Por Felipe Ferro - Presidente de la Asamblea del Tolima

La Asamblea Departamental del Tolima como miembro de RAP Eje Cafetero, fue invitada al debate en la Comisión de Ordenamiento Territorial del Senado de la República, realizado en Pereira, asistí como presidente de la Duma, y la verdad me dejó un sabor amargo.

Presencié un panorama preocupante: nuestras Regiones Administrativas de Planificación (RAP), creadas para empoderar a las regiones y combatir el centralismo que históricamente ha sofocado el desarrollo, están siendo desfinanciadas sistemáticamente por el gobierno nacional.

Mientras en público se habla de descentralización, en privado se les corta el oxígeno financiero, obligando a los territorios a depender de la "buena voluntad" de los ministros y perpetuando un centralismo disfrazado de federalismo.

El artículo 41 del plan de desarrollo del Gobierno Petro habla de fortalecer los esquemas asociativos territoriales, lo que en teoría debería traducirse en más recursos y autonomía para las RAP. Sin embargo, el artículo 44 del mismo plan deja la financiación a la discreción del gobierno nacional, permitiendo que el flujo de recursos dependa de los criterios arbitrarios que éste establezca. Es una extorsión disfrazada de política pública. En lugar de empoderar a las regiones, el gobierno central está jugando a mantener el control financiero sobre ellas, asfixiándolas hasta que no puedan sostenerse por sí mismas.

Y la situación se oscurece aún más con el anuncio de la reducción del 25% en las transferencias del Sistema Nacional de Regalías a los departamentos. En Tolima, según nuestra gobernadora Adriana Magali Matiz, esto se traducirá en una pérdida de 122 mil millones de pesos.

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¿Cómo se supone que vamos a financiar nuestros programas sociales, el transporte escolar, el PAE (Programa de Alimentación Escolar) y, por supuesto, nuestras RAP con este golpe financiero? Es simple: no lo haremos. El gobierno ha decidido priorizar el aumento del 40% de los recursos para el OCAD Paz, pasando de 3 a 5 billones de pesos, politizando los fondos y doblegando a los gobiernos regionales a las pretensiones del Ejecutivo.

A esto se suma la pérdida de ingresos que los departamentos obtenían por la expedición de pasaportes, centralizando aún más el proceso y dejando a las gobernaciones sin estos recursos, pero queriendo que sigan siendo intermediarias sin ningún costo adicional. Es una receta perfecta para quebrar las finanzas regionales.

En Tolima, la situación es aún más grave debido a las dificultades financieras que enfrenta nuestra Fábrica de Licores, otro golpe más a las arcas departamentales. Cada vez tendremos menos recursos. Este gobierno, con su enfoque centralista, no solo busca eliminar la integración regional, sino también doblegar a los gobiernos territoriales para que se arrodillen ante su voluntad.

Pero a pesar de estos desafíos, confío en que los tolimenses y colombianos seguiremos resistiendo. Nuestra Gobernadora Adriana Magali Matiz ha demostrado una y otra vez su compromiso con el desarrollo justo y equitativo de la región. Las RAP, que surgen como instrumentos para el desarrollo local, sobrevivirán a este gobierno. La descentralización real es una necesidad prioritaria y, tarde o temprano, se impondrá sobre los intentos de perpetuar el centralismo.