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Opinión

¿Es posible otra realidad política en el Tolima?

¿Es posible otra realidad política en el Tolima?

Inútil es creer que en un país centralista, los partidos políticos tradicionales y centralistas crearán progreso regional. Desde el albor frentenacionalista, los partidos transmutaron en baronías electorales socialmente insensibles, ideológicamente insolventes y éticamente gelatinosas y por ende no fiables. Esta seria razón suficiente para creer que el Tolima debe idear y edificar otra realidad política que haga posible su progreso y, de paso, conjurar ese absurdo hechizo que lleva a personas decentes y capaces a creerse buenos políticos solo porque son duchos en artimañas electorales y no expertos en construcción de desarrollo.

Así muchos sufran de ese hechizo, que podría ser pasajero, la región cuenta con actores potenciales del desarrollo, especialmente gente joven, que renovada en cordura, decoro y mentalidad, puede cambiar la historia del Tolima y de ahí que es sensato y aconsejable no caer en maniqueísmos y si revivir la fe en que las personas cambien para que todo cambie, o lo mismo: “si a uno le gustan las mariposas no puede andar por ahí pisando las orugas”.  

Pensar que el país debe reconstruirse desde las regiones es aceptar tácitamente la teoría que señala que ello solo es posible si nos negamos a orbitar sobre caudillismos heredables apiñados concupiscentemente en agencias electorales sin doctrinas, principios e ideología y por ende sin proyecto político. Se colegirá entonces que construir la “región Pijao” exige forjar cultura de desarrollo, sentido histórico y otra realidad política, cosa viable si muchos de “los tres millones de tolimenses” optamos por crear un partido político regional.

De ser oída y acometida, la propuesta rompería la inercia histórica del Tolima porque las ideas regionalistas y un colectivo realmente democrático, causarían hechos nuevos como: afirmar la nacionalidad desde la región y no desde el centro; crear empoderamiento local y regional como virtud para lograr peso político especifico nacional; inducir el concepto de región autonómica; hacer lecturas tolimensistas desde la complejidad y diversidad de los municipios; animar enfoques estratégicos en cada subdivisión geopolítica regional; honrar el bien común; imprimir ética al ejercicio político; instar a la cohesión, la coherencia y los acuerdos desde una visión compartida de futuro; orientar y determinar el rol político de líderes y militantes; erradicar los primitivos personalismos y grupismos.

Un colectivo político tolimensista moderno, dinámico y legitimado por el elevado sentido histórico de su misión política y su visión estratégica, avivará la identidad y la unidad social para encarar el futuro; enaltecerá la democracia política al basarla en ideas de democracia económica afirmadas en el hecho de que siendo cierto que el desarrollo supone negocios, igual es cierto que los negocios no siempre suponen desarrollo; probará que los planes de desarrollo hoy son un orfeón sofístico y pragmático que no permea la voluntad de quienes deben encarar la hegemónica e inequitativa economía de mercado y restaurar el capital social y solidario; ratificará, refutando ficciones que impone el gran poder, que entre más regionalistas seamos más universales seremos. En nuevo escrito ampliaré la propuesta.

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