colombia luego de que ella acudiera a sus redes sociales como último recurso.
Ruta de la impunidad:
Según relata la joven, en la estación no había policía, ni vigilancia. Llama a sus amigas para buscar al presunto agresor, sin poder encontrarlo. Posterior a esto acude a la Unidad de Reacción Inmediata de la Fiscalía, que en un comunicado posterior indican que un celador a cargo del distrito es quien le indica a la menor que debe ser mayor de edad para interponer su denuncia en ese lugar, pues la URI de la 38 es para adultos y la de los menores queda en la Carrera 30 con 12; se trasladan a la dirección indicada y les informan que como su agresor era mayor de edad, pero además que ya eran las 5 pm (la línea de la policía de Transmilenio estaba fuera de servicio).
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Luego de la exposición del caso por redes, la Secretaría de la Mujer, La Alcaldesa de Bogotá y hasta el Presidente de la República ordenaron celeridad en la búsqueda del agresor, el domingo 6 de noviembre de 2022, la Fiscalía presentó ante un juez de control de garantías a Juan Pablo González, imputándole acceso carnal violento en concurso con hurto agravado y calificado, pero el procesado no aceptó cargos pero la víctima nunca fue llamada, contextualizada ni reconoció a su agresor, hecho cuestionado por la misma víctima.
Sobre Juan Pablo de 42 años se supo hasta ahora, que justo el 21 de octubre (diez días antes) la comunidad de parques de Belmira -Cedritos- denunció que se denudaba y les mostraba sus partes íntimas a los transeúntes, la Policía Nacional lo capturó y en tres horas estaba nuevamente libre.
El trato que se le dio a Hillary Castro no fue el de una víctima y en consecuencia no fue tratado como un acto urgente, luego de su exposición y captura el presunto violador falleció en la URI de Puente Aranda, primero se dijo que era un suicidio, pero ahora se investiga un homicidio, en una extraña situación que aún no aclara la Fiscalía General de la Nación. Éste caso se le va a la justicia, sin verdad, ni reparación.
Quedan muchos más casos sin resolver, que no contaron con la celeridad que logró Hillary, pero ella sin duda representa como la institucionalidad pudo haber sido un factor de impunidad como lo es para Paula Restrepo de 18 años violada, torturada y asesinada en el municipio de Andes, Antioquia y muchas más que no denuncian.
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