Por: Jonathan J. Ortiz T. - Geólogo. Investigador académico

A casi un mes, de aquel 29 de abril donde se auspició “El mejor cumpleaños de la vida”. Un encuentro que aglutinó las masas, donde al menos 2.000 personas se movían al ritmo de papayera, tamal y torta que llegaron en buses y chivas; las calles cercanas a la 60 se paralizaron, la movilidad fue un caos; pero, se celebró por lo alto el cumpleaños de la candidata del pueblo hurtado. 

El evento abierto al público botó la casa por la ventana, con una logística estilo concierto, y repartiendo propaganda política se gastaron cientos de millones de pesos, quizás miles; para el mejor cumpleaños de la vida de la exsecretaria de salud. ¡SALUD! Por eso.

La música no faltó y al ritmo de un contratico bailaron hasta el atardecer.

Del siglo XVI donde empieza la trata de esclavos al siglo XXI donde empieza la esclavitud encarnada en el poder del esclavista que tiene la potestad de repartir contratos.

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El poder; un concepto que hoy es concebido como el simple hecho de ser quien manda, tomar decisiones y no tener nada que se lo impida; el pueblo hurtado hoy nuevamente se desplaza por la incertidumbre y el miedo de no tener que comer; como dando y quitando un dulce a un niño; así, se baila en la fiesta para seguir en el poder; jugando con el pan del ciudadano.

El día que el pueblo hurtado despierte; el día que el pueblo hurtado entienda que solo lo buscan y lo abrazan por estos tiempos; el día que usted amigo(a) mío (a) entienda que comiendo 6 meses y aguantando 3 años y medio no sirve, ese día las cosas van a cambiar; el día que entienda que con el pan de la gente no se juega ese día las cosas cambiaran.

Mientras tanto… el pueblo hurtado come torta y le ponen papayera; es hora de darle el dulce a los niños, en enero se los quitamos.

De nuevo… ¿SALUD? Por eso.  Po el mejor cumpleaños de la vida.