Por Marco Emilio Hincapié

En Colombia, más de 351.000 hombres y mujeres dedican su vida a proteger nuestra integridad y garantizar la seguridad en espacios públicos y privados. Sin embargo, su labor ha sido históricamente invisibilizada, y sus derechos laborales a menudo pasan desapercibidos. Es imperativo implementar estrategias que dignifiquen su trabajo y aseguren el respeto por sus derechos humanos y laborales.

Los y las vigilantes, escoltas, guías caninos, operadores tecnológicos, consultores, capacitadores y supervisores, son un eslabón crucial para la seguridad de instituciones, empresas y espacios públicos. A pesar de ello, su labor suele ser percibida como periférica, lo que invisibiliza su valor esencial en el bienestar social y la tranquilidad colectiva.

De los 351.000 trabajadores del sector, cerca de 55.000 son mujeres, muchas de ellas cabezas de hogar. Además, este sector constituye una fuente de empleo fundamental para jóvenes y adultos entre los 20 y 50 años, consolidándose como un pilar económico para miles de familias en todo el país.

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Desde el Gobierno Nacional y la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, estamos enfocados en dignificar y, sobre todo, humanizar la labor de esta población trabajadora en los 32 departamentos del país. Nuestro objetivo es estrechar alianzas con empresas y gremios para establecer acciones que mejoren las condiciones laborales de los vigilantes y reconozcan su invaluable aporte a la sociedad.

Uno de los aspectos prioritarios es el desarrollo de programas de formación, capacitación y profesionalización de esta labor, que durante años ha sido subvalorada. En alianza con el Ministerio de las TIC, estamos implementando un programa de capacitación en habilidades digitales que ofrecerá más de un millón de cursos, permitiendo a los vigilantes elegir aquellos que mejor se adapten a sus intereses y necesidades. Además, lanzaremos la primera aplicación diseñada específicamente para los trabajadores del sector de vigilancia y seguridad privada en Colombia.

Por otro lado, la reforma laboral propuesta por el Gobierno del Cambio busca garantizar al personal de vigilancia beneficios como la flexibilidad en el horario laboral para cuidadores de personas en condición de discapacidad, mayor estabilidad contractual, derechos sindicales, incremento en el pago de recargos nocturnos y dominicales, entre otros. Estas medidas no solo mejorarán la calidad de vida de los vigilantes, sino que también impulsarán una industria más justa y sostenible.

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En paralelo, es fundamental avanzar en la implementación de estrategias que permitan mejorar los entornos laborales. Desde la Supervigilancia, insistiremos en el cumplimiento estricto de las normas de seguridad y salud con el apoyo del Ministerio del Trabajo, así como en la provisión de recursos mínimos necesarios, como mejores equipos de protección y sistemas de comunicación más eficientes.

La dignificación del trabajo de los vigilantes no es solo una cuestión laboral, sino también de justicia social. Todos debemos ser conscientes de que la seguridad de nuestras ciudades y comunidades depende, en gran medida, de su trabajo y dedicación. Reconozcamos su importancia y trabajemos unidos para garantizarles condiciones que les permitan vivir con dignidad. Ellos y ellas no solo protegen nuestro entorno, sino que también son el rostro de la seguridad que todos valoramos.