Opinión
El 'embuchado' de Semana
[LetraCapital Letra="N"]o tiene justificación que el gobierno departamental y algunas empresas, hayan invertido tanta plata en una separata de la revista Semana, solo por meter un 'embuchado' del abogado Wilson Leal, desprestigiando al alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo.
'Embuchado' en el argot periodístico, son aquellas notas que se pasan o se cuelan disimuladamente entre otras, sin que el director o el jefe de redacción del medio se percaten del hecho, solo se vienen a dar cuenta cuando ya el material está publicado.
Nos asalta el temor que eso fue lo que pasó con el bodrio difamante, escrito por el citado togado, donde, además, de meterle bilis, odio, venganza, rencor, le agregó todos los ingredientes del embutido de origen español pero sin lavarle las tripas al cerdo.
Lo escrito por Leal, no guarda ninguna relación de ecuanimidad, altura, compostura, objetividad e imparcialidad que exhibieron los demás que escribieron en la separata, quienes sí se preocuparon por exaltar al departamento en sus diferentes facetas que era de lo que se trataba, según tenemos entendido. El panfleto del jurista, desentona en todo sentido con el contenido de la separata de la prestigiosa revista; pareciera que fue escrito a propósito y calculado para devolver atenciones a sus clientes.
Su contenido es politiquero, insidioso, sesgado y mal intencionado, a toda luz trata de buscar hacer daño, desprestigiar y difamar. Eso de comparar la Bogotá de Petro con la Ibagué de Jaramillo está fuera de foco en diversos aspectos. Uno de ellos, las Alianzas Público Privadas (APP), propuestas por Jaramillo para proyectos de gran calado y de desarrollo para Ibagué, cosa que le ha generado críticas en diversos sectores de la izquierda ortodoxa; también sus excelentes relaciones con el ejército para desarrollar planes viales como la pavimentación de las calles de Ibagué que ha sido todo un éxito, amén de atender también conjuntamente con las fuerzas armadas temas de desarrollo comunitario, bienestar social y seguridad, entre otros. Esto para citar solo dos casos, pero hay muchos más que hacen la diferencia entre Petro y Jaramillo en su estilo y forma de gobierno.
Sus críticos se apoyan en la gente que se trajo de Bogotá a su administración en Ibagué, pero se olvidan que Jaramillo se llevó mucha gente de esta ciudad a trabajar a Bogotá, cuando se desempeñó como secretario de Gobierno y de Salud en el gobierno de Petro; y que, los que regresaron es un número infinitamente inferior a los que se llevó y la mayoría absoluta son tolimenses.
Quizá pueden existir aún, algunas coincidencias en aspectos ideológicos y políticos, que no son la estructura fundamental sobre la que está cimentado el programa de gobierno de Jaramillo. Sin embargo, tiene una identidad similar en las metas inminentemente de tipo sociales de Petro que no se pueden negar, como tampoco se podrá negar que ese fue el principal logro del excalde bogotano, de tener a los pobres y al pueblo en su agenda gubernamental.
Y que conste que no somos petristas, ni santista y menos urirbistas.
Nos parece que si el objetivo de la separata de la revista Semana era causarle daño a la administración municipal por parte del gobierno de Óscar Barreto, el tiro le salió por la culata. El embuchado de Wilson Leal, es un ditirambo que puede satisfacer el ego de los conspiretas contra la administración local, pero le causó enorme y fatal daño al intento de recomponer la deteriorada imagen del mandatario seccional y de paso la de su primo Miguel Barreto, que se ha convertido en la obsesión de la administración departamental de sacarlo senador al precio que sea.
El embuchado, fue una bomba letal que le estalló antes de tiempo en las manos al gobernador Barreto, y a su patrocinado al congreso con los impuestos que pagamos todos los tolimenses.
Este escándalo por la separata del Tolima en la revista Semana hasta ahora se inicia, y vendrán nuevas entregas. Hay muchas historias para contar, por ejemplo el silencio cómplice guardado por Wilson Leal, por el robo de los Juegos Nacionales y otras corruptelas de administraciones anteriores; sus relaciones con el abogado Orlando Arciniegas, actualmente preso en Pereira, como cerebro del desfalco de estas justas deportivas cuando este era su compañero de oficina en el edificio Escorial…En fin, material es el que sobra para escribir, y no olvidemos la sentencia de Julio César: “La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo”.
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